Capítulo 10

6.5K 1K 334
                                    

Rosé suspiraba mientras veía la ventana, era un día lluvioso y el cielo se halló nublado, le encantaba esos días.

Había algo en ellos qué le hacían sentir tranquila, su mente se despejaba y solo había quietud acompañada de los sonidos de las gotas cayendo, pero la voz chillona de su profesora de filosofía interrumpía su claro momento de relajación.

—Voy a ir al baño.

Se levantó y abandonó el aula, nadie dijo nada y mucho menos la educadora, aunque no lo crean, era común que la rubia salga en los días lluviosos y sus amigas lo sabían. Sin prisa, bajó las escaleras y salió al exterior, alzó la cabeza y disfrutó las gotas impactar su rostro, ella en verdad amaba la lluvia.

Caminó bajó las gruesas gotas de lluvia, puede que se enferme, pero no es algo que le importe, incluso era algo bueno porque no tendría que ir a clases, así que continuó su camino hasta que en su línea de visión se cruzó una muchacha de cabello negro peleando con una ardilla.

Se escondió detrás de un pilar para seguir observando a esa curiosa chica. Por lo que podía ver, es que ese animal le robó algo, no sabía que era al no reconocer el objeto qué tenía en el hocico. Sin pensarlo dos veces extrajo su celular y empezó a grabar.

Miró que correteó tras el roedor, y como el césped estaba mojado, resbaló suscitando qué se caiga, colocó las manos antes de impactarse contra el suelo, pero al igual que los pies, las manos se resbalaron y frenó con la cara.

Rosé de inmediato cubrió la boca con sus manos para amortiguar el sonido de su risa, fue tan cómico qué guardaría el video en favoritos.

—¡Animal hijo de puta! ¡Cuando te atrape serás comida para Momo!

Observó que la chica se levantó de nuevo y fue tras el animal sin éxito alguno, pero lo que no esperó, es que el roedor vaya en su dirección y entró en pánico, no era especialmente amante de los animales, solo de los perros y, además, para Rosé, las ardillas eran ratas.

—¡Atrápalo!

Oyó el grito de la chica, y solo pudo pensar en que está loca por querer que haga algo como eso, sin embargo, al verla detenidamente supo que era una de las estudiantes pobres.

—¡No vengas, indigente!—la rubia también se echó a correr.

—¡¿A quién le dices indigente?! ¡Maldita tabla!—aquel comentario la llenó de fuerzas para continuar corriendo.

—¡Por lo menos yo sí tengo dinero para operarme! ¡Tú jamás dejarás de ser indigente!—se estaba cansando, el esfuerzo físico no era lo suyo.

Rosé giró la cabeza y la ardilla junto a esa chica aun corrían tras ella, pero el roedor tomó otro rumbo y subió a un árbol dónde se metió por un hueco, presumía qué era su casa, pero fue un alivio, ya no tenía que correr más.

—¡Lo dejaste escapar, ahora por tu culpa tendré que pasar hambre!—esa ardilla había robado su sanduche.

—¿Acaso no siempre pasas hambre?—dijo con obviedad y con un toque de inocencia.

—Escúchame, maldita niña rica—se fue acercando mientras le apuntaba con el dedo índice.

—¡Aléjate o no respondo!—se puso a la defensiva.

—¿Qué vas a hacer? ¿Hablar de cuánto dinero tienes para matarme del aburrimiento?—resopló con sorna.

—No, haré esto—Rosé con rapidez busco en uno de sus bolsillos un objeto cilíndrico, sin darle tiempo a pensar apretó el botón y la roció en la cara.

—¡Ahhhh! ¡Ardeee! ¡Puta loca!—trató de quitar ese líquido con la manga del buzo.

—Jennie tenía razón, el repelente de pobretones sí funciona—miró el envase rosa con una sonrisa orgullosa.

Vio que la chica intentaba por todos los medios aliviar lo que le causaba aquel repelente, la verdad, ella no sabía cuáles eran sus efectos, pero no sabía que iba a ser tan potente.

La piel se colocó en un tono rojizo, intuía qué no podía abrir los ojos por más que lo intentara y las lágrimas se mezclaron por la lluvia. Se asustó cuando notó qué no era capaz de respirar bien, como si se estuviera ahogando, eso fue acompañado de una tos bien fuerte para luego oír qué quería vomitar.

—¡Jisoooo!

Dirigió su mirada por donde vino aquella voz, eran las chicas que siempre estaban con ella. Fue incapaz de moverse, estaba muy asustada, pero pudo notar que estaba cerca del edificio donde recibían clases esas chicas, tal vez lograron verlas a través de la ventana y por ese motivo llegaron con rapidez.

—¡¿Qué mierda le hiciste?!—una chica alta la sujetó de la parte superior del cuello con los ojos inyectados de sangre.

—¡Déjala, Somi, debemos curar primero a Jisoo!—Jeongyeon ordenó con los ojos fieros sobre esa chica.

Lisa junto con sus hermanas estaban con la sangre hirviendo de las iras, de hecho, ella iba a entrar a golpes con esa rubia idiota, pero jamás esperó que Somi intervenga, ella era muy tranquila y hasta cierto punto mantenía la cabeza bien fría incluso en las peores situaciones.

Quienes siempre han sido impulsivas desde siempre han sido Momo, Tzuyu y Lisa, jamás piensan antes de actuar, no obstante, el hecho que Somi pierda la cabeza significa que la rabia se apoderó de ella, y lo mejor es tratar de calmar a su hermana antes que decida darle justicia por mano propia.

Por unos escasos segundos volteó a ver Jisoo quien aun seguía quejándose del dolor, pero con ayuda de Jeongyeon, Tzuyu y Chaeyoung pudieron lograr calmarla un poco, supo lo que tenía que hacer.

—Somi, suéltala—Lisa puso la mano en su hombro.

—Luego haremos algo, pero déjala—Momo agarró la muñeca de Somi con algo de fuerza.

—Tienes suerte que estén mis hermanas o te hubiera enviado directo al hospital, imbécil—Somi la soltó, pero no sin antes empujarla.

Rosé cayó al pasto y desde el suelo solo pudo observar como se llevaban a esa chica. Tuvo sentimientos encontrados, ella jamás había herido a alguien físicamente, siempre hizo uso de su posición en la jerarquía social sobre el resto de personas insignificantes, unas cuantas palabras y ya, eso era más que suficiente.

Recogió sus piernas y recargó la cabeza en las rodillas, la lluvia la empapó por completo, pero estaba bien, el frío entumeció aquel sentimiento de pánico qué tuvo.

Solo me defendí.

Esa chica se acercó demasiado a ella, cualquiera se espantaría si una de esas personas te habla así, todo fue en defensa propia. Pero trataría de no usar en lo posible aquel repelente de pobretones, o no al menos en la misma chica.

Le contaría a sus amigas sobre lo sucedido, así que optó por relajarse, pero una risita se escapó de sus labios al recordar momentos atrás de ella persiguiendo a la ardilla para luego caerse.

Te llamas Jisoo, la indigente que se cayó de cara.

Esa tarde, guardó aquel video en su computadora. 


Capítulo nocturno porque recién regresa la luz 🫠🫠🫠 jajajaj

Reds si les gustó voten, comenten o síganme ˎ₍•ʚ•₎ˏ  

Yo no hablo con pobresWhere stories live. Discover now