Cap 3.

190 35 3
                                        

Jaeyi en su hora libre se sentó en una banca del jardín trasero del colegio. Sacó su libreta de ideas y comenzó a escribir. El ambiente era tranquilo, hasta que una voz suave la interrumpió.

—¿Escribes historias?

Alzó la mirada. Frente a ella había una chica alta, de cabello rosa pastel . Su uniforme llevaba el escudo de la clase mayor el último año.

—Eh… sí —respondió Jaeyi algo tímida—. Solo cosas mías.

—¿Puedo sentarme?

—Claro.

—Soy Rosé. Último año. Nunca te había visto por aquí.

—Soy nueva —dijo Jaeyi, cerrando un poco su cuaderno—. Jaeyi.

—Bonito nombre —dijo Rosé—. Y bonitos dibujos.

Jaeyi parpadeó.

¿Era eso un cumplido?

Rosé se mostró  interesada. Hizo preguntas sobre lo que escribía  sobre sus gustos y hasta sobre sus peluches de mar cuando Jaeyi lo mencionó casualmente. Todo parecía natural... demasiado natural.

—Oye... ¿Te gustaría venir a mi casa mañana? No es tan grande como la tuya, obviamente —dijo Rosé con una sonrisa coqueta—, pero tengo un jardín bonito. Me encantaría que me muestres más de tus historias.

Jaeyi se iluminó.

Así había empezado su amistad con Seulgi, ¿no? Una invitación simple. Un “¿vienes a mi casa?” podía cambiar muchas cosas. Y Rosé parecía tan amable…

—¡Claro! Te veo en la salida. Mi chófer puede llevarnos.

Rosé solo sonrió y se fue.

...

En otro pasillo, lejos del jardín, Seulgi se secaba el cuello con una toalla después de entrenar cuando escuchó su celular. Al revisarlo, notó un mensaje de Jaeyi.

"Hice una nueva amiga! Se llama Rosé. Es mayor pero le gusta como escribo y me invitó a su casa!! así que hoy no podré irme contigo. Lo siento, estoy emocionada 🥲"

Seulgi se detuvo.

Rosé.

No.

No podía ser.

Conocía bien ese nombre.

Demasiado bien.

Rosé no era solo una chica mayor con voz dulce y cara de ángel. Era experta en meterse con chicas más jóvenes, en especial si eran bonitas, dulces… o ingenuas. Se ganaba su confianza con sonrisas y miradas largas, para luego dejarlas confundidas o expuestas.

Y ahora, Jaeyi.

Jaeyi con sus ojos grandes, llena de curiosidad.

Su pecho se apretó sin entender por qué. ¿Celos? ¿Miedo? ¿Protección? No sabía. Solo que no podía permitirlo.

“No la conoces. Te vas a arrepentir.”

Escribió el mensaje, pero no lo envió.

No tenía derecho a decirle con quién hablar

¿O sí?

La imagen de Jaeyi riendo con Rosé, llevándola a su cuarto sintiéndose segura cuando no lo estaba…

Seulgi guardó el teléfono y sin pensarlo más, salió corriendo.

...

Jaeyi caminaba contenta hacia la salida. Su chofer aún no llegaba. Se detuvo junto a la reja, buscando en su celular un nuevo fondo de pantalla cuando escuchó su nombre.

—¡Jaeyi!

Volteó.

Era Seulgi corriendo.

—¿Seulgi?

No tuvo tiempo de reaccionar.

Seulgi se plantó frente a ella, jadeando, y sin decir una sola palabra, tomó su mano con fuerza.

—¿Qué estás—?

—Ven conmigo

La arrastró sin dar explicaciones, alejándola de la emtrada, rodeando el edificio por el lado del gimnasio vacío. Jaeyi apenas podía seguirle el paso.

—¿Adónde vamos?

—Lejos de ahí.

—Pero mi chofer...

—Le puedes escribir después.

Jaeyi no entendía nada. El corazón le latía a mil por correr pero más por el calor de esa mano aferrada a la suya. Cuando por fin Seulgi se detuvo junto a una de las escaleras traseras del edificio viejo Jaeyi se deshizo del agarre..

—¿Qué pasa? Me estás asustando.

Seulgi recuperó el aliento.

—¿La conoces?

—¿A quién?

—A Rosé.

—Nos conocimos hoy… fue amable.

—Jaeyi… ella no es tu amiga.

—¿Por qué dices eso? Hablamos, fue linda conmigo y me invitó a su casa

—Lo sé. Es lo que hace. Y tú... —Seulgi tragó saliva— Tú eres muy tú. Muy limpia. Y ella no lo es, juega con los sentimientos de la gente y no quiero que te lastime.

Jaeyi se quedó en silencio por un instante cabizbaja, solo se escuchaban sus respiraciones entrecortadas.

—No sabía que ella era así... Solo ... pensé que podía hacer otra amiga. Así como tú.

Seulgi suspiró.

—Y está bien... Pero aún eres nueva en este colegio. Hay gente... que parece buena al principio. Pero solo se acercan con otra intención.

Jaeyi se encogió de hombros y se quedó pensativa. Quizás confiaba demasiado en la gente.

—Tú siempre me estás cuidando. A veces me pregunto si te doy mucho trabajo.

—Tú me haces querer cuidarte. No es trabajo.

—Entonces... —Jaeyi miró al cielo— ¿si algún día alguien me lastima, vas a estar ahí?

—Antes de que alguien te lastime, yo ya voy a haber estado ahí.

Jaeyi sonrió parecía que acabara de entender algo nuevo. Algo interesante, sus palabras eran lindas  como de aquellas novelas que leía por las noches sobre caballeros que salvaban a la princesa. Se sintió bien.

Azul [JaeyixSeulgi]Onde histórias criam vida. Descubra agora