13.

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Dos horas después, Stiles y Lydia salían de la habitación del chico para ir a cenar.

-Voy a pasar un segundo por mi cuarto a coger una chaqueta -le dijo ella.

Se dirigieron hasta allí y Lydia entró, dejando a Stiles fuera esperándola. Al principio no se dio cuenta, pero, unos segundos más tarde, algo en la habitación le llamó la atención. Sobre la cama de Malia había una nota. Lydia la cogió y la leyó. Se quedó helada.

-¿Stiles? -lo llamó con un tono de urgencia.

En seguida, el chico entró y se puso a su lado.

-Malia se ha ido -soltó.

-¿Qué? -Stiles le arrancó la nota de las manos y con horror comprobó que Lydia tenía razón.

Stiles:
No puedo creer lo que me has hecho; dejarme por la pelirroja... Creía que lo nuestro era algo especial.
Pero sé que en el fondo me echas de menos, así que te espero a las 7pm en la cafetería donde comimos el primer día para poder arreglar lo nuestro.
Ven solo, ni se te ocurra traerla.
Te quiero,
Malia.

-Pero... -empezó él, confundido. -Si cuando lo hablamos me dijo que lo entendía y que estaba de acuerdo con la situación.

-Joder, Stiles, esto es por mi culpa -Lydia sentía cómo el corazón le iba a explotar en el pecho.

Malia era su amiga, al menos lo había sido hasta que Stiles y ella lo dejaron. Pero, por sus palabras en la nota, ahora parecía que la odiaba, y Lydia estaba aterrada solo de pensar en eso. Por nada del mundo querría que ningún amigo suyo se enfadara con ella. Porque Lydia tendría muchos defectos, pero sus amigos eran lo más importante que tenía.

Quedaba una hora para las 7 y Stiles no podía para de dar vueltas por la habitación de Lydia. Ella estaba sentada sobre la cama, con las manos en la cara para evitar mirar a Stiles, que ya la ponía nerviosa con tanto movimiento.

-Esto no es una buena idea, Lydia...

-Vamos, Stiles, ya lo hemos hablado -le dijo ella. -Tienes que aclarar las cosas con Malia. Claramente, no quedó del todo conforme cuando rompisteis.

-No sé si solo me he dado cuenta yo o qué, pero por su tono en la carta, está bastante molesta, por decirlo suavemente -se pasó las manos por el pelo. -Parece hasta... obsesiva.

Lydia se levantó y agarró al chico por los brazos, para que se quedara quieto de una vez. Le acarició la mejilla antes de hablar.

-Yo también me he dado cuenta y, créeme, me duele en el alma que todo esto haya pasado por mi culpa -Lydia bajó la cabeza y miró al suelo. -Pero las cosas no pueden quedar así.

-Eh, eh, mírame -Stiles le alzó suavemente la cabeza desde la barbilla. -Tú no tienes la culpa de nada, Lyds.

Depositó un beso corto sobre sus labios.

-Iré a hablar con ella y lo arreglaremos todo, tranquila -concluyó.

Lydia acompañó a Stiles hasta la puerta del local. No se encontraba del todo bien, todo debido a la situación en la que se encontraban. Antes de entrar por la puerta, Stiles la atrajo hacia sí para besarla y ella le cogió la cara suavemente con las manos.

-Te espero en el parque de la esquina -le dijo ella antes de que el chico entrara por la puerta.

Solo habían pasado diez minutos, pero Lydia estaba que no podía más. No paraba de mirar hacia la cafetería en busca de una señal de Stiles o Malia, algo que le indicara que ya habían acabado la conversación.

Ya eran veinte minutos y seguían sin aparecer. Empezó a imaginarse la reacción que estaría teniendo Malia, seguramente no sería nada buena si tardaban tanto. Se pasó las manos por la cara hasta el pelo y suspiró.

Cuando media hora había pasado, decidió levantarse para ir a ver qué pasaba, pero no había andado ni dos pasos cuando vio la puerta abrirse y a Stiles cruzándola. Se le dibujó una sonrisa de alivio en el rostro, pero tan pronto como había aparecido se borró cuando vio la cara de Stiles.

Estaba serio, mirando al suelo y con los labios apretados. Llevaba las manos en los bolsillos y se dirigía con paso firme hacia Lydia. En seguida llegó hasta ella.

-¿Qué ha pasado? -Lydia fue la primera en hablar.

-No tengo mucho tiempo, Lydia -dijo Stiles. -Malia acaba de ir al baño y va a salir en seguida. Ha habido un cambio de planes... no puedo cortar con ella.

No fue capaz de mirarla a los ojos cuando lo dijo, así que no vio la expresión de la chica romperse en mil pedazos.

-¿Pero qué...? -intentó decir.

-Lyds, Malia no está bien -la cogió de las manos. -Creo que va a hacerse daño si no estoy a su lado. Estoy preocupado por ella.

Lydia no sabía qué decir, se estaba empezando a agobiar.

-Lo entiendo -fue lo único que salió de su boca.

-Vuelve al hostal y cuando llegue Malia a vuestra habitación ven a verme. Tenemos que hablar.

Le apretó las manos y se alejó de ella sin añadir nada más. Lydia se quedó ahí parada unos minutos mientras sus ojos empezaban a llenarse de lágrimas. No podía creerse lo que acababa de pasar.


Can't fight this feeling || StydiaWhere stories live. Discover now