CAPITULO 6. CAMBIOS y FACETAS. Parte II

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Dareya

Escucho ruido y observo las orejas puntiagudas de tres de los que van con nosotros, no sé que más cambios tenga a simple vista en mi cuerpo, pero estoy segura que estoy igual a todos ellos, aunque mis cabellos y mis uñas, han cambiado mucho más que la de los demás.

─ ¡¡¡Alerta!!! ─ grito sintiendo como algo o alguien acecha.

Todos nos unimos y nos preparamos para el combate. No tenemos muchas armas, la mayoría son armas blancas.

Pero...

─ Noto como las manos de todos van cambiando, sentimos el acecho, que nos depara, nos preparamos para el combate por tierra, pero...

Del aire caen, no sé que coño y siento, como soy jalada de inmediato por el cuello de mi camisa. Me preparo con una daga punta de estrella, pero mis manos enseguida toman una forma extraña.

Me pierdo, me pierdo y no lo deseo, no puedo dejarme vencer; no puedo dominarme y sin pensarlo,  ya todo es oscuridad.

─ No te duermas, Dareya. No lo hagas ─ gruño en mi interior, pero mis ojos se cierran y la oscuridad me domina, sin embargo...

─ Abro inmediatamente los ojos, me sorprendo conseguirme en medio de un ataque, me pongo en alerta, porque se que Dareya, se ha ido, dándole paso a la sanguinaria Maleisha; me río al ver los hombres musculosos, con los que me enfrentaré y luego guardo la sonrisa cuando...

Sus cuerpos se deforman, sus ojos se oscurecen, ahora son más oscuros que la noche. Sus rostros, se cuartean como un cristal pintado de blanco, que se ha estallado, pero no han caído los pedazos. Dagas salen de sus dedos y...

Me  doy cuenta que mis sueños, se están haciendo  realidad. Las pesadillas que siempre me han perseguido, se hacen presente y no sé si, estoy en otro sueño o es producto de mi imaginación. Solo se que debo actuar rápido y me pierdo, en esa sensación que me domina.

Siento cada vértebra de mi cuerpo ennegrecer, las venas se brotan, marcándose negras y hacen resaltar mi  rostro.

─ ¡No es humana! ─ gruñe uno de los hombres, que se ha convertido en colmillos largos, algo bestial y vampírico al mismo tiempo; pero su cuerpo cambia de colores, como si fuese un camaleón.

No lo pienso dos veces y no necesito mi arma blanca, lo sé, no se porque, solo me lanzo desgarrando lo que pensé sería un corazón, pero lo que logro sacar, es algo duro, que asombra al hombre, que tengo al frente.

Sus dientes se hacen más filosos de la ira y sin pensarlo dos veces, se lanza sobre mi, al igual que varios hombres, siento el sabor nuevamente en mi boca y no me mido, cuando me enfrento en combate; sacando varias piedras de sus pechos, pero no suficiente para acabar con ellos y...

Se lanzan queriendo destrozar mi cuello, y soy yo, quien clava los colmillos sin saber de dónde salieron, enterrando mis garras en sus gargantas y sus entrañas, pero estas, están secas y no producen efecto. 

Uno se aproxima demasiado y no mido las consecuencias, cuando desgarro todo su cuerpo partiéndolo en varias partes, patinando la cabeza hacia los otros. El primero que he mordido cae, esquivo otro cuerpo, quien sabe de qué mierda, porque un vampiro hubiese muerto el desgarrar su pecho, pero con estos no es así, sin embargo, el descuartizado parece muerto y mi mordida parece que hizo efecto, porque el desfigurado cae al suelo arenoso temblando y se va llenando de fuego, sorprendiendo a los demás. El descuartizado mueve sus piezas o partes de su seco cuerpo.

─ Es una nuestra y tan poderosa como... ─ ¡¡¡Callaaaa!!! ─ grita uno de los visitantes al otro engendro y este último, vine con otros, que no se de dónde rayos salieron.

─ ¡¡No!!  mira sus ojos ─ gruñe la cabeza del descuartizado moviéndose y solo me lanzo a ellos, mis garras no perdonan, mis dientes quitan sus duras y extrañas pieles, incrustando la esencia del fuego que despliega mi garganta, acabando con varios de ellos.

Observo a mis compañeros, que ahora parecen mutaciones de cosas extrañas y salvajes. La mayoría de los hombres, han caído y varias de las mujeres están luchando, pero cuando me ven, parecen moverse deseando llevarse a las mujeres.

Gruño, corriendo hacia ellos, otros olores se desprenden del aire.

─ ¡¡¡Pronto amanecerá!!! ─ gritan y van corriendo hacia el lado contrario de mis pasos, observo y no hay hombres activos de mi tripulación, todos han caído inconscientes sobre el suelo, solo a las mujeres no le han hecho daño, no entiendo el por qué.

Pero, pronto nos vemos rodeadas  por otra especie, igual a mis pesadillas y estos se acercan en grandes manadas. Observo a lo lejos y ya no hay ninguno de la especie anterior, pero tampoco los cuerpos de mis compañeros.

Pienso en mí, Coronel  Dante.

─ ¿Dónde estará? ¿Seguirá vivo? ─ Me pregunto observando a las mujeres, ellas me observan frunciendo el entrecejo.

─ ¿Coronela? ─ Pregunta una con dudas y yo asiento, preparándome para el nuevo combate que se aproxima.

Frunzo el entrecejo, cuando veo los cuerpos asombrosos que se acercan, son deformidades de bestias salvajes.

─ Gruño observando el miedo de mi tripulación y aprieto la mandíbula.

─ Todo es cierto, sus pesadillas, son ciertas ─ murmura Lhariana.

─ Y por eso, fuí condenada a dormír ─ gruño.

─ No son humanas ─ gruñe una bestia deforme.

─ Ya deben estar en transformación ─ responde otra bestia deforme.

Me preparo para el nuevo combate, pero...

─ Esto tiene el olor de los malditos chupasangres ─ gruñen varios de ellos y observan los cuerpos que todavía tiemblan.

─ Eres una de ellos ─ Gruñe uno que se nota diferente a los demás.

─ Tiene a los cuervos ─ murmuran otros y la bestia que había hablado me observa.

─ Aún huelen a medio humanos ─ refiere frunciendo el entrecejo.

─ Todavía tienen la esencia ─ gruñe uno acercándose y me da por acariciar su pelaje, dejando asombrado a los demás, el gran lobo se acomoda a mis pies y siento nuevamente esa sensación de oscuridad.

─ Coronela ─ escucho que murmuran con miedo, no distingo la voz, la sensación de cambio de mi cuerpo me estremece, me duele cada partícula de mis huesos, siento el estiramiento de mi piel que bombea con fuerza, la cosa peluda que antes acaricié, se acuesta a mis pies, el dolor calma, sintiendo poco a poco, como mi cuerpo vuelve a la naturalidad.

─ Maleisha, no te ausentes ─ gruño en mi interior, pero la oscuridad me invade y no puedo controlarla.

El sonido del aire me despierta, una ave extraña se poza en mi cabeza. Abro completamente los ojos, dándome cuenta que ví el ave con los ojos cerrados, es completamente rojo, al igual que ahora mi cabello.

Observo a mi alrededor y las bestias deformes de antes,  ahora son hombres demasiado altos y corpulentos, sin embargo, un pequeño león, se acomoda a mi lado y la sensación de acariciarlo vuelve. El instinto de protección de mi raza, me hace protegerlo y elevar la mirada al hombre corpulento, que me dobla la estatura y hace temblar mi cuerpo, pero no de miedo, sino de una sensación de éxtasis, siento mi piel erizarse con su mirada, él sobresale de todos, parece feroz, y mi cuerpo reacciona, pero en atracción. Levanto mi olfato y huelo y él, siente lo mismo.

─ ¿También es nuestra? ─ Pregunta una de las bestias más jóvenes, elevando también su olfato

─ ¿Cómo te llamas? ─ Pregunta el más fuerte de todos y el que ha hecho, que mi cuerpo responda al suyo.

─ Yaikai ─ respondo.

─ Ella, tiene el gen de todas  las razas. Ella, es la leyenda ─ murmura un hombre mayor, pero tan fuerte como los otros.

─ Ella, nos puede salvar o destruir...

UNIVERSE OF NEW SPECIESWhere stories live. Discover now