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Finalmente, se encontró en el jardín, el aire fresco de la noche era un alivio bienvenido en su piel enrojecida. Se desplomó en un banco, enterrando la cara entre las manos mientras los sollozos volvían a atravesarlo.

Permaneció allí durante horas, con el cuerpo temblando de dolor y desesperación. No sabía cuánto tiempo permaneció allí sentado, perdido en su propia miseria. Pero finalmente, el sonido de pasos acercándose la sacó de su estupor.

Levantó la vista, con los ojos rojos e hinchados, para ver al Alfa de pie junto a el.

Gi-hun tembló cuando el se acercó, su expresión fría e ilegible. Se encogió en el banco, con el corazón latiéndole en el pecho. Conocía esa mirada, la que prometía dolor y castigo. Lo había visto demasiadas veces antes.

— ¿Qué estás haciendo aquí? —preguntó Inho, con voz aguda y mordaz.— Te dije que te limpiaras y te quedaras en tu habitación.

El pelirrojo se estremeció ante su tono, sus ojos se llenaron de lágrimas de nuevo.— Lo siento —tartamudeó, su voz apenas audible.— Solo necesitaba un poco de aire. No podía quedarme allí, no después...

Se quedó callado, incapaz de terminar la frase. El recuerdo de lo que había sucedido en el estudio era demasiado crudo, demasiado doloroso para expresarlo.

La expresión de In-ho se oscureció, sus ojos se entrecerraron peligrosamente.— ¿Después de qué? —espetó—. ¿Después de que te follé como la zorra que eres?

— Sí —susurró el, su voz apenas audible.— Después de que me usaste como un juguete, como si no fuera más que un agujero para que folles. ¿Es eso lo que querías escuchar?

Los ojos de In-ho brillaron de ira, pero también había algo más allí, algo más oscuro y retorcido. Extendió la mano, agarró la barbilla de Gi-hun y la obligó a mirarlo.

— Eres mío —gruñó, con un agarre doloroso.— Cada centímetro de ti me pertenece. Y si quiero usarte, para follarte hasta dejarte sin sentido, ese es mi derecho. No eres más que un omega inútil, una zorra que existe para mi placer.

El corazón de Gi-hun se rompió en pedazos ante sus palabras, el dolor era más profundo que cualquier herida física.

In-ho de repente tomó a Gi-hun en sus brazos, levantando al estilo nupcial. El omega jadeó, envolviendo instintivamente sus brazos alrededor del cuello del alfa para estabilizarse. El agarre del pelinegro era fuerte, casi magullado, mientras la llevaba de vuelta a la mansión.

— ¡Bájame! —Gi-hun protestó débilmente, su voz apagada contra el pecho de In-ho. Pero el alfa la ignoró, sus pasos decididos y firmes.

Lo llevó a su dormitorio, cerrando la puerta de una patada tras ellos. El corazón de Gi-hun se aceleró mientras la arrojaba sobre la cama, su cuerpo rebotando en el lujoso colchón. Se echó hacia atrás, apretándose contra la cabecera, con los ojos muy abiertos por el miedo.

"¿Qué estás haciendo?"—preguntó con voz temblorosa. "Por favor, Inho, no..."

El alfa lo observo escaneando cada uno de sus movimientos.— Oh, no te voy a joder —repitió In-ho, con un tono chorreante de sarcasmo. — Al menos, no en este momento. Tengo algo más en mente para ti, mi pequeña zorra.

Se metió la mano en el bolsillo y sacó un pequeño dispositivo plateado. Los ojos de Gi-hun se abrieron de par en par cuando lo reconoció como un vibrador a control remoto. Sus mejillas se enrojecieron de vergüenza y miedo.

— No —susurró el, negando con la cabeza.— Por favor, Inho, no..."

El alfa ignoró sus protestas, se arrastró sobre la cama y la agarró de la muñeca. Le metió la mano entre las piernas, presionando el vibrador contra su clítoris. Gi-hun jadeó, su cuerpo se estremeció ante la repentina estimulación.

឵឵឵឵឵឵឵឵឵឵ ឵឵឵឵឵឵឵឵឵឵ ឵ ឵឵឵឵឵ ⩇⩇ . ┊TERMINADO - 𝐄𝐋 𝐀𝐌𝐎 𝐄𝐍𝐅𝐄𝐑𝐌𝐎Where stories live. Discover now