Con la respiración acelerada llevó sus manos a su cabeza haciendo todo su cabello hacia atrás para despejar su rostro y que este se enfriara por el aire, se sentía que estaba a punto de arder y no sabía cuál era la causa exacta, enojo, rabia… amor.

Se recargó en el auto de Matt y se dejó caer de sentón al suelo y acomodó sus brazos sobre sus rodillas en donde se permitió esconder su rostro, respiró profundo para aclarar su mente.

¡Rayos! Aun lo seguía queriendo.

* * *

—Me quieres decir porque traes una cara del asco —dijo Micah viendo el reflejo de su amiga en el baño.

—Gracias, me haces sentir mejor, como no tienes idea —contestó Jeanne sarcástica pero al verse en el espejo se dio cuenta de que su amiga no mentía, se veía del asco.

—Ya, es que te ves como si un bombón hubiera succionado toda tu belleza y te hubiera dejado en la…

—Tienes hambre ¿verdad? —le preguntó la castaña interrumpiéndola.

—Muero de hambre, vamos a la cafetería antes de que inicie el segundo periodo ¿sí? —hizo ojitos de cachorrito hambriento y aunque Jeanne no se sentía con el mejor humor acompañó a su amiga.

Micah arrastraba a su amiga de la mano por la cafetería viendo en cada local de comida algo que pudiera comer rápido, se detuvo frente a la pastelería y mientras esperaba por una rebanada de pastel de chocolate cubierta con más chocolate alguien cubrió los ojos de Jeanne.

Su novio.

Kris.

—Buen día mi hermosa Musa —le susurró al oído.

Jeanne no pudo evitar sonreír al escuchar su voz tan cerca de ella, esa voz que tanto le gustaba. Se giró con una sonrisa en el rostro pero al verlo a los ojos le vino el recuerdo de aquel beso que había compartido con Matt un par de horas antes y su sonrisa desapareció.

—¿Te sientes bien, linda? Luces pálida, amor —dijo Kris preocupado de que su novia estuviera lastimada.

—S… sí —dijo en un susurro—. Eso creo.

—¿Cómo que eso crees? —acunó su rostro tiernamente para examinar sus pupilas, sus ojos estaban rojos, como si hubiera llorado. Su mandíbula se tensó instantáneamente ¿Y sí ese tipo le hizo algo?—. Amor, ¿Segura que te sientes bien?

¿Le debía decir? Que había besado a otro chico. Negó con la cabeza. Sí, se lo iba a decir, simplemente no podía guardarle un secreto a su novio, porque lo quería, demasiado.

—Estoy bien, Kris —le obsequió una linda sonrisa que desarmó completamente a Kris atrayéndola hacia él para besarla.

La besó dulcemente como ella nunca se imaginó que un chico con su apariencia lo hiciera.

Kris no era un chico de apariencia normal, aunque probablemente en invierno sí lo era ya que sus brazos eran cubiertos por esos suéteres que usaba pero, debajo de esa tela, aparte de esconderse unos grandes y bien formados brazos, se escondían tatuajes que narraban un pasado trágico en la vida de un hombre dulce como él.

Su cabello era negro pero no muy largo, apenas sí se podía agarrar al enterrar los dedos en él, su rostro era firme y lucía un poco mayor, tal vez porque lo era, tenía 25 años, era alto, cerca del 1.90 y definitivamente tenía un cuerpo musculoso muestra de que lo había trabajado en el pasado. Pero lo más maravilloso de ese hombre era su hermoso corazón, tan amable y cariñoso. Eso era lo que la familia de Jeanne no entendía, sólo veían a Kris de manera superficial. Era una lástima.

Terminaron su beso gracias a que la tos falsa de Micah los interrumpió.

—Apiádense de las chicas solteras que no tenemos ni una mosca detrás de nosotras aunque carguemos con una rebanada de pastel —dijo la amiga de Jeanne provocándoles una risa a ambos.

—Buenos días, May’ —la saludó Kris y ella sonrió.

—Buenos días, Krisito —le devolvió el saludo, sonriente—. ¿Quieren pastel?

—No gracias —contestó Jeanne tomando la mano de su novio—. Vamos que se nos hace tarde.

Micah asintió y se adelantó para no ir detrás de la parejita viendo como se repartían miradas y besos.

La castaña dio un paso al frente pero Kris la detuvo para volver a besarla en los labios, después en los ojos y en la frente, le regaló una sonrisa y ambos se pusieron en marcha hacia sus clases.

Pasaron por una mesa sonriéndose y Ely los siguió con la mirada, en su rostro había tristeza.

¿Jugamos a casarnos? (JASN Libro #2)Where stories live. Discover now