•𝒯𝒽𝑒 𝓌𝒽𝑜𝓇𝑒•

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130 D. C.

"La favorita de los dioses", murmuraban por el Reino todas las personas que habían tenido la suerte de ver a la princesa Daena, tan bella, amable, sonriente y una mirada llena de dulzura, con unos hermanos que darían todo por ella, un padre que estaba dispuesto a iniciar una guerra si la joven se lo pedía y sin la obligación de casarse, pues ella lo haría hasta que quisiera, viviendo la mejor de las vidas entre tantos problemas, pero era todo una mentira, una enorme mentira, el mundo había creado esta idea sobre ella que la hacía sentirse atrapada y, justo como su hermano menor alguna vez dijo, una princesita perfecta. A menudo tenía este sueño, se veía a sí misma rodeada de flores muy hermosas de color rosa y blanco, en un vestido azulado mientras ella veía hacia el cielo, con lágrimas rodando por sus mejillas y su mirada completamente vacía, cada que despertaba intentaba averiguar que significaba el hecho de estar perfectamente arreglada y verse perfecta, pero al mismo tiempo parecer estar sufriendo, pensó que se estaba volviendo loca, que era solo una estupidez que su cabeza repetía por que ella pensaba mucho en ello, pero una noche, después de meses, ese sueño cambió, ahora ni siquiera era un sueño, era un recuerdo que siempre intentó borrar.

—¿Qué pasa?—pregunto una Daena de catorce inviernos mientras veía a su padre.

—Serás una rompe corazones—hablo Viserys con una sonrisa—Ya lo verás.

Ella bajo la mirada para ver su vestido, era diferente a los que usaba de pequeña, ahora tenía más escote y se ajustaba más a su cuerpo, sonrió con timidez ante las palabras de su padre y pasó sus manos por el frente del vestido para acomodarlo.

Caminó junto a su padre, madrastra y hermanos mientras le sonreí a la gente de su alrededor, suspirando cuando llegó el momento de saludar a los demás lords y ladys para intentar relajarse.

Un Lannister la saludo, dándole un abrazo que la hizo formar una mueca de disgusto, intentando mantener la sonrisa aún sintiendo como el rubio intentaba presionar sus pechos contra su cuerpo.

Cada hombre que saludo después de eso, hacia los mismo y si no los abraza ellos dirigían su mirada a sus senos sin ninguna discreción, incluso las ladys lo veían de mala manera, como si fuera su culpa.

Despertó, sin saber si había sido mejor o peor el haber cambiado de sueño, el solo recuerdo de los brazos de aquellos hombres la hacía retorcerse de aversión.

Ella sabía lo que algunos en la corte susurraban de ella, que era una puta y mimada que se aprovechaba de su cuerpo, no tenía idea de cuando eso empezó, tal vez fue en la boda de sus hermanos, cuando estuvo todo el evento junto a su amigo Stark, o cuando comenzó a acostarse con su Escudo Juramentado, que por mucho que se escondieron y nunca dijeron nada, ella sabía que esa maldita Fortaleza tenía ojos por todos lados.

Si algo debía aceptar es que le gustaban los vestidos escotados, pero sus intenciones nunca fueron verse como una puta.

Y luego estaban los maldito Hightower, murmurando palabras en sus oídos cada que podían, convenciéndola de hacer estupideces, ella sabía que eran unas víboras, pero no había mucho que pudiera hacer contra ellas, mucho menos después de ayudarlas.

Era frágil, intentaba hacerse la fuerte ante los demás, pero ella sabía que detrás de esa mentira de la princesa perfecta solo era una niña rota que lloraba ante cada inconveniente, que hacía lo que le pedían y solo corrompía a sus hermanos y los arrastraba con ella.

La favorita de los dioses...

La favorita de los dioses...

La favorita de los dioses...

La Favorita De Los Dioses Where stories live. Discover now