La única verdad.

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– ¡Norah! ¡Norah!

Gritó Josie detrás de ella, mientras Norah aun miraba aBenedict con una sonrisa de despedida, ambos regresaron a verla.

– ¿Benedict? Pero pensé que habías enviado la invitación a Tom.

– ¿Cómo lo sabes?

Preguntó Norah un tanto confundida y sorprendida ante el conocimiento de adivina que parecía tener su mejor amiga.

–Porque lo acabo de ver salir corriendo de aquí.

El corazón de Norah que bien se había llenado de júbilo y alivio al saber que Benedict la había liberado, se llenó de frío y hielo de nuevo, se sintió completamente congelada y ajena de pronto a todo lo que sucedía a su alrededor, Benedict y Josie comenzaron a hablarle pero era como si un eco ensordecedor le hubiese bloqueado el oído. ¿Habría visto la escena que acababa de protagonizar con Benedict? Seguramente, se dijo a sí misma, y por eso habría salido corriendo.

–Debo encontrarlo.

Fue lo único que alcanzo a decir Norah, pero Josie la detuvo.

– ¡Norah no puedes irte! Aún tienes que dar la presentación completa, recibir tu premio... No puedes irte, tu arte es primero.

– ¡Al diablo!

Gritó Norah llamando la atención de casi todos los presentes, Josie intentó detenerla de nuevo, pero Benedict la tomó del brazo.

–Déjala irse, ella necesita estar con Thomas.

–Pero... el premio, las obras...

–Déjala Josie.

Norah se abrió paso entre la gente, prácticamente empujando a todos los que se reunían frente a ella y buscaban felicitarla, los empujaba con más fuerza de la que alguna vez había usado en su vida.

Al salir de la galería, la noche no hizo mucho por ayudarla a ver entre las calles, después de todo era N.Y. y reconocer a alguien de entre la gente sería más que nada imposible.

Caminó entre las calles, quería gritar el nombre de Tom pero no quería llamar demasiado la atención, después de todo estaba vestida en un traje de noche escotado, con tacones que no le permitirían correr demasiado rápido.

Paso el tiempo como el viento entre las manos, sin siquiera saber como pero dejando la sensación de haber estado ahí, rápido y sin huella.Norah comenzó a rendirse, no sabía cuántas calles había recorrida y no había señal alguna de que Tom estuviera cerca, tenía el peinado deshecho y el rostro lleno de sudor, los tacones le punzaban en los talones y sentía el frío no solamente de sus nervios y de sus errores, también podía sentir el frío de la brisa.

Deambulo por la oscuridad dejando a la noche hacerle compañía y de la nada se soltó a llorar ante la idea de saber que probablemente Tom la odiaba en aquellos momentos cuando ella sentía que lo amaba más que a nada, ¿cómo haría para hacerle saber que ella lo amaba a él y lo de Benedict en la galería no significaba absolutamente nada?

Estaba demasiado cansada para todo aquello, quería esconderse en sus sábanas, él único lugar que era capaz de calmarle aquél frío interior que la congelaba por completo.

Se dio la vuelta en busca de su retorno a la galería, se preguntó que habría hecho Josie para compensar el hecho de que ella había salido corriendo de la nada, lo que la gente se habría preguntado de ella al empujarlos e ignorarlos por completo, ¿aquello pondría en riesgo su carrera?Por unos momentos no le importó, pues se sentía demasiado enamorada como para sacrificar todo porque Tom le creyera que era a él a quien amaba.

La novia de mi mejor amigo. Where stories live. Discover now