- ¿Y cómo se siente saber que ya falta menos...? Que ya casi está aquí...
Gi-hun parpadeó. Lo miró por primera vez en horas. Y ese contacto fue como una chispa. Sus ojos estaban rojos, llenos de venas, tan cansados que parecía que el alma se le iba cayendo por los lagrimales.
- Cállate... -susurró primero, casi sin voz, casi como si hablara consigo mismo-. Cierra la puta boca...
In-ho sonrió, esa sonrisa maldita que usaba cuando quería provocar, cuando deseaba ver lo peor de él brotar como pus de una herida vieja.
- ¿Qué pasa, muñeco? ¿El bebé no quiere escuchar a papá hoy?
Fue ahí cuando todo explotó. Gi-hun se incorporó bruscamente de la cama, su cuerpo pesado protestando con calambres y presión en el vientre, pero no le importó. Ya no importaba nada. El Omega gritó, sin filtro, con toda la garganta desgarrada por meses de humillación contenida.
- ¡NO ME LLAMES ASÍ, MALDITO! ¡NO ME HABLES DEL BEBÉ, NO QUIERO ESE BEBÉ, NO QUIERO TU VOZ, TU ROSTRO, TU VIDA CERCA DE LA MÍA!
El Alfa se levantó también, frunciendo el ceño, dando un paso hacia él como si fuera a golpearlo o abrazarlo en realidad no había diferencia, pero Gi-hun retrocedió hasta chocar con la cómoda. Las lágrimas le caían sin control, pero no eran las mismas de antes, eran distintas... eran rabia pura, eran miedo convertido en cuchillos.
- ¡Tú me hiciste esto! -gritó- ¡Tú me mataste! ¡Y ahora quieres que lo cargue como si fuera un regalo! ¡Como si tener algo tuyo dentro de mí fuera un honor!
- Te estás volviendo histérico, Gi-hun -escupió In-ho, ya sin paciencia, con los dientes apretados-. Cállate de una vez y siéntate. ¡TE DIJE QUE TE SIENTES!
Pero no lo hizo. En lugar de eso, se miró el vientre abultado y tembloroso. Jadeaba. La mente le zumbaba. Las alucinaciones, los sueños, las visiones de cunas vacías, de niños gritando, de manos manchadas de sangre... todo se arremolinó en un solo segundo, un solo pensamiento oscuro.
Y sin pensarlo, sin medirlo, sin que el Alfa pudiera detenerlo, Gi-hun se golpeó el vientre con ambas manos. Fuerte. Dos veces. Luego una tercera. Fue rápido, torpe, desesperado como si con eso pudiera arrancarse el horror. Como si así pudiera devolver lo que nunca pidió. El dolor fue inmediato: una punzada aguda, feroz, que le dobló el cuerpo hacia adelante. El grito que soltó fue más animal que humano.
- ¡NO QUIERO QUE NAZCAS! ¡NO QUIERO QUE EXISTAS!
El chillido de dolor de Gi-hun apenas se apagaba cuando In-ho se lanzó sobre él, con un movimiento rápido y seco, como un látigo. Lo sujetó de las muñecas con fuerza brutal, haciéndolo chocar contra el mueble detrás suyo. El Omega forcejeaba, jadeando con el rostro bañado en lágrimas, aún intentando liberarse para seguir golpeándose el vientre, como si tuviera la urgente necesidad de destruir aquello que crecía en su interior, como si cada segundo más de vida dentro de él fuera una nueva puñalada en el alma.
- ¡BASTA! -gruñó el Alfa, con la voz rota, empapada en furia-. ¡BASTA, GIHUN! ¡TE VAS A MATAR!
- ¡QUIERO MATARME! -gritó él de vuelta, descompuesto, con los ojos abiertos como platos, rojos, sin alma-. ¡QUIERO SACARME ESTO! ¡QUIERO ACABAR CON ESTO!
In-ho lo apretó más fuerte, tan fuerte que crujieron las articulaciones, los nudillos blancos como el hueso, su rostro a centímetros del de Gi-hun, que temblaba, sollozaba, se retorcía entre sus brazos con una fuerza que no era física, sino visceral, primitiva, de animal acorralado que ya no quiere pelear, que solo desea dejar de existir.
- ¡No vas a tocarte más! -escupió el Alfa, arrastrándolo hasta la cama, como si fuera un saco de huesos desobedientes-. ¡No vas a hacerte daño, maldita sea! ¡No vas a dañar al bebé!
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឵឵឵឵឵឵឵឵឵឵ ឵឵឵឵឵឵឵឵឵឵ ឵ ឵឵឵឵឵ ⩇⩇ . ┊TERMINADO - 𝐄𝐋 𝐀𝐌𝐎 𝐄𝐍𝐅𝐄𝐑𝐌𝐎
Fanfiction𝖲𝖾𝗈𝗇𝗀 𝖦𝗂-𝗁𝗎𝗇, 𝗎𝗇 𝖮𝗆𝖾𝗀𝖺 𝗃𝗈𝗏𝖾𝗇 𝗊𝗎𝖾 𝗁𝖺 𝗌𝗂𝖽𝗈 𝖿𝗈𝗋𝗓𝖺𝖽𝗈 𝖺 𝖼𝗈𝗇𝗏𝖾𝗋𝗍𝗂𝗋𝗌𝖾 𝖾𝗇 𝖾𝗅 𝗌𝗂𝗋𝗏𝗂𝖾𝗇𝗍𝖾 𝖽𝖾𝗅 𝗆𝖺𝖿𝗂𝗈𝗌𝗈 𝗆𝖺𝗌 𝖼𝗋𝗂𝗆𝗂𝗇𝖺𝗅 𝖽𝖾 𝖪𝗈𝗋𝖾𝖺. ឵឵឵឵឵ ឵឵឵឵឵឵឵឵឵឵ ឵ ឵឵឵឵឵ ឵឵឵឵឵឵឵឵឵឵ ឵ ឵឵឵឵឵឵...
឵឵឵឵឵឵឵឵឵឵ ឵឵឵឵឵឵឵឵឵឵ ឵ ឵឵឵឵឵ 𝟷𝟾 . ┊
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