Untouchable Player (Yeongyu)

003

// Holi, decidí cambiar el personaje de Karina a Kazuha (esto es pq no quiero reutilizar tanto el nombre de una idol en otros fics) ahora si, gracias por leer. //

BEOMGYU

Kazuha está encerrada en su sitio habitual en Bean There, rodeada de libros y tarjetas didácticas. Me pone un juego en las manos en cuanto me siento y me pide que le haga preguntas. Cuando termina una ronda, me pide que le haga otra.

—Necesitas tomarte un descanso—le digo.

—Puedes hablarme.

—Lo dejaré pasar porque probablemente estés cansada y sobreestimulada. —Señalo las tazas de café vacías apiladas sobre la mesa.

—Tienes razón, necesito más café.

—Esto no es un bar, simplemente relájate y come algo.

Ella suspira—Tienes razón—me dice y se pide un panini con una galleta y bebe agua.

—Distráeme—dice ella, cerrando su portátil—¿Te pasa algo? Y no me refiero a algo con los estudios.

—¿Qué más estaría pasando?

—Necesitamos nuevos amigos. —Kazuha sonríe y le doy una patada debajo de la mesa.

—¿Al menos puedes tener una vida amorosa para que pueda vivir indirectamente a través de ti?

—Tú tienes una vida amorosa... a veces.

—Deja de cambiar de tema. ¿Hay algún chico guapo en el campus?

Niego con la cabeza e intento apartar la imagen de ese tatuaje de bisonte y mis sospechas sobre el compañero de equipo de Soobin.

—¿Por qué te sonrojas?

—No estoy sonrojado.

El barista trae la comida de Kazuha y ella comienza a cortar su panini.

—Beom, si pensara que estás guardando tu virginidad por motivos religiosos o algo así, me retractaría, pero no es así...

Me sonrojo aún más porque lo dice demasiado
alto: —Cállate, ¿quieres tocar una campana y anunciarlo a todo el mundo?

Kazuha pone los ojos en blanco—No hay nada de qué avergonzarse, solo digo...

—Bueno, no lo hagas.

Ella levanta las cejas.

—Lo siento, es que... lo estoy intentando, ¿vale?

—¿Has hablado con alguien en línea recientemente?

Niego con la cabeza—Por un tiempo, no.

La última vez que chateé con alguien, me dejó muy claro que pensaba que mi cuerpo y mi apariencia en general eran un fetiche. Como si estuviera tan fuera de los estándares de belleza normales que tendrías que tener un fetiche para querer tener sexo conmigo.

—Sigo pensando que deberías dejarme llevarte a un bar gay.

—Aún no tenemos 21 años.

—Tienes una buena identificación falsa—me dedica una sonrisa, porque de alguna manera consiguió la foto de mi carnet de estudiante y se la dio a un estafador de barrio para que me la comprara.

—No sé.

—¿Cuál es el problema? Los bares gay son divertidos.

—Para las chicas quizá, pero para mí...

—¿Qué?

Es un mercado de carne, y uno en el que no tengo mucha afición.

Niego con la cabeza y digo: —No sé, estoy demasiado ocupado con la universidad.