El tatuaje

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Todos estamos ya con la bebida subida, pero aún podemos correr sin problemas. Nos subimos al tren y vamos camino a la Facción. Hablamos estupideces y comentamos los retos, riendo y rememorando los diálogos. Todo ha salido de maravilla. Llegamos al complejo y Cuatro es el primero en saltar hacia la azotea del edificio. Todos lo seguimos y luego nos dirigimos a la cornisa para caer en la malla. A pesar de que tenemos alcohol en nuestras venas, no nos hemos lastimado, ni nadie se ha caído en el espacio que hay entre el edificio y las vías del tren. Cuatro, nos indica dónde se encuentra el agujero en el suelo y empezamos a saltar. La última vez que estuve parada en este lugar, aún tenía el uniforme de Verdad.

Esta vez, salta primero Uriah, quien será el encargado de ayudarnos a bajar de la malla. Lynn salta, luego va Ariana, después Drew y me animo yo. Me ha dado el mismo temor que la primera vez, y es peor ahora que está oscuro, ¿qué tal si no doy en la malla, si me he corrido y me topo con el suelo? Pero, mi pensamiento se interrumpe cuando reboto en la malla.

Me pregunto, ¿cuándo me acostumbraré a la sensación de caer y rebotar en la malla cuando menos me lo espero? Uriah me ayuda a bajar de la malla y me encamina por la plataforma, tomándome la mano para evitar que caiga.

- Gracias por aceptar ser mi reto. – me dice.

- Oh, descuida. Ha sido un honor. – lo abrazo y él me corresponde.

- Adelante. – me indica después, donde están los demás. Ariana pone su brazo sobre mis hombros.

- Te odio. - me dice, casi ebria.

- ¿Y, crees que yo a ti no?

- ¡Me hiciste besar a Cuatro!

- ¡Oh, qué tortura! - comento, sarcásticamente. - Deberías agradecerme, les hice un favor. de lo contrario, ninguno de ustedes se hubiera animado a hablarle al otro. En cambio ahora, ambos tienen las puertas abiertas.

- Igual que tú con Uriah. – me guiña el ojo.

- Oh, no... tranquila, ¿eh? No es lo mismo.

- ¡Pero no me negarás que fue un buen beso!

- Eso no te lo negaré.

- ¡Con Tori! – grita Lynn y la seguimos. Subimos al tercer nivel del Pozo. Tori está cerrando.

- Oigan, ¿qué les pasa? – pregunta, somnolienta.

- Necesitamos que tatúes al chico. – le explica Lynn, señalando a Peter, quien se encuentra a su lado.

- ¿Te arriesgas? Estoy cansada y casi durmiéndome.

- Claro. – sonríe, Peter. - ¿Por qué no?

- Estás bajo aviso. Entra. – Pero, no solo Peter es el que entra, si no somos la mayoría. Peter se sienta en la silla. - ¿Qué quieres tatuarte? – le pregunta, mientras prepara todo.

- Debo tatuarme un nombre.

- ¿Qué nombre será?

- Ven. – Peter le murmura al oído.

- Bien, ¿dónde lo quieres?

- Aquí. – señala su antebrazo.

- Perfecto. Oye, ¿podrías darme un poco de eso? – le pregunta a Lynn, quien tiene la botella.

- Claro. – ella se la da. Tori bebe algunos sorbos, como si fuera jugo de naranja. – Mucho mejor. – dice, parpadeando y limpia el brazo de Peter.

Una historia DivergenteWhere stories live. Discover now