💕Steve Harrington's One shot 🏀💕

Un tonto adorable

Las luces del centro comercial brillan con un color cálido y artificial, como si intentaran imitar la sensación de una tarde soleada. Estoy detrás del mostrador de *Scoops Ahoy*, aguantando las ganas de rodar los ojos mientras Steve intenta, una vez más, coquetear con una chica que acaba de entrar a comprar helado. Esta vez es una rubia con gafas de sol y un aire altivo que apenas lo mira.

Robin y yo intercambiamos una mirada desde la otra esquina de la heladería. A estas alturas, tenemos todo un sistema: yo le doy una señal y ella disimuladamente toma una tiza y se acerca a nuestra pizarra. Allí, con una caligrafía juguetona, anota un nuevo intento fallido en la lista de fracasos amorosos de Steve. La lista es larga, y este será otro punto a sumar.

Steve, con su uniforme ridículo de marinero y ese gorro que según él "opaca su mejor atributo", está hablando con la chica. No puedo evitar reírme para mis adentros; a veces es divertido verle fallar, pero en otras ocasiones me provoca algo de lástima... aunque nunca lo admitiría.

—¿Ya lo anotaste? —le pregunto a Robin, tratando de no reír demasiado alto mientras un cliente nos observa.

—Por supuesto —responde ella, con una sonrisa traviesa mientras vuelve a su puesto. 

Steve se acerca, despeinado y con el ceño fruncido, claramente derrotado. Me inclino ligeramente hacia él.

—Tal vez si le hubieras dicho que te especializas en "servir helado con encanto", habrías tenido más suerte —comento con una sonrisa burlona.

Él me mira de reojo, evidentemente sospechando que mis consejos no siempre son los mejores, aunque alguna vez he logrado que funcionen... claro, cuando no estoy saboteándolo a propósito. Hoy, en especial, me dediqué a darle uno que sabía que fracasaría.

—Oh, por favor, TN, el problema es este maldito gorro. Lo arruina todo —se queja, ajustando el sombrero blanco sobre su desordenado cabello.

No puedo evitar soltar una carcajada. Es ridículo verlo así, tan confiado a pesar de que el mundo parece conspirar en su contra. Y, por más que intente negar que me gusta verlo, algo en mí se siente cálido cada vez que lo miro de cerca. Pero no, eso sería una estupidez. Steve es un tonto. Un tonto adorable.

Robin se une a nuestra pequeña conversación, sin poder contener su risa. —Sí, Steve, claro, es el gorro el que ahuyenta a todas las chicas. Nada que ver con tus terribles frases de ligue.

—Eh, no todas son terribles. Solo estoy... experimentando —dice Steve, cruzando los brazos, fingiendo dignidad.

En ese momento, un grupo de chicos entra en la heladería, haciendo que Steve se enderece como si estuviera a punto de enfrentarse a un desafío épico. A medida que me acerco para atenderlos, noto cómo uno de ellos me mira de forma más que amistosa. No es raro que algunos clientes intenten coquetear conmigo, y lo peor es que Steve siempre se mete.

—¿Quieres un helado? —le pregunto al chico con una sonrisa cortés.

—¿Y si, además del helado, me das tu número? —responde él, con una sonrisa coqueta.

Antes de que pueda responder, Steve da un paso adelante y coloca una mano en mi hombro de manera protectora.

—Lo siento, amigo, pero ya tiene novio. Y déjame decirte que es una enojona de campeonato —bromea, dirigiéndole una mirada desafiante al chico.

Mi rostro se tensa de inmediato, y sin pensarlo, le doy un pequeño golpe en el brazo a Steve.

—¡Steve, cállate! —exclamo, entre furiosa y avergonzada.