឵឵឵឵឵឵឵឵឵឵ ឵឵឵឵឵឵឵឵឵឵ ឵ ឵឵឵឵឵ 𝟷𝟼 . ┊

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El monstruo dormía tranquilo.
La víctima aún estaba viva.
Y eso era lo peor.

Cerró los ojos con fuerza. Pero no hubo descanso. Solo imágenes que no eran sueños ni recuerdos: eran pesadillas vivas. Gi-hun empezó a escuchar cosas, voces tenues, infantiles... como risas distorsionadas saliendo del vientre. Como si el feto le hablara con voz burlona.

— Mamá... mamá... ¿por qué no me quieres?

El Omega se llevó las manos a la cabeza con brusquedad, apretando los dedos contra el cuero cabelludo hasta que dolió. El rostro girado hacia la oscuridad de la pared, las piernas encogidas en un intento ridículo por protegerse.

— Cállate... cállate... cállate... —susurró, con los dientes apretados—. Tú no existes... tú no estás ahí... no eres real...

Pero lo estaba. El dolor en la pelvis, las arcadas que subían sin vómito, el calor en la piel... todo lo confirmaba. Lo llevaba dentro. Lo estaba gestando. Aunque lo odiara. Aunque deseara arrancárselo con las uñas.

— ¿Por qué me odias, mamá?

La voz se repetía en su cabeza, pero ahora venía acompañada de imágenes. En su mente, se vio a sí mismo cargando a una criatura pequeña, de ojos vacíos, con la sonrisa exacta de In-ho. Una sonrisa torcida, demasiado amplia. El bebé lloraba, y cuando lo intentaba calmar, abría la boca... y dentro no había lengua, ni garganta: solo oscuridad. Un abismo.

Despertó sin saber si se había dormido.

El cuerpo le ardía. El vientre latía. Y frente a él... el armario tenía la forma de un ataúd. Se incorporó de golpe, con los ojos bien abiertos. La cama seguía tibia al lado. In-ho suspiraba despacio. Como si el mundo no se hubiera quebrado a su alrededor.

Gi-hun bajó los pies al suelo, despacio, con la mirada fija en la alfombra. En su mente, seguía escuchando la voz, ese "mamá" desgarrado que ya no era dulce, sino acusador. Se llevó las manos al vientre. Esta vez no con repulsión... sino con furia.

—No debiste venir aquí... —susurró—. No quiero llevarte. No quiero sentirte. No quiero ser tu madre. No soy nada tuyo.

Se inclinó hacia adelante, clavando los dedos en la piel tensa. El movimiento provocó otra patada desde dentro. Y soltó un grito ahogado. Un sollozo furioso, una mezcla de rabia y resignación.

Quería arrancárselo. Quería escupirlo. Quería dejar de existir.

Pero estaba allí.
Y el infierno seguía creciendo dentro de él.

El amanecer no trajo alivio. Solo más claridad para ver el desastre. La luz filtrada por las cortinas parecía burlarse de él, bañando la habitación con un resplandor cálido que contrastaba violentamente con la frialdad de su cuerpo. Gi-hun no había dormido. No podía. Cada vez que cerraba los ojos, sentía que la criatura se le subía por las entrañas, que le arañaba el interior con patitas afiladas, como una rata atrapada buscando salir. Había sudado tanto que el camisón fino se le había pegado al cuerpo, marcando la curva ya evidente del vientre. El vientre que lo convertía en algo que no quería ser. En algo que no eligió ser.

Giró la cabeza hacia la almohada donde In-ho había dormido. Todavía olía a él. A ese perfume caro, seco, invasivo... igual que su dueño. El solo aroma lo hizo apretar los dientes, pero no lo alejó. No tenía fuerzas. Todo el cuerpo le dolía, especialmente la espalda baja, que no le daba tregua desde que la criatura empezó a moverse dentro de él como si tuviera espacio para bailar.

Gi-hun se levantó con esfuerzo, y el suelo bajo sus pies le pareció de vidrio quebrado. Cada paso crujía en sus huesos. El vientre le tiraba hacia abajo, pesado, incómodo, como una bola de plomo colgando de su centro. Caminó hasta el baño arrastrando los pies. No por pereza. Por puro agotamiento.

឵឵឵឵឵឵឵឵឵឵ ឵឵឵឵឵឵឵឵឵឵ ឵ ឵឵឵឵឵ ⩇⩇ . ┊TERMINADO - 𝐄𝐋 𝐀𝐌𝐎 𝐄𝐍𝐅𝐄𝐑𝐌𝐎Onde histórias criam vida. Descubra agora