Capitulo 7

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Ross estaba solo en casa recostado en aquella cama de dos plazas, la misma que compartía con su mujer cada noche y aun así parecía que dormía solo.
Ya había pasado un mes entero.
Su matrimonio iba tal como pensó, cada vez su mujer y el se distanciaban mas...
Se estaba quedando solo.
Su esposa salia todos los días y volvía tarde.
Hoy le había dicho que estaría en casa de su amiga Janet.
Suspiro y miro el amplio techo de la habitación. Cerro los ojos.
Y recordó a Laura, la despedida, y lo que dijo.
Entonces se dio que cuenta que no supo nada mas de Laura desde aquel día.
Estaba pensando en llamarla.
Pero sabia que se comportaría como un inutil.
Se imaginaba a el al teléfono sin saber que decir.
《Hola Laura, llamaba para decirte que mi matrimonio se esta viniendo a bajo. ¿Eso es bueno aún?》
Claro que no la llamaría, no sabia que preguntar y estaba ansioso con que su matrimonio se acabase de una vez por todas para por fin enfrentarse a la chica que robo su corazón.
Sabia que para ese entonces tendría el valor suficiente.

Laura, en este mes ah vivido suficientes cosas.
Ya no estaba en California, se había mudado a Los Angeles por una vida nueva.
Un museo, el mejor de Los Angeles, había visto su linea de cuadros expuesta en el anterior museo de California. La habían contratado por sus grandes pinturas y geniales fotografías, definitivamente creían que la chica tenia un don indomable para el arte.
A su vez, el mismo museo hacia subastas y ya no tendría que preocuparse. Por esta razón decidió mudarse.

Su economía había aumentado y estaba en un departamento mucho mejor que el anterior.
Tenia su espacio, su salón de recreación, de inspiración (el cual contenía sus libros favoritos y una librería aparte), y la habitación de su bebe/beba.
Se había encargado de todo ella misma, y estando tan lejos de todos, de Vanessa, Andrew, y Ross.
Las únicas personas que aun quedaban en su vida, se sintió sola.
No tenia a nadie con quien compartir todas sus ideas para los próximos cuadros o simplemente hablar.
Se sintió sola en un mundo tan abundante de personas.

Se sentó en el sofá con una taza de chocolate caliente en las manos y pensó, en Ross, en su bebé, y que tal vez no estaba lista para ser madre.
Pero aun así, tenia que ser fuerte.
Su padre le había enseñado a luchar hasta el ultimo momento.
Y eso era lo que pretendía.
Se pregunto que seria de la vida de Ross, pensó en tomar el teléfono que estaba a centímetros de ella y llamarlo.
Pero se dio cuenta, de que si Ross no la había llamado desde aquella vez en el hospital, era porque no la necesitaba.

Sin darse cuenta una lagrima cayo por su mejilla.
Y recordó algo que nunca se había detenido a recordar.
Se acordó de aquellas bellas palabras que había dicho Ross.
El simple: ...
《Te amo, te ame y siempre lo haré》
Hacían que su corazón latiera a mucha mas velocidad.
Una lagrima tras otra comenzó a salir, y al poco tiempo ya estaba llorando.
Llorando porque había sido tan ingenua de creer esas simples palabras, porque la vida era dura y no la dejaba ser feliz.
Y se desahogo, saco algo que llevaba escondido dentro de ella por mucho tiempo.
Sabiendo que era como una bola de nieve al rodar, cada vez se hacia mas grande el dolor, y aun así trato de soportarlo. Pero como todo, tiene que salir, y por fin se sintió libre, libre de ese sentimiento doloroso que no quería que saliera y le afectara, libre
de poder dejar el pasado y tener que olvidarle.
Ross no la necesitaba, nunca la llamaría para decirle que estaba libre y podían salir y formar una familia.
Entonces supo, que era hora de salir adelante.
Ya no se quedaría a esperarlo, no, a partir de este día se prometió ser libre, hacer su vida con un hijo en su vientre. El mismo que ahora se notaba un poquito mas.
Para ella, que era quien lo llevaba, se notaba mas gorda, pero aun así cualquiera que la viera la vería igual.
Se seco las lagrimas con el puño de su buzo de "Walk the Moon" y se paro a dejar la taza a la cocina.
En eso sonó el teléfono, a pesar de todo lo que había pensado y llorado, tenia la mínima esperanza que tal vez era Ross quien llamaba.
Se acercó corriendo a levantar el teléfono, sin querer, una sonrisa se le formo en el rostro.
Pero se desvaneció segundos después cuando se dio cuenta que Ross no era quien llamaba, era Andrew.
Trato de ocultar la tristeza y la decepción todo lo que pudo pero aun así, era obvio que le pasaba algo.
Hablo con Andrew. Por un rato.
Al parecer. Iba a seguir con la universidad, el año pasado la había abandonado; pero según él, este año se pondría las pilas y se enfocaría mas en cada materia.
Laura le deseo suerte y corto la llamada. No quería hablar, no tenia humor.

Se volvió a sentar en el sofá, se cruzo de piernas y pensó.
No en Ross, ni en su hijo, en Andrew.
El amigo que desde que se conocieron por casualidad en la biblioteca nunca la había dejado.
Ella sabia que el la amaba mas que como amiga, se enteró una vez de casualidad, en realidad, Andrew había bebido un poco mas de lo habitual y sin darse cuenta soltó que estaba enamorado de Laura.
Al principio ella no lo quiso creer.
Pero recordó el refrán "Los borrachos y los niños siempre dicen la verdad", aun así estudio cada comportamiento de el y entonces llego a la conclusión de que si, el estaba enamorado, de ella.
Y pensó en eso porque se dio cuenta de como es la vida, siempre alguien tiene un amor prohibido mientras otra tiene uno no correspondido.
Ella se había empeñado en marcarle como eran las cosas a Andrew desde que se enteró de eso. Le había dejado claro muchas veces que solo eran amigos y nada mas.
Pero entonces comprendió, a los sentimientos no se los elije, al amor y al dolor tampoco.
Un gran hombre se había enamorado de ella y, ella lo ignoraba por uno al que tal vez ella no le importaba.
Cerró sus ojos nuevamente, y se relajo. Estaba pensando en darle una oportunidad a Andrew, pero no.
No podía ahora que tenia un hijo de otro hombre y el comenzaría la universidad.
Se levanto del sofá y fue a recostarse, había sido un día agotador.
Destrozada por la verdad que había descubierto.
La vida es dura, y tal vez nunca cambie, simplemente, a veces se empeña en destruirte, y por mas que intente, debes ser fuerte.
Demostrarte como realmente eres y nunca dejar que te venzan.

Ross estaba en su cama, ya eran las 12 de la noche y su mujer aun no venia.
Se estaba empezando a preocupar, cuando oyó la puerta principal abrirse y cerrarse.
Se dirigió hasta allí y se dio cuenta de algo que nunca pensó, había sido todo un ingenuo.


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Amantes (raura) ||Short Story||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora