— Eso ya lo sé — Le respondí, bajito, con intención, y me apreté un poco más a su brazo.

Dora iba despierta, tranquila, mirando todo desde su cochecito como si estuviera procesando el mundo. De vez en cuando nos miraba y hacía un ruidito, como si opinara sobre la conversación. Harry se agachaba cada tanto para decirle algo al oído o hacerle una mueca que la hacía reír. Estaba de buen humor, de esos en los que podíamos pasear una hora entera sin que protestara.

Caminábamos sin rumbo fijo, disfrutando del rato, de estar los tres juntos. Yo hablaba, Harry escuchaba con esa atención que a veces me dejaba sin palabras. Y él hablaba también, de una camcion nueva o de cómo Mitch había llegado con una resaca brutal al estudio, y yo me reía, porque se lo contaba como si fuera un chisme.

Y justo cuando doblábamos por una calle más tranquila, vimos que dos chicas caminaban en dirección opuesta. Se notaba que iban contentas, hablando entre ellas, y las dos llevaban merch de Taylor Swift: una con una bufanda, la otra con una gorra del tour. Cuando nos reconocieron, se les notó la sorpresa, pero fueron súper respetuosas.

— Disculpa, ¿eres Madison? — Preguntó una, con tono tranquilo casi susurrando por miedo a que la bebé en el cochecito se despierte.

— Sí, hola —  Respondí con una sonrisa — Está despierta, así que si podemos hablar suave...

— Claro, no queriamos molestar — Respondió la otra enseguida — Solo queríamos saludarte. No podemos creer que te cruzamos justo hoy.

— ¿Van a Wembley?

— ¡Si! Estamos demasiado emocionadas, esperamos meses por esto.

— Me había olvidado completamente que era hoy — Les dije, de verdad sorprendida — Taylor lo hará increíble.

Me pidieron una foto y acepté sin problema. Les propuse movernos hacia una pared para evitar que Dora saliera de fondo y lo entendieron perfecto. Mientras una sacaba el celular, me comentaron que me seguían desde hacía años, que escuchaban mi álbum nuevo todo el tiempo, y que les gustaba cómo había crecido mi música.

Sacamos la foto y antes de despedirse saludaron también a Harry, con una sonrisa casi igual de grande que cuando me hablaron a mí.

— Un gusto conocerte tambien, Harry.

— Igualmente, disfruten del concierto — Respondió él, amable.

Cuando se fueron, Harry miró a Dora, que estaba todavía muy ocupada observando una paloma, y dijo en voz baja:

— Nunca va a saber quién es su mamá, ¿verdad?

— ¿Perdón? — Me reí — Yo soy la discreta en esta familia. Tú has sido nombrado el hombre más sexy del mundo dos años seguidos, y no lo dejas pasar desapercibido.

— ¿No me dejaras pasar eso nunca, no?

Me rei. Se acercó, suave, con ese cuidado que siempre tiene cuando Dora está mirando. La bebé hizo un ruidito y cuando nos separamos, Harry bajó la vista hacia ella.

— Sí, ya sé. Nos estás vigilando.

Al llegar a casa, Theodora ya se había quedado dormida en el cochecito. No era raro; la combinación del aire fresco, el paseo largo y los ruidos tranquilos del barrio siempre la relajaban. Apenas cruzamos la puerta, Harry fue directo a llevarla a su habitación. La acomodó con ese cuidado tan suyo, como si fuera de cristal. Yo me quedé en la sala, recogiendo los juguetes que había dejado por todas partes antes de salir: su elefante de tela, los bloques de colores, y un libro de animales que siempre terminaba boca abajo.

Acomodé todo en su canasto y luego fui a sentarme al lado de Harry, que ya se había dejado caer en el sofá. Tenía una manta encima y el brazo abierto, esperándome. Me recosté contra su pecho sin decir nada, solo sintiendo cómo respiraba. Él empezó a acariciarme el brazo de forma distraída, como si llevara todo el día esperando ese momento. Me quedé así un rato, en silencio, escuchando los sonidos suaves de la casa.

INVISIBLE STRING [H.S] Where stories live. Discover now