VEINTINUEVE

2.1K 193 88
                                    

Qué bien ha empezado el día. Es la bronca más fuerte que se ha llevado en su vida. Ahora mismo le da las gracias a Sam por haber llegado para aclarar las cosas. Lo cierto es que la excusa fue bastante absurda, pero es su hermano, nada de lo que hace suele tener sentido. Definitivamente, no mencionará el hecho de que ha comenzado a salir con un chico. No quiere ni imaginar cómo se pondría.
Suspira en medio del inmenso salón solitario. Aún tiembla, tiene sueño, le duele la cabeza y siente debilidad en todo el cuerpo. Será mejor que se tome algo. Una bebida fría y con azúcar estaría bien.

En la cocina, Vicky descansa en la barra de desayuno tomándose un café con leche. Laia la pilla con una mano en la frente, pensativa.

-Buenos días -le dice la chica al verla. La mujer levanta la cabeza un tanto nerviosa y le devuelve los buenos días.

Se acerca al frigorífico y saca una de las muchas latas de Coca-Cola que su hermano guarda en el último cajón. Bebe directamente de ella, sin molestarse en coger un vaso, y se sienta al lado de Vicky. Ella le sonríe, con sus labios carnosos y rosados, y da otro sorbo al café. Laia la mira por un instante. Sus ojos son preciosos, enormes y de color azul intenso. Es como si mirara los ojos de Louis.

-Ese suele ser el desayuno de tu hermano -apunta la mujer con un gesto de desaprobación. Laia sonríe.

-Prometo que solo será esta vez. Hoy tengo flojera.

-Normal. He escuchado los gritos.

-Ah. -Laia asiente sin saber qué responder a eso. Debió suponerlo. Lo extraño sería que no los hubiese oído teniendo en cuenta cómo se puso su padre.

Bebe de su lata y empieza a dar golpecitos con los dedos sobre el mármol.

-Fue culpa mía. Yo le dije que estabas arriba.

-No te preocupes. Me habría descubierto de todas formas.

Ambas vuelven a quedar en silencio. Laia reproduce en su mente los gritos de su padre, mientras que Victoria no para de darle vueltas al tema, tentada de preguntarle por la noche anterior, pero se contiene. No es nadie para meterse en sus asuntos. Sin embargo, Louis es su hijo, y ahí sí que tiene todo el derecho de preguntar.

***

Durante el almuerzo, Jeremy se mostró mucho más sosegado, aunque todavía su cara reflejaba el enfado con su hija. Ella no hizo ningún comentario de ningún tipo, solo se mantuvo en silencio evitando otra posible conversación relacionada con lo ocurrido. Y, su madre, para variar, había salido desde media mañana y no se presentó a la comida.

Tenía que hacer el trabajo de francés para luego quedar con Dustin. Louis llegaría en cualquier momento, y el tema de Dustin... está por verse. Se niega a decirle otra mentira a su padre, porque una bronca más como aquella, y acabaría con ella, literalmente. Pero tiene que intentarlo, quiere saber adónde la llevará, y quiere verlo.

-Papá -lo llama cuando acaba de hablar con Vicky en la puerta de la cocina-. ¿Puedo ir esta tarde...?

-Tú hoy no sales de aquí.

Y se marcha, dejándola a media frase.

-Genial...

No puede creerse que tenga que cancelarlo, o al menos aplazarlo. Ha dicho claramente "hoy", nada de mañana. Tendrá que mandarle un mensaje disculpándose por ello. ¿Qué le dirá? ¿Que no puede ir porque su padre la ha castigado? Qué absurdo. No puede decirle eso, está hablando con un universitario y no quiere que la tome por una cría que es castigada aún por sus padres. Sube a su habitación mientras piensa en la excusa que puede darle.

¿Y si te digo que te quiero? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora