CUARENTA Y OCHO

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De repente la música disminuye de volumen y se oyen unos toquecitos a través de los altavoces.

-¿Hola? ¿Se me oye? -habla Isaac al micrófono subiendo al escenario. Todos le aplauden, silban y algunos se atreven a gritarle "guapo" y otro tipo de cumplidos con intención burlona-. A ver, por favor, se requiere la presencia de la cumpleañera en el escenario por votación popular.

-Pero... ¿qué? -Andrea se queda mirándolo y toda la atención se centra en ella. Le hace gestos con la cabeza al rubito de que no quiere subir, pero él insiste. ¿Qué le pasa? ¿Cuánto ha bebido? En él es difícil saberlo, su cara está ligeramente sonrojada siempre.

Chicos y chicas gritan su nombre, animándola.

-El público te reclama. Dedícales unas palabras.

Sin más remedio, sube al escenario fulminando a Isaac con la mirada, pero al chico no le intimida, al contrario, le parece divertido y se coloca a un lado, dejándola sola ante el peligro. Da un largo suspiro y mira las caras expectantes de sus amigos.

-Gracias por haber venido -su voz suena en todo el salón-. Esas son todas mis palabras. -Hace ademán de devolverle el micro al chico.

-Oh, no. No es suficiente. Haz un discurso emotivo por el día de tu cumpleaños.

-Isaac... -murmura entre dientes-. Ya puedes vigilar tus espaldas a partir de ahora.

Él la ignora mostrando su sonrisa metálica.

-Bueno... -Hace tiempo para pensar en lo que dirá de forma improvisada-. Como dije antes, gracias por estar aquí, porque, a pesar de que yo he organizado la fiesta, me habéis dado una sorpresa. Gracias por todos los regalos que, insisto, no eran necesarios... Aún no he abierto ninguno porque lo verdaderamente importante ahora es la fiesta, la compañía, vosotros en mis diecisiete. -Hace una pausa buscando a Laia entre el público y la ubica fácilmente, junto a Ari-. Quiero agradecer, esta vez delante de todos, a mi mejor amiga que me ha amargado la tarde, junto con mi madre, pero que realmente ha sido parte del plan. La decoración, el sonido, la tarta... todo gracias a ella. Que sepas que después de tantos años, sigo diciendo que no me equivoqué eligiéndote como amiga. Gracias por aguantar todos mis problemas, por escucharme cuando yo misma me canso de oirme.

La chica desde el público sonríe con la lágrima en el ojo. Últimamente se ha vuelto una llorona, y no está acostumbrada a palabras de ese tipo por su parte.

-Espero que lo paseis bien el resto de la noche. Y dejadme los tickets de compra para posibles cambios o devoluciones -añade para dejar de lado tanta sensibilidad, consiguiendo risas entre ellos.

-¡Que cante, que cante! -exclaman algunos de los invitados.

-Oh, no... ¡Ni de coña! Ahora os toca a todos un discurso, listos.

Parece que aceptan el reto con diversión y chicos y chicas comienzan a coger el micrófono para decir unas palabras dirigidas a Andrea, entre bromas y bromas.

-...tiene un carácter que da miedo, y dice más palabrotas que un camionero... -Louis habla delante de todos-. Que sepáis que no es rubia natural, el fucsia tampoco es suyo, y lleva lentillas de color. -Hasta ella suelta una carcajada-. Es broma, sí que le crece el pelo de color rosa.

Louis termina su discurso porque Isaac, que se ha autodenominado el presentador, lo echa del escenario por hacerse el gracioso.

-Ariana -la voz del rubio pronuncia su nombre y se sobresalta al escucharlo-. Tu turno. Anímate.

Se queda paralizada, sintiendo las miradas sobre ella. No puede subir al escenario, es incapaz. Intenta negarse pero le aplauden y Laia se ofrece a hacerle compañía. Accede más calmada y evita mirar en exceso a Isaac que le deja el micrófono.

¿Y si te digo que te quiero? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora