•𝒯𝒽𝑒 𝒷𝓇𝑜𝓉𝒽𝑒𝓁•

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                             124 D. C.

—No nos aporta nada el hecho de que este en Antigua—se quejó Daena desde su asiento.—se supone que hacen esto para proteger a mis hermanos y no veo la manera en que alejar a Daeron nos ayude a hacerlo.

—Se convertirá en un buen caballero que protegerá a Aegon cuando la guerra estalle—respondió la mano del rey.

—Aegon ni siquiera puede estar un día sin beber vino, difícilmente será un rey—hablo la princesa con molestia.

—Daena—regañó Alicent a la niña.

—No dejaré que mi hermano esté lejos de nosotros, de su sangre y de sus costumbres—alegó la platinada.—voy a hablar con mi padre y lo convencere de traer de regreso a Daeron.

—Tú no le diras nada al rey—demando Otto con seriedad.

—Hace menos de una luna me estaban prostituyendo con Regard ¿y te crees con el derecho de decirme que hacer?—cuestionó la menor con brusquedad.

—No hicimos tal cosa—negó la reina, tallando sus ojos con su mano—solo te dijimos que hablaras con el.

La princesa rio con amargura, tomado de su copa de vino—Si hubieran tenido la oportunidad me hubieran mandado a sus aposentos para convencerlo de seguir su lucha.

—¿Qué clase de personas crees que somos?—pregunto la reina con indignación.

—Del tipo que planea usurpar el trono de la heredera por derecho de nacimiento—mencionó Daena con obviedad.

—En ese caso eres igual que nosotros—dijo el Hightower—nos has ayudado lo suficiente como para considerarse traición.

—Daeron esta bien en Antigua, no tienes porque pelear por eso—aseguró la reina intentando calmar el ambiente.

—Se fue hecho un mar de lagrimas—comentó la joven con irritación.—y no te vuelvas a atrever a compararnos, porque yo no fui el que metió a su hija en los aposentos de un rey que acababa de perder a su esposa—hablo con odio hacia el hombre en la mesa.

—Daena detente—ordenó Alicent al ver la furia de su padre.

—Traigan a mi hermano de regreso—demando la ojiazul.—o mi padre se enterará de todo esto y no dudo que te vuelva a correr de la Fortaleza Otto.

—Aegon necesita a alguien que guíe a las tropas de los Hightower—insistió la mano del rey.

—Gwayne puede hacerlo—contesto Daena—además, Aegon no tiene las capacidades para ser un rey, todo se vendrá abajo en cuanto la corona toque su cabeza.

—Por algo lo estamos preparando—dijo la reina observando como la platica cada vez tenía menos probabilidades de acabar.

—Llevas haciéndolo desde que nació y sigue siendo un idiota—comentó Daena haciendo reír a la mano del rey.

—Siempre le dije que no supo educarlo—hablo Otto, sorprendiendo a Daena.—Incluso la niña se da cuenta de tus errores Alicent, me decepcionas—continuo, haciendo que la reina bajara la mirada.—¿Por qué aceptaste ayudarnos si no creías en las capacidades de Aegon?

—Porque no quiero que nada malo le pase a mis hermanos...—respondió de manera más baja la platinada—Si Rhaenyra llegase al trono no me gustaría que los lastimara.

—Entonces se tú la reina—insinuó Otto haciendo que Alicent se ahogara con su vino y que a Daena se le cortara la respiración.—Crees tener más capacidades que Aegon y tienes buenos motivos para serlo ¿no?

La Favorita De Los Dioses Where stories live. Discover now