19.

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Hongjoong se despertó temprano, tras una jornada de sueños relacionados con los diseños que había estado dibujando la tarde anterior. Al revisar el celular, se fijo en que todavía no eran siquiera las 8 de la mañana. Se había despertado por un factor externo.

A su lado, el cuerpo de Seonghwa estaba completamente quieto, envuelto en las sábanas y cálido. El leve ronquido que se escuchaba en su respiración los primeros días que durmió junto a él había desaparecido casi por completo, una señal de que se estaba recuperando tal y como estaba previsto.

Joong pensó en bajar a buscar agua y las pastillas que Seonghwa tenía que tomar a las 9am. Estaba buscando las pantuflas que solía utilizar los días en los que se quedaba allí cuando escucho el ruido que posiblemente lo había despertado. Unos toques en la puerta principal, acompañados de una voz inteligible. La sorpresa que experimento era tan grande como su curiosidad. No le llegó a la cabeza ninguna opción de quien podría ser. Hwa tampoco había mencionado que tendría visitas.

Quien sea que fuera, repitió los toques, que comenzaban a subir de intensidad al punto de sonar como golpes. Entre sueños, Seonghwa se removió. Decidido a que nadie tenía la potestad de interrumpir el descanso del chico, mucho menos luego de haber estado una semana hospitalizado. Tendría que vérselas con él en su lugar.

Salió de la habitación y bajo las escaleras haciendo el menor ruido posible. Se acercó con cautela a la puerta principal y la abrió, encontrado nada más que la nieve arropando los árboles en el exterior. No había nadie.

Qué raro. Juraría que escuche a-

El pensamiento no termino de formarse gracias a un chirrido a sus espaldas. Era el sonido que hacía la puerta trasera al ser empujada. Los sentidos del pelirrojo se encendieron como alarmas en una emergencia. Salió corriendo por el pasillo, imaginando los peores escenarios posibles; alguien queriendo entrar a la casa (incluso en un pueblo tan arraigado como ese, no era una locura oír de ladrones e invasores de propiedades) o un animal salvaje, un oso que acababa de despertar de su descanso de temporada. Al cruzar el pasillo que daba a la sala, se frenó con los ojos abiertos de par en par.

Una chica, de su misma altura, cabello azabache y piel extremadamente pálida estaba de pie dentro de la sala, sosteniendo el picaporte de la puerta con total confianza.

—¿Quién- quién eres? ¿Qué haces…? —comenzó a preguntar Hongjoong, teniendo un mal presentimiento sobre aquella situación. La chica levantó una ceja, por su expresión se podía deducir que no estaba de buen humor.

—Eso debería preguntar yo —la forma en la que habló, en la que su rostro se congestiono para hacerle ver disgustada, en la que estaba parada a la expectativa, en tensión, le hizo darse cuenta de su identidad antes de que lo dijera. Un agujero negro se abrió en el estomago de Joong, absorbiendo los sentimientos de calma y armonía con los que había dormido—. Los dueños de esta propiedad, hasta donde tengo entendido, no la han vendido ni la están alquilando. No debería haber nadie aquí.

—¿Los dueños? —preguntó en voz queda. Ya no tenía dudas de con quien estaba hablando. Quería golpearse la cabeza contra la pared.

—Los Park —la chica tenía la nariz más afilada y respingona que su hermano, aunque compartían los mismos ojos y la tez similar a la leche—. Mis padres. Podría decirse que esta casa también me pertenece. Ahora, ¿quién eres tú y que estás haciendo aquí?

La encrucijada en la que se halló tan inesperadamente le dejó mudo por un minuto. Los dos se quedaron mirándose, sin moverse ni decir nada, en una especie de discusión silenciosa. Hongjoong no tenía una sola carta a su favor, así que fue el primero en ceder.

winter falls || seongjoongWhere stories live. Discover now