឵឵឵឵឵឵឵឵឵឵ ឵឵឵឵឵឵឵឵឵឵ ឵ ឵឵឵឵឵ 𝟷𝟻 . ┊

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—Cállate... —balbuceó—. ¡¡CÁLLATE!!

Pero no hubo respuesta, solo otro leve empuje interno, más fluido, más coordinado. Como si el feto ya supiera moverse, como si le respondiera. Gi-hun se cubrió la boca con una mano mientras la otra seguía sobre su piel caliente, sudorosa, temblorosa. Su respiración se volvió errática, cortada, con arcadas secas que no llegaban a vómito pero que lo doblaban por la mitad. Sus rodillas fallaron, cayó de bruces al suelo, jadeando, como si le faltara el oxígeno, como si su caja torácica fuera una trampa oxidada que lo apretaba más y más.

Y entonces comenzó a gritar.

No fue un grito de terror. Fue un grito que venía del alma, un alarido sucio, áspero, de alguien que ya no quiere estar vivo. Golpeó el suelo con el puño cerrado, una y otra vez, hasta que los nudillos se le marcaron en rojo. Gritó con la garganta rota, con los ojos desorbitados, con saliva cayendo por el mentón. Lo odiaba. Se odiaba. Odiaba al mundo, a In-ho, a sí mismo, a su maldito útero traidor.

—¡SÁQUENME ESTO! —chilló, sin saber si se lo gritaba a alguien o al universo entero—. ¡¡SÁQUENME ESTA COSA DE ADENTRO!!

Las lágrimas le caían a chorros, las mejillas empapadas, los ojos enrojecidos. Se arrastró hasta el espejo que estaba recargado contra una pared, y allí, en el reflejo, vio un animal. No un humano. Un despojo. Una sombra con el cabello pegado al rostro, la piel pálida, los labios partidos. Y ese vientre... ese vientre que delataba todo. Que gritaba que ya no había marcha atrás.

— ¿Por qué?... —susurró, tocando el cristal—. No soy... esto.

Se llevó las manos al rostro, al cabello, y comenzó a jalarse los mechones con desesperación. Como si arrancarse el dolor fuera posible desde la raíz. Como si pudiera quitarse el alma a tirones. La imagen reflejada empezó a volverse borrosa, no sabía si era por las lágrimas o por el temblor de su cuerpo, pero el odio que sintió al verse fue tan profundo que soltó un puñetazo seco al espejo, haciendo que el vidrio se rajara en líneas irregulares, como cicatrices. El corte fue inmediato. Un hilo de sangre le bajó por los nudillos. Pero no le importó.

Nada le importaba.

Se dejó caer ahí, contra el espejo roto, con la frente apoyada en la pared. Respirando como si estuviera ahogándose. Como si fuera a morir en cualquier segundo.

Y por primera vez en mucho tiempo... esperó que así fuera. Que el corazón se le apagara. Que dejara de respirar. Que ese maldito movimiento en su vientre fuera el último.

Pero la puerta se abrió.

Ese sonido suave, casi elegante, fue una bofetada contra el silencio absoluto del cuarto. Gi-hun no levantó la vista, no podía. No quería. Sentía la sangre chorrear de su puño herido, el calor pegajoso escurriendo por los dedos, manchando el suelo, manchando su dolor. Y el Alfa ahí, de pie, como un espectro elegante que no debería estar ahí, pero siempre aparecía en el peor momento.

—¿Qué mierda estás haciendo...? —la voz de In-ho fue un susurro helado, cargado de ese desprecio contenido que dolía más que un grito.

Gi-hun no respondió. Ni siquiera pestañeó. Tenía los ojos perdidos, la frente apoyada en la pared, la respiración hecha un desastre. Era como si su alma hubiera abandonado el cuerpo segundos antes. Solo era un cascarón con un útero funcionando. Una marioneta incubadora.

In-ho dio un paso más. Luego otro. Hasta que quedó frente a él. El reflejo roto del espejo le devolvía mil versiones fragmentadas de ambos: de Gi-hun destruido, y de él, inmutable. Impecable. Con esa expresión de asco maquillado con falsa preocupación.

឵឵឵឵឵឵឵឵឵឵ ឵឵឵឵឵឵឵឵឵឵ ឵ ឵឵឵឵឵ ⩇⩇ . ┊TERMINADO - 𝐄𝐋 𝐀𝐌𝐎 𝐄𝐍𝐅𝐄𝐑𝐌𝐎Where stories live. Discover now