VEINTIOCHO

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Se quita los tacones, notando un alivio inmediato, y los deja en el suelo, junto al pequeño sofá. Se deja caer en el respaldo y se limpia una lágrima. Ahora está llorando... Sus dedos se quedan negros por el rímel. Tiene ganas de quitarse el vestido, le pica. Es incómodo. Pero no tiene fuerzas para levantarse. Sorbe por la nariz evitando hacer ruido. Tendrá que disculparse con él en cuanto vuelva a verlo. Se siente fatal. ¿Qué va a pensar de ella? ¡Qué vergüenza!
Cierra los ojos, con fuerza, y apoya la cabeza en el sofá. Coge aire otra vez más y lo suelta despacio.

-¿Ari?

Sus ojos llorosos se abren encontrándose con su hermana junto a ella.

-Eider, ¿qué haces despierta? -le pregunta susurrando y pasándose las manos por los ojos. No puede verla llorando.

-Tenía calor... -contesta la niña dando un bostezo. Se acerca y se sienta junto a ella.

-Son las tres de la mañana, Eider, vuelve a dormir.

-¿Qué haces aquí? -pregunta ignorando sus palabras. Parpadea varias veces luchando contra el sueño que cierra sus párpados. Le mira los ojos. Están llenos de maquillaje oscuro corrido. Luego mira su vestido dorado y, finalmente, pone cara de sorpresa al darse cuenta de su pelo.

-Eso no importa. No le digas nada a papá, ¿de acuerdo?

-Vale... -Ella asiente, sin dejar de mirar su pelo-. Estás muy guapa.

Ari le sonríe, aunque su sonrisa es débil, como su estado. No se encuentra nada bien, y no solo por el alcohol que ha bebido.

-¿Estabas llorando? ¿Qué te ha pasado?

La niña está asombrada. Su hermana está muy diferente, pero también está triste, y tiene los ojos llenos de lágrimas. No recuerda haberla visto llorar en sus ocho años de vida.

-No me ha pasado nada, tranquila. -Se limpia las gotitas que vuelven a salir y suspira. Eso le pasa por interesarse por un chico que nunca se fijaría en alguien como ella.

De repente, su hermana se acerca a ella, le pasa las manos por su pelo liso, admirándolo, y luego la abraza. Ariana se sorprende. Su hermana nunca ha sido demasiado cariñosa con ella, es más, casi siempre están discutiendo.

-No llores, Ari.

Ella también rodea su pequeño cuerpo. No sabe qué le ha dado a Eider con tanto cariño. Tal vez sea el sueño. O algo que ha cenado. Igualmente, aprovecha el momento entre ambas. La coge en brazos haciendo un poco de esfuerzo y la lleva a su habitación.

***

Se ha quedado pasmado, con los ojos muy abiertos y aguantando la respiración por varios segundos. El sonido de sus tacones se perdió entre la oscuridad y el golpe de la puerta al cerrarse le hizo coger aire de nuevo. ¿Qué se supone que acaba de pasar? Poco ha faltado para que le metiera la lengua hasta la garganta. Pero... ¿qué? ¿Por qué lo ha besado? Él le ha seguido el beso gratamente, es cierto, pero fue ella la que se abalanzó sobre él.
Isaac sigue petrificado en la puerta de la casa de Ari. Se le pasa por la cabeza tocar y pedirle explicaciones. Pero... No, no hará eso. Quizá solo ha sido una tontería, un impulso provocado por el alcohol. Sí, seguro es eso.

Echa a andar, despacio, pensativo, confuso. No va a negar que le ha gustado el beso, pero es que se trata de Ariana. A él le atrae Andrea, lo tiene claro. No le gusta, ni siente nada serio por ella, solo atracción. Pero... ¿y por Ari qué siente? Y ¿qué es lo que siente ella? A lo mejor se sonroja siempre cuando habla con él porque le gusta. ¿Le gusta a Ariana?
Para. Para de darle más vueltas. Se está preocupando demasiado. Ya aclarará las cosas con ella.

¿Y si te digo que te quiero? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora