Espero hasta que salgamos para preguntar cómo está su mamá.

—Lo están resolviendo—dice.

—Oh, eso es bueno.

—No sé.

Caminamos con calma hasta la parada del autobús. Quiero asegurarme de que esté bien, pero no quiero presionarlo.

—No quiero que mis padres se separen, pero tampoco quiero que mi madre perdone a mi padre por engañarlo. ¿Es raro?

—No, no es raro. Me sentiría igual.

—¿Qué harías?

—Le patearía el trasero a mi papá.

Beom se ríe—Sí pero esa no es una opción para mí..

—Tampoco lo es para mí, pero me gustaría.

Nos detenemos en la parada de autobús, el sol apenas comienza a ponerse.

—Odio a los infieles.—digo.

Beom me mira.

—¿Cuántas novias has tenido?

—Unas pocas, no muchas y no por mucho tiempo..

—¿Por qué no?—mira sus zapatos—No tienes que responder eso si no quieres..

—No, no pasa nada. No sé por qué. Lo he intentado, pero supongo que las chicas solo ven al jugador de hockey. Y luego se dan cuenta de que no voy a ser profesional, o les gustan más mis compañeros. No tengo mucho más que ofrecer.

—Eso no es cierto.

No sé qué decir.

—Yeon... sobre lo que dije en casa, sobre no querer ser virgen a los 21 años..

Se me seca la garganta y no puedo mirarlo.

—¿Estarías... interesado en acostarte conmigo?

Una gran parte de mí, sobre todo de cintura para abajo, estaría encantada de llevarlo al bosque detrás de la biblioteca y follarlo hasta el cansancio si eso fuera lo que quisiera. Pero la única neurona solitaria que actúa como agente libre en mi cabeza me dice que en realidad no quiere eso.

Tardo demasiado en responder y él dice: —No importa, era solo una idea...

—Sí.

Siento la mirada de Beom en el costado de mi cara y sé que me he puesto roja, pero no me importa.

—Nos besaremos... y podremos tontear, y si cambias de opinión, seremos solo amigos..

—¿Besarnos y tontear?

—Quise decir lo que dije sobre no querer ser parte del arrepentimiento..

—Entonces, ¿quieres acostarte conmigo o no?

—Sí.

Cuando lo miro, está sonriendo. Sonrojado como un loco, pero sonriendo.

No había nadie cuando volvimos a casa de Beom. Lo sigo arriba y no tengo tiempo de preguntarme si estoy haciendo lo correcto cuando me lleva a su habitación y me jala a la cama. Otras partes de mi cuerpo no comparten el flujo sanguíneo lo suficiente como para que mi cerebro pueda pensar con claridad.

Lo que sé con certeza es que besar a Beomgyu es una sensación agradable. Me encanta cómo se acomoda entre mis brazos y cómo su cabello me hace cosquillas en la nariz cuando le acaricio el cuello.

Cuando se separa, me mira con esos preciosos ojos marrones, igual que me miró aquel día en la fiesta y en el estudio en pijama. Esa expresión me dice que quiere esto sin necesidad de decir nada, y que habla en serio.

Cuando me jala hacia la cama, lo dejo, me subo entre sus piernas y me aprieto contra él, apoyando la mayor parte de mi peso sobre los brazos. No lo siento a través de sus jeans como sí lo sentía a través de la fina tela de su pijama, pero aún siento cómo se pone duro y cómo sus caderas se contraen a las mías.

—Espera —sus manos forcejean con mi bragueta y lo detengo—Déjame.

Él deja caer las manos, pero cuando me pongo de rodillas y empiezo a abrirle la cremallera, se estremece.

—¿Qué ocurre?

—¿No quieres que te toque?

—Sí, quiero —regreso y lo beso, lento y profundo, mi polla apretando contra mis vaqueros mientras él vuelve a frotar sus caderas contra mí. Le hablo con mis labios cerca de los suyos—Pero primero quiero que te sientas bien para que te relajes.

Él deja escapar un suspiro caliente y tengo que liberarme de mi bragueta para que mi polla finalmente pueda escapar de su jaula.

Con los vaqueros abiertos, la ropa interior aún sujetándome, me concentro en Gyu. Le bajo la cremallera, le bajo la ropa interior lo suficiente para que su polla pueda liberarse. Ver lo duro que está para mí me dan ganas de hacerle sexo oral y chuparlo rápido hasta que se corra, pero necesito ir despacio, ir preparándome para eso. No quiero asustarlo, o...Peor aún, llevar algo demasiado lejos para que termine siendo exactamente lo que estoy tratando de evitar.  

Le doy una caricia preliminar a su pene y sus caderas se elevan de la cama y emite un sonido estrangulado. Si necesitaba un recordatorio de que esta era la primera vez que alguien lo tocaba, era este.

Sigo acariciando, sólo movimientos lentos y suaves, mientras vuelvo a besarlo mientras mi mano trabaja entre nosotros.

—¿Tienes algún lubricante o loción o algo?

Señala con la cabeza la mesita de noche y abro el cajón de arriba y encuentro loción para las manos, de esas que te permiten pajearte y mentir sobre ellas si tu madre anda husmeando. Definitivamente voy a tener que comprarle lubricante de verdad si quiero enseñarle todo y que esté lo más cómodo posible.

Me pongo un poco de loción en la mano antes de volver a ponérsela. Esta vez gime, cierra los ojos y arquea la espalda. Presiono mis labios contra su cuello y escucho su respiración, que se acelera al entrecortarse.

Su polla empieza a soltar líquido preseminal cuando le froto el pulgar por la punta y hace un ruido estrangulado al mover las caderas, penetrando mi mano. Tengo que frotar la polla contra la cama para conseguir algo de fricción. Los ruidos que hace Beom y la forma en que me folla la mano así son una pasada. Tengo que recordarme que es la primera vez que hace algo así. No necesito correrme ahora. Esto es por él. Ya puedo correrme más tarde, pensando en cómo se volverá loco por cómo lo hago sentir.

Aprieto mi agarre y acelero, pero Beomgyu me agarra la muñeca y me dice que me detenga, así que lo hago.

—¿Qué ocurre?

Cuando miro hacia abajo, su cara está sonrojada y su cabello más desordenado de lo normal. ¡Madre mía, qué bien se ve!

—Voy a...

Intento no reírme y digo: —Lo sé, eso es lo que intentaba hacerte..

—Pero es tan rápido..

—¿Y qué? Es la primera vez que alguien te hace una paja, así que ya ganas puntos por quitarte los pantalones primero.

Mi mano todavía rodea su pene. Se ríe y me inclino para besarlo, probándolo un poco antes de apartarme y preguntarle si quiere que siga.

Él asiente.

—Dilo—susurro.

—Sí.

Mierda.

Le bombeo la polla como si fuera mía, observándolo hasta que me agarra la cabeza y la jala contra su cuello. Bueno, todavía es demasiado tímido para dejarme mirarlo, ya llegaremos a eso.

Le susurro al oído: —ven por mí—y él se corre en mi mano, gimiendo mi nombre

Untouchable Player (Yeongyu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora