-Perdón si he estropeado el entrenamiento, no volverá a pasar –dijo con un tono mucho más animado y una sonrisa, falsa y forzada, en su rostro. Acompañada de unos ojos, hinchados y rojos, que luchaban por no desprender más lágrimas –se acercó al grupo y le hizo una reverencia al entrenador.

-Que no vuelva a pasar –le ordenó Ukai.

-Sí, señooor –se colocó una mano delante de la cabeza en modo de saludo militar. A continuación, se dirigió hacia donde estaban Kageyama, y un poco más allá, Noya y Tanaka siguiendo con su conversación

Noya y Tanaka se dieron cuenta de su presencia y fueron a abrazarlo y a lanzarlo por los aires. Gritando cosas que solo ellos podían entender.

-Hinata tienes que ser fuerte, amores no correspondidos hay en todas partes –dijo Nishinoya, señalándose a sí mismo y a su amigo –solamente tienes que intentar no tocarte pensando en esa persona por las noches.

El rostro de Hinata se volvió completamente rojo y sus movimientos empezaron a ser algo torpes.

-¿P-por qué debería hacer eso? –Preguntó agitado el pelirrojo con el rostro aun en llamas -¡Además, no me gusta nadie!

Sugawara que se encontraba hablando con el resto de chicos de tercero se acercó a Kageyama, quién intentaba no prestar atención a aquella conversación.

-Se está poniendo interesante, será mejor que escuches –le dijo el chico de tercero al moreno, mientras le guiñaba un ojo y se apoyaba en la pared más cercana para seguir viendo a los tres chicos hablar.

Kageyama arqueó una ceja y miró hacia aquel lugar. En realidad tenía curiosidad, pero su personalidad le impedía ser sincero consigo mismo.

-No hace falta que lo ocultes Hinata, estamos entre hombres –afirmó Tanaka –Estoy seguro de que debajo de esa cara de angelito hay un pervertido –lo rodeó con un brazo.

La cabeza de Hinata explotó de la vergüenza ante esa deducción, no quería seguir en esa conversación. Nunca había estado tan avergonzado por culpa de una simple charla entre compañeros de equipo.

-K-Kageyamaaa... socorrooo –le rogó Hinata a duras penas, estirando su brazo para hacer aquello más melodramático.

Kageyama miró a Suga para buscar ayuda, pero el albino miraba hacia otro lado. Haciendo como si nunca hubiera oído esa conversación. El moreno volvió a dirigir su mirada hacia Hinata. Chasqueando la lengua, le agarró de la mano y lo acercó a su cuerpo sin soltarle la mano. Después, con algo de valentía, se encaró a sus senpai.

-Es mejor que le dejéis –con su mano libre agarró por la cabeza al pelirrojo –o acabará llorando.

Noya y Tanaka los miraron con unas sonrisas de satisfacción en su rostro y se fueron a armar jaleo al otro lado del gimnasio.

-Que senpais más geniales somos –le dijo el líbero a su amigo mientras estallaban en risas.

-E-estooo... Kageyama-san –le llamó la atención el central.

-¿Um? –le miró desde arriba con una mirada inexpresiva.

-¿Puedes soltarme ya? Es algo embarazoso... -replicó.

El colocador le hizo caso y lo soltó de forma brusca. Buscando un balón, para así evitar mirarle a la cara. Hinata, por otro lado, intentaba asimilar todo lo ocurrido.

-Son tan inocentes... -susurró Suga para sí mismo, con una risilla de por medio, al ver las reacciones de ambos muchachos de primero.

Después de todo aquello, el entrenamiento se reanudo y terminó sin ningún inconveniente más.

DesmoronamientoWhere stories live. Discover now