Capítulo 14.

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Daniel

-Tiene un embarazo de mucho riesgo -informa Antonio después de hacerle varias pruebas de urgencia a Lorena-. La gravedad y la inestabilidad de los niños ha aumentado estas últimas semanas. Deberá guardar reposo absoluto de aquí hasta el momento del parto. Estás de 26 semanas y yo calculo que los niños nacerán prematuros así que... las semanas que queden, deberás pasarlas del sofá a la cama y de nuevo al sofá.

-¿Qué? No, no, no -se niega Lorena rápidamente-. ¿Y quién va a hacer la comida? ¿Recoger la habitación? ¿Sacar al perro?

-¿Qué perro? ¿Ahora tenéis perro? -se extraña Lucas a mi lado.

-Ya has oído a Antonio, tú no puedes hacer nada -digo mirando a Lorena-. Yo me encargo de todo, no vas a jugártela estando en la recta final del embarazo y dependiendo de ti la vida de los niños -está a punto de reprocharme pero se lo impido en seguida-. Y punto.

Suelta un suspiro pesado y salimos de la consulta para meternos en el coche y volver a casa.

-Pues nada, hermanita. Míralo por el lado bueno: Dani va a ser tu sirviente unas cuantas semanas -dice Lucas una vez ayudamos a que Lore se tumbe en el sofá.

-Sí, a propósito. Maite me ha solucionado algunas cosas y estaré un año fuera de los escenarios -anuncio mirándole-. Tienes que ir a hablar con Jesús y con ella porque os tiene que dar el contrato para que firméis la excedencia.

-¿Me vas a tener un año sin cobrar? -se ofende mi cuñado mirándome.

-Tienes una cuenta corriente de casi siete cifras, cállate -carcajeo de buen humor-. Sobrevivirás un año sin salario.

-Sí, pero de todos modos si hablas con mamá seguro que te manda a cubrir otras espaldas -habla Lore.

-Déjalo, era por molestar. La idea de estar doce meses sin hacer nada no suena tan mal -ríe Lucas consultando su teléfono-. Me llevaré a Miriam de viaje después de que nazcan los niños.

-Pues a ver si aprovecháis y nos traéis un primo para los mellizos entre hoteles y aeropuerto -sonríe Lorena acomodándose mejor.

Veo cómo Lucas alza las cejas con gracia y suelto una carcajada antes de que se despida de nosotros y se marche a su casa. 

-¿Quieres algo? -pregunto mirando a Lorena.

-Sí, quiero que me des muchos mimitos -sonríe con inocencia-. Ya que voy a tener que estar aquí sin hacer nada, aburrida e inválida... por lo menos quiéreme bien.

-Yo te quiero bien a todas horas -carcajeo dándole un beso en la mejilla-. Y cada vez te quiero mejor -aseguro antes de alcanzar su boca con la mía.

Siempre Tú II [RESUBIDA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora