Capítulo 9. Algo fuera de lo común

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Logré dormir a KyungSoo sin mucho preámbulo, pues era hora de su siesta y conciliar el sueño no le fue difícil. Había decidido que como Kris no estaba, tendría que organizarme con los niños, así que lo siguiente esta tarde sería cerciorarme de que todos hicieran su tarea. Según Lay, todos acostumbraban a hacer sus deberes en sus habitaciones, pero decidí implantar un nuevo método más dinámico. Todos nos reuniríamos en la mesa del comedor y nos dedicaríamos a estudiar por al menos dos horas al día.

"¡DICTADURA! ESTO SE HA CONVERTIDO EN UNA DICTADURA" Se había quejado Tao histérico, casi llorando porque hacía unos minutos se había ido Kris y ya estaban siendo sometidos como esclavos.

— ¡No es una dictadura! Trato de que se integren como hermanos.

Los niños me observaban atentos sentados en la mesa del comedor con sus libros, cuadernos, lápices y crayones en mano. El mayor no dejaba de fulminarme con la mirada pero decidí no dejarme vencer por esa inútil expresión y continuar con mis ideas.

— A veces es menos tedioso hacer los deberes cuando estás acompañado —los más pequeños se mostraron interesados ante mis palabras, y Tao chasqueó la lengua desviando la mirada—. Los demás pueden ayudarte si tienes una duda, e incluso pueden conversar entre ustedes para liberar la tensión y el estrés mientras resuelven sus actividades.

Hubo un pequeño silencio en el cual todos me observaban como si fuese un completo extraño. Yo suspiré y dije mis últimas palabras.

— Intentémoslo una vez. Si no les agrada, entonces para la próxima cada uno puede estudiar por su cuenta.

— Cómo sea, yo me largo.

Se colocó de pie el gruñón de la casa y con serenidad se fue caminando rumbo a las escaleras.

— Pues, no parece una mala idea.

Para mi sorpresa fue la apacible voz de Lay la que opinó al respecto. Aquello me sacó una sonrisa, pues me era gratificante saber que el chico estaba dispuesto a abrirse a sus hermanos y dejar a un lado la soledad. Nuestra plática tal vez había servido de algo.

— Creo que es una buena idea —secundó Suho—. Luhan a veces no hace sus tareas porque se entretiene jugando.

— ¡No es cierto! Yo hago mi tarea.

Infló sus mejillas el aludido mientras miraba de mala manera a Suho, el cual se encogió de hombros. El pequeño abrazó el libro de actividades contra su pecho.

— ¡No, no las haces! ¡Mentiroso! —Se burló Xiumin mientras intentaba ser detenido por su hermano gemelo.

— ¡Claro que si! ¡Yo hago mis tareas! ¡TONTO!

— ¡Luhan! ¡Xiumin! — Coloqué mi expresión más severa, mirando a ambos en señal de desaprobación mientras me cruzaba de brazos. Tenía que apresurarme a detenerlos antes de que llegase a más.

— ¡Él dice mentiras! —Lo señaló Luhan acusadoramente mientras abultada inconscientemente su labio inferior.

— El mentiroso es otro.

Luhan le sacó la lengua y Xiumin muy infantil hizo lo mismo.

-— Será mejor que comiences a hacer tu tarea, o ChanYeol Hyung no va a jugar contigo.

Musitó Suho lo suficientemente audible como para que yo escuchara, y le agradecí enormemente el tener esa magnífica idea. Xiumin me miró asombrado, y tras un asentimiento de mi parte para afirmar las palabras del otro niño, el de ojos gatunos inmediatamente abrió su libro de texto.

Todos comenzaron a trabajar en lo suyo y yo me acerqué a Luhan, pues se le veía cabizbajo y pensativo. Me incliné hacia él e intente tomar prestado el libro que abrazaba.

El niñero de los Byun [Hiatus]Where stories live. Discover now