Epílogo

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- ¡¡Shor Austin Lynch!! ¡¡Ven aquí ahora mismo señor!!- grito Laura con los pantalones en la mano.

- Lero lero no me atrapas- decía Austin corriendo en ropa interior.

- ¡¡Ven aquí!! -gritaba Laura riendo y corriendo tras el.- Le diré a tu padre...

- Eso es trampa- dijo Austin corriendo y riendo.

- Bien, entonces haré trampa y te acusare. A la cuenta de tres estas acá o llamo a Ross.- dijo Laura de brazos cruzados.
Sin embargo Austin no le hacia caso y seguía corriendo como loco con su peluche de pitufo bajo el brazo.

- ¡¡Ross!! ¡¡Tu hijo no me hace caso!!- grito Laura para que Ross, quien estaba en el segundo piso la escuchara. Austin se quedó quieto apenas Laura terminó de llamarlo. Como si lo hubieran congelado.
Ella soltó una risita por el gran control que Ross tenia sobre Austin, deseó tener el mismo tipo de control.
Tal vez, las madres serán mas débiles y por eso los niños no hacen caso.
Ella trató de hacer ver que las madres podían ser como los padres pero con un hijo como Austin era imposible.
Solo le hacia caso a su padre y lo creía caso perdido.
Ross apareció cinco minutos mas tarde con una toalla envuelta en la cintura, recién había salido de la ducha y su enorme cuerpo bien formado provocó que Laura no le quitara la vista de encima.
Se mordió el labio inferior, recordando que aquel hombre era suyo.
Se habían casado el verano pasado cuando Austin tenia solo tres añitos.
Había pasado bastante tiempo para ser el inmenso amor que se tenían, pero querían algo extraordinario y eso fue lo que ocurrió gracias a estos par de años ahorrando un poco.

El vestido de novia tan blanco como la nieve se le pegaba al cuerpo realzando su bella figura. El velo enorme cayendo por su espada acompañado de una mini corona que combinaba perfectamente con sus sandalias que le molestaba. Solo esperaba el momento en el que se pudiera sacar ese velo.
Estaba sentada en una limusina blanca con enormes moños en el techo, en la parte delantera y en la trasera; Rydel iba sentada junto a ella con una enorme panza.
Esperaba un mini Ellington.
Miró el ramo de flores que llevaba en las manos y pudo notar que las manos le sudaban un poco.
No estaba nerviosa, no había porque estarlo.

Cuando llegaron, el chófer le abrió la puerta.
Cuando Rydel recién estaba bajando ella se encontraba en la sala que estaba antes del salón de la ceremonia. Rydel entró,le dedico una sonrisa y se fue por la izquierda.
Le hizo señas a los hombres bien vestidos que estaban a los lados de las enormes puertas y entonces ellos la abrieron.

Laura entró orgullosa de su figura y con una enorme sonrisa encantadora.
Ross la miraba con una enorme sonrisa igual a la suya, recorrió el cuerpo de aquella mujer con la mirada y sintió las ganas de besarle apodarse de su alma y cuerpo.
Pero se controló.
Laura llego a su lado, Austin llevó los anillos y solo esperaba el momento del puede besar a la novia, solo pensaba en besarle y en lo increíble que estará la luna de miel.
Ya habían llegado esas palabras y se la estaba devorando. La beso con pasión y mas amor de lo que imaginaba.
La tomó de la mano y luego todos aplaudieron.
Salieron por las puertas y se subieron a la gran limusina.
Iban al lugar de la fiesta y luego le esperaba la luna de miel.

Todos estaban en la fiesta, Laura se sacó el enorme velo, por fin se lo podía sacar.
Iba saludando a todos de la mano de Ross con una enorme sonrisa.
La misma que se borró abriéndole paso a una cara de asombro y sorpresa.
Luke. Luke estaba entre la gente.
¿Qué hacia el aquí?
Miró a Ross quien le sonrió y se colocó enfrente de ella.

- ¡Ey! No te sorprendas de que él este aquí. Yo lo invite- dijo Ross mirándola a los ojos y con sus brazos en los hombros.

- Pe.. pe.. ¿pero por que?- preguntó Laura sorprendida por el hecho de que Ross halla invitado a Luke a sus espaldas.

Amantes (raura) ||Short Story||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora