Cap 1

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A Jaeyi no le gustaba la educación física. Ni el sol, ni la transpiración, ni los gritos de sus compañeras cuando jugaban voleibol. Prefería mil veces escribir cuentos en su libreta o dibujar personajes con poderes de agua.
Pero en esa nueva escuela, al parecer, no había muchas opciones para una nerd que se refugiaba en la fantasía.

Llevaba solo tres días desde que se había transferido y ya había perdido tres lápices, dos borradores y una libreta.
Las chicas del equipo de voleibol no parecían contentas con su presencia.

—¡Atrápala! —gritó una de ellas, arrojando con fuerza el balón hacia Jaeyi.

La pelota la golpeó en el hombro y todos rieron. Sus cosas cayeron al suelo y Jaeyi se agachó para recogerlas. Estaba a punto de decir algo cuando una sombra la cubrió.

—¿Qué hacen?

Era Seulgi.

La estrella del equipo.

La popular, la que tenía una sonrisa de medio lado que hacía suspirar a todas. La misma que tenía el cabello siempre recogido en una coleta, las mangas de la sudadera remangadas y una actitud de como si no le importara el mundo.

—Solo nos divertimos —respondió la chica del balón.

—Okays si vuelves a divertirte de esa manera, te saco del partido del sábado.

Hubo un silencio tenso. Las chicas se alejaron Jaeyi, confundida, terminó de recoger sus cosas
.

—G-Gracias.

Seulgi se encogió de hombros y metió las manos en los bolsillos.

—No fue nada. Solo odio a las idiotas que se meten con alguien solo porque es diferente.

Jaeyi se quedó mirando cómo se alejaba. Algo en su interior hizo “clic” pero aún no sabía por qué.

Horas después Jaeyi buscó a Seulgi al final del día.

—Oye… —la llamó con timidez—. Gracias por antes.

—Ya me lo dijiste —respondió Seulgi mientras sacaba su botella de agua del casillero.

—Pero no te he agradecido como se debe ¿Quieres venir a mi casa? Mi papá no está y… me gustaría invitarte algo de tomar.

Seulgi frunció el ceño.

No era la primera vez que una chica la invitaba a su casa después de un gesto amable. Generalmente querían acostarse con ella. Era casi un patrón.
La miró. Jaeyi era linda. Aunque se veía diferente a las chicas con las que había saludado antes.

—¿En serio quieres que vaya a tu casa?

—Claro. El chófer puede recogernos.

—¿Chófer?
...

Seulgi no supo exactamente en qué momento pasó de caminar por el pasillo del gimnasio a estar sentada en el asiento trasero de un auto de lujo, mirando por la ventana cómo se alejaban de la ciudad hacia una zona residencial que solo había visto en revistas.

—¿Tu papá es… millonario o algo así? —preguntó incómoda.

—Algo —respondió Jaeyi sin importancia—. Tiene muchas empresas y hospital. Me deja sola la mayoría del tiempo, así que tengo la casa para mí.

Cuando llegaron, Seulgi bajó mirando todo con sorpresa. La casa tenía un jardín con fuente, una puerta doble y  sirvientes que las recibieron con una reverencia.

—¿En serio vives aquí?

Jaeyi asintió y la guió hasta el segundo piso. Su habitación parecía sacada de una pecera mágica, todo en un tono de azul, cojines azules, peluches de ballenas, dibujos de delfines enmarcados y una lámpara que proyectaba olas en el techo.

—¿Quieres jugo? —preguntó mientras dejaba su mochila—. ¡Seokjin! ¿Podrías traer dos jugos, por favor?

Seulgi apenas asintió, aún recorriendo con la mirada cada detalle.

—¿Te gusta el mar? —preguntó.

—Me obsesiona. Quizás en otra vida fui un pez o una sirena —respondió Jaeyi riendo.

Seulgi sonrió de lado. Algo en esa risa le pareció... puro.

Se sentó en la cama. La camisa del uniforme aún la tenía algo empapada de sudor. Se la quitó sin pensar demasiado, quedando en su brassier deportivo negro.
A las chicas por alguna razon le atraía eso así que era mejor empezar.

Notó que Jaeyi la observaba pero no como las otras chicas. No la tocó ni dijo nada subido de tono. Solo le dio un sorbo a su bebida.

—Si tienes calor, puedo prender el aire acondicionado.

Seulgi se quedó en silencio.

—¿Qué pasa? —preguntó Jaeyi.

—Nada. Solo pensé que… que tenías otra intención.

—¿Otra intención?

—No importa —respondió Seulgi rápidamente. —. ¿Por qué me invitaste?

Jaeyi la miró como si fuera obvio.

—Porque fuiste amable conmigo. Y nadie lo había hecho desde que llegué. Me salvaste. Y… no sé. Eres interesante.

Seulgi volvió a mirar la habitación. No había cámaras ocultas. No había doble fondo en la invitación. Solo esa chica con gustos infantiles tal vez.

Por primera vez, no supo qué decir.

—¿Por qué me defendiste? —preguntó Jaeyi.

—Porque me vi en ti —respondió Seulgi, después de un segundo de duda—. Antes también era así. Hasta que aprendí a devolver los balonazos.

—Yo… no quiero devolverlos. Solo quiero que me dejen leer tranquila.

—Entonces supongo que tendrás que invitarme más seguido. Para protegerte.

Jaeyi sonrió y asintió.

Y así, sin quererlo, Seulgi se encontró enganchada. No por el dinero, ni por la casa, ni por las bebidas.

Sino por esa chica de voz suave  que no esperaba nada más que una compañía sincera.

...

Notas de autor: mini fanfic para desestresarme. Aquí no va a ver tanto drama como mis otras historias, no hay gran narrativa ni justificaciones, perdonen los errores de redacción, solo serán ellas dos siendo lindas. Ya saben si les gusta lean, voten y comenten.

Azul [JaeyixSeulgi]Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum