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Elegir el tipo de cereal que quieres llevarte de la tienda no debería ser un asunto complicado, ¿cierto? Hongjoong solía tratar de convencerse a sí mismo de ello, pero ahí estaba, con el entrecejo fruncido mirando la estantería repleta de cajas de cereal. Llevaba unos diez minutos en lo mismo; tomaba un empaque, lo leía, encontraba algo que no le convencía y lo volvía a colocar en su sitio. Era el único cliente, por suerte, ya que nadie más tenía las agallas -o falta de sentido común- para salir de su casa con la fuerte nevada que azotaba el pueblo. Las calles se habían convertido en caminos helados, el aire en neblina espesa y húmeda.

Las personas con sensatez se encontraban en sus hogares, mirando televisión con la chimenea o la calefacción encendida. Hongjoong, por su parte, seguía batallando entre bolitas de chocolate u hojuelas de maíz.

La razón principal de su salida no habían sido las compras habituales. La época invernal estaba por llegar a su peor etapa, lo que detendría muchos negocios locales, incluyendo el suyo. Puede que hubiera gente interesada en sus abrigos o jerséis personalizados, pero le sería imposible hacérselos llegar a tiempo. Así que había resuelto enviar varios modelos a la tienda que lo ayudaba con la distribución en la ciudad y cuando fuera posible recogería su parte de las ganancias. Ese era uno de los innumerables problemas que uno de sus amigos más cercanos había previsto que sucedería. "No puedes mudarte a un lugar así" fueron las palabras de Jongho "No hay nada, literalmente"

¿Qué sabía él? Hongjoong encontraba reconfortante el estar rodeado de 'nada'. Podía llegar a sentirse un poco solitario, ciertamente aunque la mayoría del tiempo estaba demasiado ocupado, metido entre retazos de tela y latas de aerosol, para prestarle atención.

El paisaje era otro incentivo para que le agradara vivir en un pequeño pueblo alejado de la metrópolis. La naturaleza resultaba la mejor fuente de inspiración. Ya fuesen colores o diseños, luego de una caminata por los alrededores, su cabeza se llenaba de ideas nuevas.

El sonido de pisadas lo puso en alerta. ¿Cuánto rato llevaba allí? Al salir de la oficina de correos no había ventisca, tan solo caían algunos copos de nieve. Puede que fuera el empleado de turno, que vendría a verificar si todavía estaba dando vueltas en la tienda o si se había quedado atrapado en el congelador. Con una mirada disimulada, se giró un poco, encontrándose a un muchacho que empujaba un carrito idéntico al suyo. Otro cliente demente. El muchacho se detuvo a un par de metros de él, también escogiendo cereales. A diferencia de Joong, él simplemente agarro una caja, la tiro dentro del carrito y siguió su camino.

"Al diablo"

Hongjoong imitó la acción, si bien mientras pagaba por los víveres en la caja no dejaba de pensar en sí había hecho la elección correcta. Consideraba a las decisiones menores uno de sus más grandes defectos. Irónicamente, cuando eran decisiones importantes, tiraría la carta sin pestañear. Es la clase de cualidades que le llevarían lejos en la vida, al mismo tiempo que lo harían estancarse en un mini súper en plena nevada.

Había dejado su vieja camioneta negra estacionada en la calle frente a la tienda. Notó la capa de nieve cubría el techo y el parabrisas al cruzar. El blanco relucia como un cobertor de lana. Abrió la puerta del copiloto y dejó las bolsas sin mucho cuidado. Se subió por la puerta contraria, introdujo la llave y se reclino en el asiento. No se movería hasta que el motor calentara, cosa que tomaría unos cinco minutos.

El cielo estaba oscuro, no se podía ver más allá del radio de luz que ofrecían los postes. Sus manos comenzaban a entumecerse. Busco en su bolso un par de guantes, de rayas grises y rojas, hechos por él varios años atrás. Casi toda su ropa eran creaciones propias. Joong era un fiel creyente de que la mejor manera de promocionarse era que las personas vieran como lucían las prendas, no en un maniquí, sino en otras personas.

winter falls || seongjoongWhere stories live. Discover now