—Está bien.

Caminamos en silencio unos minutos. El camino de grava que sale de la casa de los padres de Beom se extiende interminablemente.

—¿De verdad no vas a decirme a dónde vamos?

Me río—Si te lo digo, no vendrás.

Lo veo tragar fuerte y quiero tranquilizarlo.

—No te preocupes. ¿Crees que tu hermano me dejaría ponerte en peligro?

Beom parece relajarse y me doy cuenta de que en realidad estaba considerando la posibilidad de que podría lastimarlo.

No tenemos que esperar mucho el autobús y, cuando subimos, está tan lleno que ni siquiera conseguimos un asiento junto al otro. Al menos nos ahorramos tener que conversar, supongo, pero tenía muchas ganas de sentarme a su lado.

Así que bueno. Es hermano de Soobin y aunque no puedo entrar. Puedo mirarlo, ¿no?

Tengo que darle un empujoncito para hacerle saber que nos bajamos y cuando me sigue, me doy cuenta de que está depositando mucha confianza en mí y espero que no se arrepienta.

El edificio al que lo llevé desde la parada del autobús debía de tener un aspecto bastante sospechoso. Desde fuera, parecía un gran garaje o trastero. Abrí las grandes puertas cortafuegos y el sonido de pelotas golpeando los bates de béisbol me impactó de inmediato. El olor a goma y madera.

Nunca se me dio muy bien el béisbol, pero siempre me encantó batear pelotas con mi papá. Mi papá había jugado al hockey en la preparatoria, así que se centró en el hockey durante mi entrenamiento, dejando pronto el béisbol de lado por completo.

Cuando miro a Beom, parece que va a darse la vuelta y salir corriendo.

Fuerzo una risa, aunque me pregunto seriamente si cometí un error al traerlo aquí: parece que está a punto de tener un ataque de pánico.

—No parezcas tan asustado—le digo—es sólo por diversión.

Me sigue por el perímetro de las jaulas donde voy a pagar y recoger nuestros bates y pelotas. Se estremece cuando una pelota de béisbol se engancha en la red cerca de su cara.

—No te preocupes—le digo, deteniéndome frente a
él, —no dejaré que te lastimes.

Él me mira con los ojos abiertos y asiente.

Joder, es lindo.

Cogemos una jaula libre al final de la fila y dejo el cubo de pelotas junto a la pared y me quito la chaqueta.

Beom está parado en la esquina y no sé si reírme o llevarlo al coche antes de que empiece a llorar.

Le ofrezco el bate y le pregunto si quiere empezar primero. Niega con la cabeza.

—Está bien, yo iré primero.

La configuro y espero a que la máquina me envíe una pelota. Cuando la pelota vuela hacia mí, hago un swing y mi bate la golpea, lanzándola con un golpe seco y satisfactorio . ¡Qué bien se siente!

Cuando miro a Beomgyu, todavía parece incómodo y sé que si no lo involucro ahora, odiará cada segundo de esto y habré cometido un gran error.

Solo quería ayudarlo a relajarse. Agradecerle por ayudarme con mi ensayo y recordarle que hay un mundo enorme afuera y que probablemente debería explorarlo de vez en cuando.

Le tiendo la mano y la mira como si fuera de un extraterrestre. Asegurándome de tener una sonrisa tranquila, le digo que venga.

Tras un segundo de vacilación, me quita el bate. Me aseguro de que no esté en la trayectoria directa de la máquina mientras lo ayudo a ponerse en forma, y otra pelota sale disparada y golpea la pared detrás de nosotros.

Untouchable Player (Yeongyu)Onde histórias criam vida. Descubra agora