—Oh...

Él me ignora y agarra unas patatas fritas y un recipiente con salsa y los pone en la mesa.

—No seas tímido—dice—mira, yo también tomaré un poco.

Beom abre la bolsa de papas fritas (Doritos de marca real) e intenta abrir el frasco de salsa.

—Dame, abriré eso.

Me lo pasa y lo abro con un ruido sordo.

Intento no masticar demasiado ni derramar migas por todas partes mientras como. Beom come como un pajarito. Me gusta cómo mastica, tan educado y ordenado.

—Escucha, eh, siento lo de la otra noche.

—¿Qué?

—En la fiesta estaba borracho.

—Oh, no te preocupes por eso. —Me mira de forma extraña y le preguntaría de qué se trata si no me diera tanta vergüenza.

—¿Son tus libros de texto?—Beom señala los libros que dejé caer de mi bolso por toda la mesa.

—Sí.

—¿Puedo?

Asiento y él coge el del profesor Williams y estudia la portada.

—Esa es mi profesora. Es muy inteligente.

Idiota. Cállate.

Lo miro con mis manos entrelazadas en mi regazo mientras lee la introducción y comienza a pasar ciertas páginas antes de volver a dejarlo.

—Entonces, ¿con qué estás luchando?

¿Todo?

—¿Tienes alguna pregunta de ensayo o algo en lo que trabajar?

—Eh... sí, creo que sí.

Abro la aplicación de estudiantes en mi teléfono e inicio sesión en mi calendario de cursos.

—Tengo que escribir un ensayo sobre la síntesis de proteínas.

—¿Puedo ver?

Le paso el teléfono y él pone una pequeña mueca en su cara mientras lee, y me digo a mí misma que no es lindo, aunque realmente lo es.

—De acuerdo—parece concentrado mientras acerca el libro y pasa a una página con diagramas que he mirado fijamente varias veces.

—La síntesis de proteínas se refiere al proceso biológico mediante el cual se ensamblan los aminoácidos...—interrumpe mientras vuelve a estudiar el diagrama, moviendo ligeramente los labios mientras lee para sí.

—Está bien, creo que lo entiendo.

—¿Ya?

Su cabeza se levanta de golpe y siento que mi cara se tiñe.

—Bueno, lo básico. Tu ensayo te pide que respondas a esta pregunta...

Me esfuerzo mucho por concentrarme mientras habla, pero no es fácil. Lo sigo hasta cierto punto, pero luego sus palabras empiezan a fundirse en una sola. Quizás se da cuenta de que me he distraído, porque me pregunta si quiero tomar un descanso.

—Gracias.

Él sonríe y nos sentamos en silencio por un minuto, mirando alrededor de la cocina.

—Lo siento por esto—digo.

—¿Qué?

—No sé cómo Soobin te convenció de que me dieras clases particulares, pero sé que probablemente sea lo último que quieras hacer con tu tiempo.

Untouchable Player (Yeongyu)Where stories live. Discover now