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Último día de clases antes de nuestras vacaciones navideñas. Viernes por la noche. Gran partido de fútbol americano.

Había sido invitada por tres personas a este partido; Jimin, Sun Hee y Jung Kook. Generalmente, no asistía a ningún tipo de reunión que implicara balones y montones de gente gritando y lanzando sus bebidas al aire, pero este era uno de los partidos más importantes de nuestra escuela, y me sentía comprometida a asistir. Jung Kook y Jimin formaban parte del equipo y esta noche estarían dando lo mejor de sí para obtener la gran victoria. Sun Hee estaría apoyándolos con el equipo de animadoras y estaba realmente emocionada, ya que realizaría una extraña pirueta en la que había estado trabajando por meses. Tenía que ir a apoyarlos; no había de otra.

Llegué media hora antes de que empezara el partido. Jimin me había dicho que quería verme y enseñarme lo guapo que lucía en su uniforme. TJ me había traído, recordándome que podía llamarlo en cualquier momento, en caso de que me aburriera en los primeros quince minutos de juego.

Lentamente, fui acercándome hasta las gradas, viendo al equipo de animadoras empezar a prepararse para practicar. Ambos equipos de fútbol se encontraban repasando algunas estrategias con sus respectivos entrenadores. No pude evitar buscar a Jimin entre el montón de chicos con cascos enormes que ocupaban el campo. Después de unos minutos, mi vista se posó en un muy guapo castaño que hablaba seriamente con un alterado Jung Kook. Pude notar, desde donde estaba, que ambos estaban muy concentrados en su conversación. La frente de Jung Kook brillaba con su sudor; era la primera vez que veía al chico tan nervioso.

El equipo se dispersó, y cada chico tomó un camino diferente. Aún faltaba bastante para que empezara el partido, y todos debían estar lo más concentrados y calmados que pudieran. Jimin y Jung Kook empezaron a caminar en mi dirección. Jimin me vio de inmediato y me dedicó una gran sonrisa. Jung Kook solo asintió suavemente, dándome una sonrisa ladeada. Poco a poco, fui acercándome hasta llegar a sus respectivos asientos. Se suponía que no debería estar en el campo, pero no había nadie a la vista que pudiera sacarme de allí.

—Hola chicos —los saludé amablemente.

—Hola, nena. Gracias por venir —me saludó Jimin, dándome un suave abrazo y depositando un tierno beso en mi cabello. Me sonrojé un poco ante su manera de tratarme. Aún era extraño recibir afecto por parte de Jimin en público; especialmente, frente al resto de los chicos más populares de la escuela. Nuestros besos iban desde un tierno pico en la mejilla hasta un leve roce en la comisura de los labios. No nos sentíamos capaces de besarnos profundamente frente a los demás; al menos, yo no lo hacía.

Observé de nuevo a Jung Kook. Esta vez, se encontraba sentado con los codos apoyados sobre sus rodillas. Sus ojos estaban cerrados y estaba respirando lenta y profundamente, tratando de calmarse.

—¿Qué le ocurre? —le pregunté a Jimin en un susurro. Este lo miró una vez más.

—Está algo presionado. Este es nuestro juego más importante antes de la temporada de primavera, y varios representantes vendrán a evaluar nuestro desempeño. Jung Kook es uno de los mejores receptores de toda Corea y, digamos que está muriéndose de los nervios por meter la pata.

—No me estás ayudando —susurró Jung Kook, aún con sus ojos cerrados.

—Si sirve de algo, creo que eres genial, Jung Kook —empecé a decir—. Te he visto en estos últimos días y me he dado cuenta de que trabajas realmente duro; sin mencionar que eres realmente talentoso para el fútbol. Créeme, si esta es tu verdadera pasión, sé que darás lo mejor de ti y que todo saldrá bien. Sabes lo que haces y eres bueno en ello. ¿Qué mejor que eso? —Traté de animarlo. Jung Kook me miró por unos segundos y me sonrió tiernamente.

Esa mirada © ➳ Park Jimin || Esa mirada #1Where stories live. Discover now