Capítulo 30

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—No es que me incomode que estés aquí, pero ¿qué haces aquí, Rosé?—preguntó Jihyo.

—Me aburro en mi casa, además, Jennie esta rara.

Lo que dijo no fue una total mentira a excepción de que estaba aburrida, simplemente no quería pensar en la indigente y su reciente gusto adquirido hacia ella.

—Es verdad, está muy rara, ¿sabes lo que le sucede?

—Nop, ella dice que está bien, pero no le creo—bloqueó el celular—. ¿Qué estas haciendo?

—La tarea—siguió moviendo el lápiz.

—¿Tarea? ¡¿Había tarea?!

—Sabes que no estamos en el mismo curso, ¿verdad?—regresó a verla.

—¡No me mires así! ¡Solo a veces olvido que eres un año mayor a mí!—le preguntaría a Sana por la tarea.

—Rosé.

—¿Qué?

—Jennie no es la única rara, ¿qué te pasa?

Sí, mala idea de ir donde Jihyo. Ahora tendría que recordar el por qué fue ahí en primer lugar, aunque sería mentirse porque nunca olvidó el motivo. Siempre estuvo en su mente.

Pero no lo diría jamás en voz alta, era completamente absurdo. No comprende. En verdad no lo hace, ¿por qué le gusta? ¿Si quiera le gusta? ¿En verdad está segura que es un sentimiento... romántico y no de amistad o algo por el estilo? Son muy diferentes entre sí.

—No me pasa nada, solo que quisiera saber que le pasa a Jennie—una verdad a medias.

—Sí tú lo dices.

—¿No me crees?

—No puedo creerte cuando ni tú misma te lo crees—dejó su tarea de lado—. No digo que mientas sobre que estés preocupada por Jennie, yo también lo hago, pero no estas rara por ese motivo.

Permaneció en silencio y bajó la mirada. Es que no era nada fácil, sus amigas jamás aprobarían la idea de siquiera ser amigas de las pobres, peor entablar una relación romántica.

Sí, fue muy mala idea ir donde Jihyo.

—Ya me tengo que ir—recogió sus cosas.

—Creo que deberías hablar con Jackson.

—¿Jackson?

—Se que tiene cara de idiota y es un idiota, pero da muy buenos consejos. Él ve las cosas de un modo diferente a lo que nosotras vemos—abrió el cajón—. Es fácil hablar con él—le entregó el chocolate.

—¿Por qué me dices esto?—metió el chocolate en el bolsillo.

—Porque hay cosas que puedes decirnos a nosotras y cosas que puedes decirle a Jackson.

—Sigo sin entender.

—Ash, solo habla con él. Y ten, sé que a Jimin oppa le gusta los caramelos—le entregó una bolsa—. Nos vemos mañana.

En el caminó hacia su vehículo dudó en contactarse con Jackson, ¿sería buena idea? No entiende porque hablar con su amigo sería diferente en hablar con las chicas, las quiere a todas y siempre la hacen reír.

Todo el mundo anda misterioso.

Se resignó. No tenía nada que perder así que envió un mensaje a Jackson en donde le avisó que iría a su casa, no le importaba sí estaba ocupado. Era una emergencia.

Estuvo a punto de dar media vuelta y retirarse, pero ya era demasiado tarde, él había salido a recibirla.

—Nena, dime, ¿para que soy bueno?—sonrió con superioridad.

Yo no hablo con pobresWhere stories live. Discover now