Un tonto adorable

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Él solo se ríe, como si disfrutar de mi enfado fuera su mayor placer. Y justo en ese instante, siento la rabia burbujeando dentro de mí. Sin pensarlo dos veces, agarro el cono de vainilla que tengo en la mano y, en un movimiento rápido, se lo estampo en la cara.

El tiempo parece detenerse. Robin se cubre la boca, tratando de contener la risa. Steve, con el rostro cubierto de helado, me mira en shock, parpadeando rápidamente mientras se limpia los ojos.

—¡¿Qué demonios, TN?! —exclama, aunque hay una chispa de diversión en su voz.

Yo cruzo los brazos, fingiendo una indiferencia que no siento, aunque mi corazón late rápido. —Eso es lo que te pasa por hacerte el gracioso. 

A pesar del helado en su cara, Steve esboza una sonrisa torcida, esa que sé que está reservada solo para mí. 

—Sí, claro —dice, acercándose peligrosamente, como si estuviera planeando su venganza. 

Y mientras lo veo así, riéndose a pesar de todo, no puedo evitar pensar que, quizás, solo quizás, estar con él no es tan malo después de todo.

Steve se acerca con el rostro todavía manchado de helado, y mis manos empiezan a sudar. Es una de esas veces en las que no puedo leer lo que está pensando, pero sé que no es bueno. No puedo retroceder porque estoy atrapada entre él y el mostrador. Robin, que siempre está al borde de la risa, está lista para disfrutar del espectáculo.

—¿Qué estás haciendo? —le pregunto, aunque no puedo evitar sonreír. Hay algo en la forma en que sus ojos brillan que me hace sentir un hormigueo extraño en el estómago.

—Oh, ¿no lo sabes? —me dice, limpiándose el helado de la cara con una servilleta mientras su sonrisa traviesa se amplía. Me siento algo nerviosa, no porque esté asustada, sino porque esa sonrisa siempre me desconcierta.

Antes de que pueda contestar, siento un frío repentino. Steve ha tomado uno de los botes de helado y lo ha abierto. Con una cucharada en la mano, me lanza un poco de sorbete a la cara, no lo suficiente para cubrirme, pero lo justo para devolverme el golpe.

—¡Steve! —grito, entre divertida y molesta mientras el helado me resbala por la mejilla.

Robin se está doblando de la risa adentro en la zona de descanso o bodega. La tensión que sentía antes desaparece en un instante, reemplazada por la pura diversión del momento. Steve y yo solemos estar en desacuerdo, pero a veces, como ahora, es fácil dejar que las cosas fluyan.

—Te lo merecías —dice él, con una sonrisa autocomplaciente mientras da un paso hacia atrás.

Yo limpio el helado de mi cara, intentando mantener mi dignidad intacta, aunque con Steve eso nunca es una opción. Lo peor es que, a pesar de todo, me resulta imposible no sonreír.

—Bueno, supongo que te lo devolveré algún día —respondo, fingiendo que tengo un plan maestro en mente, aunque la realidad es que solo estoy tratando de recuperar algo de terreno.

—Claro, cuando quieras. Pero para entonces, ya habré perfeccionado mi técnica de defensa —responde él, alzando las cejas de una forma descarada.

Me quedo mirándolo unos segundos. Esa sonrisa, esa confianza exagerada, todo en él me vuelve loca... y no en el mal sentido, aunque me lo repito constantemente para convencerme de lo contrario. No puedo permitir que Steve Harrington me guste. Es un tonto. Un tonto adorable.

Robin decide que es el momento perfecto para intervenir.

—Ustedes dos son como una versión extraña de una película romántica de los años 80 —comenta, todavía riéndose. —Solo falta la música dramática y el beso bajo la lluvia.

Me sobresalto un poco al escuchar esa última parte. Beso bajo la lluvia. Es una tontería, pero la idea se me queda en la cabeza. Sacudo la cabeza, intentando despejarme de esa imagen.

—Como si eso fuera a pasar —digo, cruzando los brazos y fingiendo indiferencia.

Steve sonríe, sabiendo que Robin está disfrutando mucho con esto.

—Lo que pasa es que TN no puede resistirse a mi encanto natural —bromea él, ajustando de nuevo su gorro de marinero.

—Sí, claro. Encanto natural —digo con sarcasmo, aunque en el fondo una parte de mí sabe que hay algo de verdad en lo que dice. Lo más molesto de todo es que, a veces, realmente me parece encantador. Pero jamás se lo admitiría.

El resto del turno pasa sin más incidentes, aunque me quedo pensando en lo que Robin dijo. Las miradas cómplices entre Steve y yo, nuestras discusiones y esa sensación de nervios cuando él está cerca... Empiezo a preguntarme si hay algo más detrás de todo eso, algo que llevo tiempo intentando negar.

Al final del día, mientras cierro la caja registradora y Steve está limpiando las máquinas de helado, Robin me mira con esa sonrisa que sabe más de lo que debería.

—Así que... ¿cuándo le vas a decir? —pregunta en voz baja, inclinándose hacia mí.

—¿Decirle qué? —pregunto, aunque sé exactamente a qué se refiere.

Robin me lanza una mirada que grita "no me tomes por tonta".

—Que te gusta —responde ella, como si fuera la cosa más obvia del mundo.

Me detengo, sintiendo cómo mi corazón da un pequeño salto. No, no es posible. Steve es un tonto. Me cae mal... la mayoría del tiempo, al menos.

—No es cierto —digo con firmeza, tratando de sonar convincente, tanto para ella como para mí misma. Pero Robin sólo se ríe.

—Claro, como quieras —dice, dándome una pequeña palmada en el hombro antes de salir de la heladería.

Miró a Steve desde el otro lado del mostrador. Está concentrado en lo suyo, limpiando con cuidado, pero hay algo en la forma en que se mueve que me hace pensar en lo que Robin dijo. Me sacudo esos pensamientos de la cabeza. Es una tontería.

—Oye, TN —dice de repente Steve, mirándome por encima del hombro. —¿Quieres ver una película después del trabajo? Robin y yo íbamos a ir, pero parece que ella tiene otros planes.

Dudo por un momento, aunque no debería. Aceptar sería como ceder terreno, admitir algo que no quiero admitir. Pero, por otro lado, una película no suena mal. Y Steve, cuando no está intentando coquetear con chicas o siendo un idiota, es buena compañía.

—Está bien —respondo finalmente, intentando sonar casual.Steve sonríe, una de esas sonrisas que me hacen sentir que, tal vez, no es tan mala idea pasar tiempo con él. Aunque todavía me digo a mí misma que todo esto es una tontería.

💕Steve Harrington's One shot 🏀💕Where stories live. Discover now