Capítulo 23

7.9K 1.3K 991
                                    

Lisa apretaba el fierro con fuerza, había escuchado todo lo que esos idiotas dijeron.

Estaba trabajando, pero jamás en la vida confundiría la voz de Jennie, aun con todo el ruido de la construcción ella fue capaz de notarla y, por supuesto, también oyó todo lo que esa bola de imbéciles dijo.

—¿Qué pasa? ¿Ya no son tan valientes?—dijo Jeongyeon mirándolos fríamente.

—Cualquiera es valiente con armas—escupió uno con burla.

—El tipo tiene razón—declaró Jisoo—. Sería un abuso pegarles con esto—alzó el martillo—, es suficiente con una mano.

—Nos estas subestimando, perra. Somos mejores que ustedes, nosotros somos los que damos de alimentar a los desgraciados. Jamás sabrás lo que es ser rico.

—Dios da sus mejores batallas a sus guerreros más pendejos, claramente, ustedes lo son—habló Tzuyu dejando el mazo en el piso.

—¡¿Qué están haciendo?! ¡No deben dejar sus herramientas de pobre en el piso!—manifestó Jennie viendo cómo se iba desarrollando el asunto.

—Jennie, ten—Lisa caminó hacia ella.

—¡¿Qué?! ¡No voy a sostener eso!

—Solo es por si esos imbéciles se te acercan, pero no te preocupes, me encargaré que no lo hagan—le extendió el fierro.

—¡Entonces no hay necesidad de que lo tenga, pobretona!—veía la herramienta toda de tierra.

—Por favor.

Lisa sabía que no iba a permitir que le pongan un dedo encima, jamás, pero no estaba de más ser precavida, después de todo, no sabe que trucos tengan esos niños de papi bajo la manga.

—¡Ash! ¡Más te vale romperles la cara!—al final, lo sostuvo con una mueca de asco.

Las hermanas vieron la acción de Lisa y no dudaron en preguntarse porque conocía a esa chica de nombre Jennie, su interacción no era normal, la única que sabía lo que estaba sucediendo era Jisoo.

—¡Confías mucho en esa albañil, bombón! ¡Si quieres yo puedo hacer el trabajo pesado!—se mofó.

—Rosa Aurora, deberías aprender más de la princesa Mulán—dijo Jisoo viéndola—, así podrías lidiar con estos tarados, toma—puso el martillo en sus manos—. No siempre vendrá el príncipe azul al rescate.

—Tú no eres un príncipe azul...—susurró Rosé, pero nadie la oyó.

—¿Ahora van a venir esas dulzuras a pegarnos?—se rio—. Hay que tener cuidado, chicos, ya hasta me dio miedo.

—Vamos, chicas, solo queremos pasarla bien, hay un buen lugar para bailar y tomar, ya veremos lo que pasa—aun se notaba un poco la embriaguez en sus acciones—. Solo esperen un poco, primero vamos a golpear a estas putas, ya verán que nosotros somos lo mejor.

—Puff, primero nos insultan y ahora quieren que vayamos con ustedes. Preferiría ir en el transporte de los pobres antes que ir con ustedes—informó Nayeon viéndolo con desprecio.

—No creo que la gatita esté de acuerdo contigo—dijo refiriéndose a Jennie—. Se nota que le gusta la mala vida, si saben a lo que me refiero—hizo un gesto obsceno.

Un derechazo es lo que recibió el chico por parte de Lisa, lo tumbó. Eso fue suficiente para que comience la pelea. Las niñas ricas vieron cómo se abalanzaron contras esos chicos, pero antes soltaron sus herramientas cerca de ellas en caso de necesiten defenderse, era mejor que no tener nada.

Yo no hablo con pobresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora