CAPITULO 18. TRIBU RASHAK. SAMIRA Y ANDREW.

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Yanuary y Licanol, se observan uno al otro. Ambos aún se sorprenden, de la gran marca que muestra su comandante en Jefe.

Andrew, gruñe con fuerza, sabe que sus súbditos lo observan, a pesar que ninguno a pronunciado palabra alguna, pero con toda seguridad, a todos les reventará las entrañas, si se atreven a pronunciar palabra alguna.

Andrew, observa con fiereza a Licanol, ordenándole que le quite las garras de encima, a la maldita, de la Tribu  de las Kakuyas; que lo ha marcado, para avergonzarlo ante su Tribu.

Licanol, suelta a la Kakuya, frente a Rashak, quien saborea sus colmillos, tener de Rehén, a la hija menor de la madriguera de las Amazonas, lo complacían.

Irina, pagaría la traición que les hizo hace tres siglos. Este es el momento de recuperar a sus esclavas nuevamente, piensa Rashak.

Rashak, fija su mirada en la marca de la hembra, se ríe por la humillación causada a la Tribu de las Kakuyas, el gen que el mismo infectó, entre las hienas en plena luz de la madriguera. Pero ahora, sabe que su gen, está mezclado con una de ellas y debe recuperar a su stirpe o acabar con ella, si no está de su lado.

Rashak, dirige la mirada a su fiel Comandante, quien ahora, posee también, la marca de la posesión. No le agrada la humillación, pero tal hecho, sabe que le conviene.

Todo ha salido como lo planificó. La Leyenda, pronto estará a su lado e Irina, también. Es el siguiente pensamiento de Rashak.

Rashak, gira la mirada hacia Yanuary, gruñe con fuerza, no todo a salido bien, piensa al ver como Yanuary, lanza a Marey, a sus pies. Su primer instinto es matarla, pero...

Entonces,

─ ¿Cómo ella verá su trono caer? ─ piensa Rashak, despiadamente observando a Marey, ya no como la mujer, que por siglos, tras siglos, deseó poseer. Pero, solo pensar en que la mataría, la alejó de él. 

─ Traigan a sus comandantes, ellas serán las primeras esclavas ─ gruñe Rashak, con fuerza.

Marey, aprieta sus colmillos, las garras afloran, sus ojos se ennegrecen y la felina aparece.

Rashak, sonríe al verla, saboreando el veneno que llena su lengua, pensando en el banquete que se dará, delante de Marey.

Yanuary y Licanol, sonríen pensando que la subasta de esclavas iniciará.

Andrew, observa a Samira, la Kakuya insolente; que lo ha marcado humillándolo ante su Tribu, nota su entrecejo fruncido y su rostro a la defensiva, llena de asco, mientras su mirada está fija en Rashak, Yanuary y Licanol.

La Kakuya, retrocede leyendo los pensamientos de los hombres y con solo la mención de la subasta de esclavas, ella sabe que viene una fiesta de las más sanguinarias, tiene recuerdos escasos de esas fiestas. En aquel tiempo fue protegida por su madre y hermanas, pero ahora...

Mardhut y cuatro integrantes más de la Tribu, hace entrada con el pedido solicitado.

Marey, gruñe al ver las Felinas de su Tribu, ingresar a una de las salas de aposentos de Rashak.

Samira, expande los ojos y las garras se extienden, el desfile de imágenes, que llegan a su mente la descontrolan. Las esclavas, siendo desgarradas sus ropas.

Samira, retrocede cuando las imágenes de su mente, se convierten en realidad.

Rashak, observa a Marey, con sadismo despiadado y nuevamente, la imagen se hace realidad.

La Reina Marey, gruñe preparándose para el enfrentamiento, al igual que sus súbditas comandantes, nuevamente las imágenes de la mente de Samira, se hacen realidad.

Samira, se prepara para unirse a las felinas, con el gen de las Phantherus.

El fuerte gemido que suelta Samira, hace temblar el lugar y ensordecer los oídos, de todas las Tribus presentes en esa área, causando un sangramiento en los mismos, que hace a los presentes, llevar sus garras a los oídos, tratando de detener el fuerte dolor y el sangrado que palpan las palmas de sus manos.

Andrew, quien no ha dejado de observar a la Kakuya, expande sus ojos sorprendido,  él desea comprender, porque la pequeña fiera fue capaz de traspasar su endurecida piel. Por Milenios, muchas lo han intentado y solo han conseguido la muerte, sin embargo, la pequeña Kakuya, en este momento está allí y lista para enfrentarse nuevamente a su Tribu; la cual mira sorprendido a la pequeña, que tiene a todos tratando de controlar el dolor, de sus oídos sangrante.

─ Pequeña ilusa ─ piensa Andrew, con despiadado cinismo y perversidad, consiguiendo dar unos pasos y controlando la sensación del dolor.

─ Te daré una lección, pequeña salvaje  ─ gruñe Andrew, preparándose para el festín.

Samira, dirige la mirada hacia él, leyendo completamente sus pensamientos. La Kakuya, observa a su alrededor, la imagen que viene a su mente es...

La destrucción que se avecina...

Samira, sonríe observando a Andrew, él gruñe enseñando sus colmillos dispuesto a poseer su presa, su esclava; porque no aceptará el dominio de hembra alguna, mucho menos, una putrefacta Kakuya.

Samira, lee su pensamiento y...

─ Suplicarás a esta putrefacta Kakuya, que te dé un poco de placer ─ Gruñe Samira, con fuerza, lanzando un estruéndoso grito, que removió los cimientos del castillo y reventando a todos los oídos, los cuales se unieron gritos de dolor, sorprendiendo a la tribu de Rashak; tribu de gen vampiro, mezclado con el veneno del gen escorpión y la cobra.

La Tribu Phantherus, conformada por su reina Marey, y sus comandantes, creado con el gen de la pantera negra, también expandieron los ojos, observando no solo el movimiento, del temblor de los cimientos del castillo, que parecía a punto de derrumbarse, sino a la Kakuya, insignificante que lo había causado y tenía a todos dominados con su grito, tan desesperante que ha llenado de dolor  y reventado los oídos de sus contrincantes.

Andrew, corrió atacar a Samira, para acabar con su vida y hacerla guardar silencio, pero al pleno contacto de sus pieles, las imágenes del recuerdo de su encuentro llegaron a ambos y...

"La Kakuya, giró a gran velocidad enfrentándose con el líder vampiro, mezclado con el veneno del escorpión y la cobra.

Las miradas de ambos se cruzaron y las garras de la Kakuya, chocaron con intensidad los costados del líder vampiro, quien ni se estremeció y sus dientes filosos salieron a flote.

Samira, movió apresurada su mano, sacando de su costado su daga con la punta de oro envenenada con el conjuro de la destrucción, pero el audaz vampiro, se movió apresurado clavando sus dientes en la clavícula de la Amazonas y su intención no fue otra que marcarla, estampando su sello.

La Kakuya, se movió apresurada enterrando la Daga envenenada, no en su pecho, pero sí en su costado, siendo detenida por el Vampiro.

Samira, llena de impotencia por la marca de la esclavitud, desnudó sus colmillos, clavándolos en el hombro del vampiro, el cual se sorprendió cuando los incisivos y caninos, penetraron su piel, marcándolo también.

─ Eres mi esclava ─ gruñó Andrew, con fuerza.

─ Y tú, el mío ─ sentenció la Kakuya, con asco y vergüenza".

Ambos se observaron con el recuerdo del encuentro y Andrew, llevó dominante sus labios a la Kakuya, a modo de  silenciarla, pero la sensación fue muy diferente, a lo que ambos imaginaron.

El cuerpo muerto de Andrew, por Milenios, tembló con el sabor de la boca de la Kakuya, el olor de ella, lo embriagó y lo poseyó.

Andrew, en ese momento reconoció que la Kakuyas, era suya, solo suya y...

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