86

407 42 2
                                        

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.




Londres tenía ese aire tibio de primavera que me ponía de buen humor. Las ventanas del auto estaban un poco bajas, dejando entrar la brisa con olor a flores y a algo nuevo. Dora iba en su sillita, bien sujeta, con su gorrito de lana y los cachetes rosaditos. Tenía seis meses ya. Seis meses. A veces no entendía cómo había pasado tan rápido.

— ¿Está dormida? — Preguntó Harry, girando apenas el rostro desde el asiento del conductor.

Me asomé un poco.

— No… está mirando todo como si fuera su primera vez en el planeta.

— Bueno, técnicamente… — Bromeó, y sonreí.

Habíamos pasado por tanto en estos meses. Ser mamá era como vivir en una película sin pausa: había días en los que lloré de cansancio, otros en los que me sentí la mujer más fuerte del mundo. A veces me sorprendía mirándome en el espejo, buscando en mis propios ojos a la persona de antes. Pero ella ya no existía. No de la misma forma.

Y, aun así, me gustaba más esta versión.

Dora había sido una bebé tranquila, aunque con carácter. Amaba dormirse sobre el pecho de Harry, odiaba el chupete pero adoraba morder sus juguetes blandos. Ya se sentaba sola, decía sonidos sin sentido y tenía una risa contagiosa. Cuando la escuchaba, sentía que todo estaba bien, incluso si yo estaba hecha un desastre.

Hoy era su primera "cita de juegos", y aunque sonara tonto, yo estaba nerviosa. Íbamos a lo de Abby. Su bebé, Jack, tenía siete meses. Ben y Harry iban a encargarse de la parrilla, y Abby y yo supuestamente íbamos a charlar… aunque seguro pasaríamos la mitad del tiempo levantando juguetes del suelo o limpiando babas.

— ¿Estás bien? — Me preguntó Harry.

Asentí.

— Sí. Estaba pensando en estos seis meses. Fueron… intensos, ¿no?

Él sonrió mientras giraba por una calle con árboles en flor.

— Sí pero también fueron los mejores de mi vida.

Lo miré con ternura. Nunca dejó de ser mi compañero. Se despertaba por las noches, le cantaba canciones inventadas, preparaba café con una mano mientras con la otra sostenía a Dora. A veces lo encontraba dormido en el sillón con ella encima, los dos roncando bajito.

Me acomodé en el asiento, dejando que el aire me despeinara un poco.

— Me gusta cómo huele todo hoy — Dije.

— Primavera y hamburguesas — Respondió él, divertido.

Nos reímos los dos.

Dora hizo un ruido desde atrás, como si quisiera sumarse a la conversación.

— Ya llegamos, amor — Le dije, girándome para verla — Vamos a ver a tu amigo Jack. Pero no lo muerdas, ¿sí?

Harry tocó el timbre con el codo, porque tenía las dos manos ocupadas con los bolsos que preparé "por si acaso". Y sí, lo admito: tal vez me pasé un poco. Pero una nunca sabe qué puede necesitar una bebé de seis meses en una tarde fuera de casa. Llevar una muda extra, o tres, no estaba de más.

INVISIBLE STRING [H.S] Where stories live. Discover now