•𝓉𝒽𝑒 𝓌𝑒𝒹𝒹𝒾𝓃𝑔•

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—Quiero ver a Regard–pidió Daena enojada.

—Lo se amor, pero ir al norte no es tan fácil como parece—intento calmarla Rhaenyra.

—Podemos ir en Syrax—sugirió la niña— así llegaríamos sin problemas.

—Necesitamos el permiso de papá—dijo Rhaenyra— Y a Syrax no le gusta el frío.

Rhaenyra le acaricio la cara a la pequeña y antes de que pudiera decir algo la cargo y arrullo para que Daena tomara su siesta.
En el momento en que los ojos de la princesa se cerraron y fue depositada en su cama el rey entro a la habitación y una fuerte discusión se desató.

La princesa Rhaenyra había estado evitando el tema de casarse, simplemente no quería hacerlo, ¿era tan difícil entender eso?. Aparentemente si lo era, su padre seguía insistiendo con el tema, pero no había pasado de eso, hasta que esa mañana Otto Hightower apareció con la propuesta de casar a Rhaenyra con su primo, Laenor Valeryon. Cuando el rey se lo contó a su hija ella le hizo saber que la idea no le agradaba y no queria hacerlo, logrando desatar la ira del rey.

—¡Te di la opción de elegir y ni siquiera hiciste el intento!—le recordó el rey a Rhaenyra—¡Se acabó Rhaenyra, te casaras con Laenor y no esta a discusión!

—¿Porque?—pregunto Rhaenyra desconcertando a Viserys—¿Por qué parece que lo único que quieres es deshacerte de mi?

—No me vengas con eso ahora—dijo el rey—¡Todo lo que te doy me lo tiras en la cara!, ¿y ahora soy yo el malo?, solo quiero lo mejor para ti.

—Cuando mamá murió, no te dignaste ni a verme a la cara—mencionó la princesa—¡me ignoraste durante días!.

Los gritos despertaron a la pequeña princesa Daena, levantándose en lágrimas como ya era costumbre.
El rey observo a su hija menor y fue hacia ella, ignorando lo que dijo la mayor de sus hijas, se acercó a la pequeña y la sentó en su regazo, acariciándole el cabello, tranquilizando a Daena.

—Mañana iremos a Marcaderiva—dijo Viserys sin ver a Rhaenyra—No importa si no quieres, es una orden de tu rey.

Rhaenyra observo a su padre esperando que la volteara a ver y justo como en el funeral de su madre esa mirada nunca llegó. Rhaenyra salió hecha furia de los aposentos de su hermana y se encerró en los suyos.

—¿Qué le pasa?—pregunto Daena.

—Nada, solo esta un poco enojada—aseguró el rey— Tengo una sorpresa para ti.

—¿Qué es?—cuestionó la princesa emocionada.

—Iremos a Marcaderiva.

La emoción de la princesa no se hizo esperar, una de sus cosas favoritas es viajar a Marcaderiva, pasar tiempo con su tía Rhaenys y sus primos Laena y Laenor. Pero algo no le cuadraba, ¿por qué irían a Marcaderiva de la nada?, según ella no había nada importante allá.
De igual manera, fuera cual fuera la razón de su viaje ella estaba feliz de ir.

Rhaenyra, por su lado, no estaba tan contenta con la noticia, las sirvientas que pasaron por sus aposentos empezaron a esparcir la noticia de que la heredera al trono se la paso todo la tarde llorando, gritando y maldiciendo al rey, hasta que se durmió del cansancio. Estas noticias no tardaron en llegar a oídos de la mano del rey, quien estaba feliz y orgulloso de que su plan hubiera funcionado.

La pequeña Daena, ajena a la situación de su hermana y padre, despertó más temprano de lo usual, ordenó que le pusieran su vestido color azul (regalo de Rhaenys), que le hicieran una trenza y salio corriendo hacia los aposentos de su padre.

—¿Ya nos vamos?—pregunto emocionada.

—¿A dónde?—cuestionó el rey adormilado.

—Pues con la abuela Rhaenys—contesto frunciendo el ceño y evitándose la pena de no poder pronunciar "Marcaderiva".

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