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El aterrizaje le había resultado horrible a Cassy, su estómago revuelto y sus ojos llenos de lágrimas a causa de las náuseas era simplemente horrible

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El aterrizaje le había resultado horrible a Cassy, su estómago revuelto y sus ojos llenos de lágrimas a causa de las náuseas era simplemente horrible.

Aunque el aire de Tennessee tenía algo que la reconfortó.

El dolor en su pecho se hacía cada vez más grande, como si una parte de su misma sufriera ante la lejanía.

Y ella sabía que sucedía.

Paul.

Aunque evitaba pensar en el chico siempre terminaba volviendo a él.

Se preguntó si finalmente era feliz.

Antonella había sido una mujer algo malvada en algunas ocasiones pero eso no quitaba que intentaba ser mejor por su hijo.

Cassy no era capaz de imaginar a Paul con un bebé, aunque siendo sincera ella tampoco podía imaginarse a si misma siendo madre.

¿Sabra que hacer?

¿Sabra cargarlo por primera vez?

Definitivamente tendría que ir a unas clases prenatales para evitar problemas con su bebé.

Mientras salían arrastrando sus maletas un cartel los detuvo.

Dos señores mayores, de piel ligeramente bronceada y cabello entre cano los miraron con emoción en su rostro.

Embry se lanzó a sus brazos con emoción.

—Tú  debes ser la esposa de mi nieto.—Dijo la mujer con emoción mientras tiraba de ella para que se unan en un abrazo.

Cassy sintiendo como una calidez absoluta la embargaba.

Embry la miró con emoción al ver que conversaba durante todo el camino con su abuela.

Con las manos entrelazadas y hablando sin parar llegaron a un rancho enorme, aún así, no se detuvieron en la entrada.

—Pueden visitarnos cuando quieran, pero ya saben, el casado casa quiere.

Ambos jóvenes se sorprendieron ante lo que veían.

Era una casa pequeña pero  muy hermosa, los sentimientos se arremolinaron en su pecho, hace unos meses no habría pensado que estaria así.

Pensó en Paul, algo en su pecho le recordaba que era él con quién debía estar y otra parte de sí misma le recordó la sensación que generaba Embry.

Embry besó su hombro cuando estuvieron solos.

—Tenemos que hablar.—Le dijo y ella asintió tomando asiento en el sofá.

—Esta bien...

—Necesito saber algo, Cassy.—Tomó sus manos.—¿Qué quieres que seamos?

—Ya lo habiamos discutido, Em.—Contestó ella con dulzura.

Algodón De Azúcar - Paul Lahote Where stories live. Discover now