Capítulo 4.- Visitas

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El sábado llegó sin ningún contratiempo. La madre avisa a los niños que su padre vendrá a verlos. Enrique llega para el almuerzo. Ve a Lorena más calmada y decide hablar con ella.

Lo más conveniente es que los niños sepan que nos vamos  a divorciar.
Ok, adelante. Pero se los dirás tú, yo no.
Esta bien

Los niños bajan listos para almorzar, saludan a su padre. Se sientan a la mesa, sirven la comida.

Cómo están en la escuela? 

 Bien papá, saqué veinte en mi examen de matemática.

 ¡Que bien Alberto!

He mejorado en ballet, y voy a ser la bailarina principal.

Te felicito hija.

Tengo un partido el próximo sábado en el club, ¿Irás papá?

Sí, claro Antonio.

  Yo bueno... No me he metido en problemas en el colegio en esta semana. 

  Es una buena noticia Francisco.

  Gracias papá, suelta el muchacho con un risa burlona.

  ¿Y tú Gonzalo? Nada que decir.

Su madre interrumpe su conversación.
Gonzalo solo ha estado preguntando por su papá,  ¿donde ha estado todo este tiempo?

El Niño se queda mirando fijo a su padre, sin decir palabra. Luego le pregunta:

¿Acabaste el trabajo, ya vas a regresar a casa?
Ehh, qué cosa le dijiste a los niños, Lorena.
Niños, ustedes ya están grandes. Deben saber que nos vamos a divorciar. Voy a...

Gonzalo sale abruptamente de la sala y sube corriendo a su cuarto.

Permiso, voy a hablar con Gonzalo.


Los demás niños permanecen sentados. La madre se levanta y sale de la casa manejando su coche.

Te lo dije Anto, papá ya no regresaba.

Sí, pero ahora cuando lo vamos a ver dice la niña, mientras se pone a llorar.

Tranquila hermana todo va a salir bien dice Francisco.

  Porque tienes que ser tan brusco Alberto.

  ¿Qué querías que hiciera, que le mintiera? Era cuestión de tiempo que nuestros padres se separen, el único que no se había dado cuenta es Gonzalo. 

  Ya ya, no llores Anto. Yo nunca voy a separarme de ti.

  Gracias Antonio replica la niña.

La niña abraza al niño y sonríe, los niños cuchicheando piensan con quien de sus padres se quedaran.

Eso es obvio -dice Francisco. Con mamá por supuesto.

Seguro que sí, pero si pudiera escoger seria con papá dijo Alberto.

Nosotros también elegimos a papá dijeron los mellizos.

El padre encuentra a Gonzalo llorando.

Calmante hijo
 ¡No! ¡Vete, vete!

El niño comienza a patear, descontrolado, el padre lo sostiene.

Se que eres pequeño, que quizás no entiendes lo que está pasando. Pero es por tu bien, Gonzalo.
¡No, no!
Mamá y papá pelean mucho, no es bueno que ustedes vean eso. Por eso nos separamos. Ven aquí

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