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Miércoles. Mismo día. Las clases de preparatoria habían terminado a la 1 de la tarde, pero ella ahora se encontraba en sus clases de ballet en el edificio 'Green' ubicado en Brooklyn, cerca de Manhattan. Llevaba casi dos años estudiando ahí, su gran sueño siempre había sido ser modelo. Realmente tenía el porte para serlo, por esa razón sus padres la apoyaban al máximo.

Eran exactamente las 3:01 pm.

—Bien chicas, pueden salir a comer. Recuerden volver a las 3:30. —Avisó la maestra Kath. Todas asintieron. Rosalyn salió del salón y caminó hasta las puertas del edificio. Antes de salir, alguien la detuvo.

—Rosy, espera. —Habló detrás de ella una voz femenina. Se giró.

—Ah, ¿Qué pasa Brenda? —Preguntó, sonriente.

—¿A dónde vas? ¿No comerás adentro? —Preguntó, algo confundida.

—Iré a la plaza que está a dos cuadras, tengo ganas de comida rápida. —Respondió, con una bonita sonrisa de maldad en su rostro. Brenda rió.

—Bien, no le diré a la maestra de tu aventura con la pizza o lo que sea que comerás. —Le guiñó el ojo. —Entonces, no llegues tarde, ¿Eh? —Advirtió. Rosalyn asintió.

—Lo sé, adiós.

Se dio de nuevo la vuelta. Empujó las puertas giratorias y salió. El aire estaba muy fuerte a esa hora del día, le voló el cabello ligeramente. Una corriente de frío le recorrió el cuerpo. Sujetó bien su bolso a su hombro y se cruzó de brazos. Empezó a caminar en dirección a la plaza. No había nada de gente en la banqueta, lo cual no era extraño, nunca había nadie caminando por esa calle. Era un edificio muy privado realmente. Estudiaban ahí solo personas de la clase alta, por así decirlo.

Un taxi pasó repentinamente, y alguno que otro automóvil. Siguió caminando aprisa, por que en realidad hacía frío. El atuendo no le favorecía mucho, llevaba puesto un short de mezclilla con mallas negras debajo. Unas botas cafés de invierno y en la parte de arriba, una blusa café y una chaqueta de mezclilla. Caminó más rápido. Aún faltaba una cuadra. Una camioneta negra de cabina en la parte de atrás, con vidrios polarizados, pasó junto a ella, la cual ignoró.

—¿Rosalyn Mester? —Habló una voz masculina detrás de ella. Se detuvo a mitad de la banqueta. Giró lentamente su cuerpo, encontrándose con un chico joven, quizá de su edad. No pudo verle el rostro con claridad, pues tenía una capucha negra que lo cubría. Solo pudo notar, por lo poco que veía, que era blanco, y su mandíbula estaba apretada.

—Si... ¿Te conozco? —Preguntó, algo incómoda. El chico dio pasos veloces hacia ella.

—Pronto lo harás.

Dicho esto, aquél hombre sacó una jeringa de su bolsillo. Actuó tan rápido, que ella no pudo efectuar movimiento alguno. En cuestión de segundos, le inyectó la jeringa en el brazo. De manera instantánea, Rosalyn se desvaneció en sus brazos. Él la sujetó con fuerza, la cargó en sus brazos y la subió a la cabina del automóvil.

—Arranca Chris. —Pidió. El conductor asintió y pisó el acelerador con fuerza tremenda.

—Buen trabajo, Justin. —Felicitó el copiloto. Justin se quitó la capucha y soltó un suspiro.

—Lo de siempre, Ethan. —Respondió.

—¿Está bien dormida? —Preguntó Ryan. Justin volteó a verla. Sus ojos estaban bien cerrados y se percató de lo bonita que era. ¿Bonita? En realidad, le pareció hermosa.
Se tomó pocos segundos para observarla. Ya la había visto en fotos, pero en persona, en sus brazos... oh, esto era... extraño. Había sujetado a cientos de chicas de esa forma, todas iguales y hacia el mismo destino. Pero ella... ¿Qué demonios era esa chica? ¿Un ángel?
Su pecho subía y bajaba lentamente. Entonces, observó sus facciones. Ella era de tez blanca, muy blanca. Castaña obscura. Sus labios eran rosados, un poco carnosos, no exagerados. Su cabello era ondulado, con algunas capas. Castaño obscuro. Una parte de su fleco caía sobre su rostro. Tuvo unas enormes ganas de apartárselo, para verla mejor, pero no lo hizo. También se tomó tiempo para observar lo que llevaba puesto...

Detrás de los Mester. 1temWhere stories live. Discover now