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Cassy sostuvo su mano contra su cuello con ligera molestia, el punzante dolor solo se asemejaba al que sentía cuando Paul huyó pero no era posible.

Ella ya no estaba triste se encontraba furiosa.

El deseo de venganza era tácito y evidente.

Aún así no hizo nada, no podía hacerlo, vengarse solo significaba una cosa y no, definitivamente ella no podría dejar sin padre a un niño.

Cassy mordió la tostada evitando hacer una mueca,  el asco hacia todo y todos solo iba en aumento.

Un hueco en su estómago la obligó a dejar la tostada en el plato y ponerse de pie.

— Luego vengo, Em.—Dijo besando su mejilla.

—No has tocado tu desayuno.

—No me siento muy bien.—Inevitablemente su mirada cayó en Antonella, quien desayunaba al lado de Paul.

—Voy contigo.—Dijo Embry, lo siguió Jared, quien tomó sus tostadas en su mano y salió rápido de la casa.

—Espérenme.—Dijo Quil mientras intentaba comerse todo el huevo revuelto que le quedaba de un bocado.

—Puedo llevarte.—Ofreció Paul.

—Eh... no quiero molestar.—Dijo antes de salir corriendo olvidando su desayuno.

Sam miraba toda la escena en silencio.

—Lo siento...—Murmuró Cassy a su alfa mientras tomaba la mano de Embry y se iban del lugar.

Sam miró a Paul.

El chico miró su plato en busca de distracción.

—Vayan a clases.—Ordenó a los jóvenes.


Los murmullos en la escuela eran muy crueles, tanto que Cassy agradeció estar cerca de terminar la escuela.

Solo quedaban un par de semanas y debía empezar a buscar empleo.

Sabía que el sueño de su padre era que fuera a la universidad, pero ahora que era lo que era, no podía irse de La Reserva fácilmente.

Mientras caminaban por el lugar hacia la siguiente clase sintió como Embry se tensaba a su lado.

Siguió su mirada y casi se cae, Isa se encontraba besando a su ex novio, a quien dejó por buscar a Paul.

Su estómago se revolvió.

—Embry...

—Estoy bien.—Negó mientras tomaba su mano.— Definitivamente nos va horrible en el amor.

—Eso les pasa por imprimarse.—Se burló Jared

—Cállate.

Jared pasó su brazo sobre sus hombros.

—Eso jamás me pasará, ¿saben?

Ellos rieron mientras Jared hacía el tonto, casualmente chocó con una morena a quien, por su condición, terminó lanzando al suelo.

—Uh, lo siento.—Dijo Jared ofreciéndole la mano, la chica tenía las mejillas coloradas y el ceño fruncido.

—¡Ten más cuidado por donde vas, idiota!

Y entonces sucedió.

Cassy jadeó cuando Jared tembló y cayó de rodillas ante la morena que no dejaba de despotricar en su contra.

Algodón De Azúcar - Paul Lahote Where stories live. Discover now