💕Steve Harrington's One shot 🏀💕

Solo fue una vez... ¿verdad? 🔞

Espero que lo disfruten mucho, es largo este one shot. puede ser que haya parte 2.

Advertencia: Escena algo subida de tono o sexual pero no tan explícita. No menores de edad, y para  avisar también las que no les gusta o les incomoda ese tipo de escenas. también informando que ese tipo de relaciones no son saludables para ninguno.

Nunca me han gustado las fiestas llenas de extraños. Pero Robin insistió tanto, que terminé en aquella casa atestada de risas, humo, luces cálidas y música ochentera tan fuerte que sentía los bajos en el estómago.

—¡Vamos, Tn! ¡Ya estás aquí, mínimo diviértete! —gritó Robin, arrastrándome hacia la cocina donde un grupo jugaba . Yo nunca nunca con vasos de plástico y tequila de dudosa procedencia.

Fue ahí donde lo vi por primera vez.

Steve Harrington.

Chaqueta de mezclilla, sonrisa ladina, cabello perfecto (maldita sea, en serio, ¿cómo lo logra?). Estaba riéndose de algo, vaso en mano, apoyado en la encimera como si estuviera en la portada de una revista para adolescentes.

—¿Ese es Steve? —le pregunté a Robin al oído, haciendo una seña con la cabeza.

—Sí, el famoso. ¿Quieres que te lo presente? —respondió con una sonrisa traviesa.

—No, no... bueno, tal vez. Un poquito.

Y antes de que pudiera decir, —mejor no,— ya me estaba empujando frente a él.

—¡Steve! Ella es mi amiga Tn. Nueva en Hawkins.

Steve me miró con esos ojos de chico que rompe corazones sin querer. Me sonrió.

—Hola, Tn. Me alegra conocerte. ¿Te apuntas al juego?

Y así comenzó todo. Entre risas, confesiones absurdas, tequila barato, canciones mal cantadas a gritos en la sala, y ese momento en el que su mano rozó la mía justo cuando me pasaba otro vaso. Ahí fue cuando la tensión cambió de color.

Pasó rápido. Las miradas largas. El roce de nuestros cuerpos bailando. Mis labios en su cuello. Su boca en la mía. Su habitación. La risa ahogada entre besos. Su voz diciendo mi nombre como si lo hubiera soñado antes.

Y luego, oscuridad.

Me desperté con la cabeza dando vueltas y el corazón aún más revuelto.

Sábanas desconocidas. El sol filtrándose por las cortinas a medio cerrar.

Y un brazo masculino alrededor de mi cintura.

Giré lentamente, con el estómago encogido.

Ahí estaba Steve, dormido, despeinado, con marcas en el cuello y pecho que claramente yo le había dejado. Y yo, desnuda .

—Mierda... —murmuré en voz baja, me sente con cuidado para no despertarlo. Pero él abrió un ojo justo a tiempo.