Capítulo 19

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Los días siguientes la manada se reunió incontables veces, tanta que Cassy se sintió abrumada por tanto calor fraternal.

Aún así Paul no hizo aparición hasta el tercer día.

La Push lucía tan soleada que Cassy creyó que era extraño, pero disfrutó ver a su esposo y a su hija jugar en la arena blanca de la playa.

Mientras Embry hacía un castillo con Maggie, Paul atravesó la playa sosteniendo a su hijo con los ojos fijos en la niña.

Cassy se estremeció ante aquella mirada acechante, no dudó en abandonar su posición sobre la toalla donde intentaba tomar sola, para llegar hasta donde su familia se encontraba.

Todos parecieron notar el humor de Paul ya que no dudaron en interponerse en su camino.

Emily fue la primera en tomar al pequeño Josh entre sus brazos y llevarlo por una paleta.

Paul no dudó en acercarse a la menor.

— Hola.— Dijo lentamente, la pequeña le regaló una de esas sonrisas que, Cassy juraba, brillaba como el mismísimo sol.

— Hola.— Dijo lentamente, aplaudiendo mirando a sus padres al notar que había logrado decirlo correctamente.

— Paul, será mejor que...— Intentó apartarlo Embry cuando intentó tomar la mano de Maggie.

Paul lo ignoró soltando su agarre y acariciando tiernamente la mejilla de Maggie.

— Hola, linda. 

—Rena.— Dijo tomando un puñado de arena para ponerlo en el balde color rosa,

— Sí, linda, arena.— Dijo él con suavidad.

Maggie sonrió repitiendo la acción mirando a su padre.

— Papi, rena.— Festejó hacia Embry, quien sonrió dulcemente dándole los cinco.

 Los ojos de Paul se llenaron de lágrimas, miró a Cassy con dolor casi palpable y suspiró recibiendo a su hijo.

Los dos pequeños se miraron atentos antes de estallar en risitas contagiosas e iniciar un juego pacífico.

Josh y Maggie jugaban en paz intentando construir un castillo de arena bajo la mirada de sus padres.

Cassy era incapaz de mirar más allá o siquiera de moverse, se encontraba totalmente tensa y alerta.


***


— Embry, Cassy, ¿podemos hablar? —La voz de Paul se hizo presente.—Solo será un momento.

—Sí, claro...— Dijo Embry mientras mecía entre sus brazos a Maggie, la pequeña rubia dormitaba con la cabeza apoyada en su pecho. 

Paul admiró la escena con dolor.

Algo en su pecho le exigía tomar lo que por derecho le pertenecía, su impronta, su hija, su hogar.

Se sentía deshecho, ver a Cassy le había despertado sensaciones que había intentado suprimir.

Ella se veía radiante, su cabello rosa había vuelto más largo de lo que recordaba, no podía evitar imaginarse como se vería en su estado lobuno, había bajado mucho de peso y sus facciones parecían más definidas, y sus ojos... ese par de iris celestes parecían brillar al ver a Maggie y. para su desgracia,  a Embry.

Nunca entendió la relación que tenían ambos, ahora era evidente que estaban casados y enamorados, aún así, no eran la típica pareja que parecía levitar alrededor del otro, estaban juntos pero no dependían del otro. 

Algodón De Azúcar - Paul Lahote Where stories live. Discover now