No quiero volver a beber nunca más. ¿Cuántas veces lo he dicho? Pero esta vez lo digo en serio. Nunca. Otra vez.
Si no me sintiera tan mal, haría algo productivo, como abrir un libro, pero me duele la cabeza y no tenemos analgésicos en casa. Prendo la PlayStation y juego al NHL 25 hasta que me vuelvo a dormir.
Me despierto en el sofá con algo que me empuja. No, que me patea.
Soobin se ríe.
—¿Qué carajo, hombre?
—Vamos, levántate.
—¿A dónde vamos?
—A la casa de mis padres. Gyu dijo que tiene una hora libre para darte clases particulares hoy, pero tenemos que irnos ya.
Me huelo las axilas y, como era de esperar, apesto.
—¿No puedo tomarme una ducha rápida primero?
—No es una cita, amigo. A mi hermano no le importará si no hueles bien.
Me viene a la mente la cara de este hermano en particular y cómo eructé frente a él la última vez, y sí, me tengo que duchar.
—Llego en cinco minutos.
Salto antes de que Soobin pueda detenerme, e incluso si lo intenta, sé por los entrenamientos de patinaje que puedo derribarlo al suelo si es necesario.
Por suerte no llega a eso y menos de diez minutos después estoy saltando al asiento del pasajero del Volvo de Soobin y resistiendo la tentación de bajar el volumen de su lista de reproducción de rap.
—¿Tienes comida en tu casa?
—No te preocupes, si mi mamá está ahí te dará de comer, si no, el refrigerador siempre está lleno.
Siento que debería decir algo, porque, aunque no quiera seguir con esto, él está intentando ayudarme y debería estarle agradecida. Es el gesto lo que importa, ¿no?
—Yo...
Soobin suelta una risa incómoda y me da una palmada en el brazo—Ni lo menciones, en serio.
Él aparca en la entrada y yo lo sigo hasta el interior de la casa, sintiéndome como un campesino pidiendo migajas a una familia rica.
—¿Mamá?—llama Soobin por toda la casa. Pasamos la sala de billar y entramos en la cocina, donde Beom está sentado a la mesa rodeado de libros. Soobin me hizo empacar mis libros de nutrición deportiva, los dejé sobre la mesa y le dediqué a Beom una sonrisa tímida.
Joder, esto va a ser incómodo.
—¿Está mamá en casa?—pregunta Soobin.
Beom niega con la cabeza.
—Lo siento Yeon, supongo que nadie te va a cocinar s'mores.
Quiero decirle que no se cocinan los s'mores pero Beom se me adelanta.
—No se cocinan los s'mores, idiota. Se tuestan.
Tengo que contener la respiración. Nunca había visto a nadie hablarle así a Soobin, pero ni siquiera reacciona.
—Bueno, hombre, ¿dónde está la comida?
—¿Vas a quedarte aquí todo el tiempo?—pregunta Beom.
—No, voy a jugar GTA en el estudio hasta que termines. Luego llevaré a Yeon a practicar.
—Está bien, entonces toma tu comida y vete.
No sé qué decir, así que me quedo sentado allí con las manos sobre las rodillas como si estuviera en la oficina del director.
Cuando Yeon se va, Beomgyu me pregunta si tengo hambre.
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Untouchable Player (Yeongyu)
FanfictionBeomgyu solo quiere que lo dejen en paz para estudiar sin que los compañeros de equipo de hockey de su hermano Soobin anden por ahí y lo desconcentren. Hasta que un día ve un tatuaje familiar en una aplicación de citas gay perteneciente al tipo duro...
