3.

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La tarde transcurrió sin inconvenientes para Hongjoong. Tenía por lo menos 100 fotografías nuevas. Como supuso, la zona que rodeaba al lago, y el lago mismo, eran un espectáculo visual sin comparación. No había un centímetro del terreno que no estuviera cubierto de nieve o hielo, con su característica frialdad, blanca y suave como algodón. Al finalizar la sesión, se había tendido sobre su chaquetea en la nieve, disfrutando del clima antes de que se tornara insoportable. Tenía los ojos cerrados y los audífonos puestos, así que le sorprendió -y asusto en menor medida- sentir que algo le tocaba el hombro.

Abrió los ojos de golpe, encontrándose con la mirada avergonzada de Seonghwa. Joong se quitó los audífonos y se sentó.

—No quería molestarte —Seonghwa había retrocedido un par de pasos. El pelirrojo le restó importancia con un movimiento de mano.

—¿Qué te trae por aquí? ¿Te preocupaba que me hubiese ahogado en el lago? —bromeó ladeando la cabeza. El pelinegro apretó los labios—. Es broma. Como puedes ver, sigo en una sola pieza.

—Me alegro por ti —Seonghwa resopló divertido—. Prepare chocolate caliente y quise traerte un poco —Hongjoong entonces notó que traía un envase cilíndrico rojo en las manos. Se lo ofreció y agregó:— Como agradecimiento, ya sabes.

Hongjoong lo acepto encantado. Le quito la tapa al envase, un vapor agradable se desprendía del interior. Le dio un sorbo, comprobando que se tan bien como se imaginaba.

—Esta bueno —Joong sonrió, sus ojos volviéndose pequeñas rayas.  Seonghwa le devolvió el gesto, más reservado, de pie a una distancia casi evasiva.

Hongjoong estiró su chaqueta lo mejor que pudo y se hizo a un lado, dejando la mitad del espacio libre. Invitó al pelinegro a sentarse con un gesto de su mano. Seonghwa se quedó un par de segundos analizando la propuesta. Un pequeño cambio en su cara -las arrugas de su frente y de la comisura de sus labios se suavizaron- índico que ya se había decidido: avanzó lentamente, se agacho con cuidado de no quedar muy cerca de Hongjoong y se abrazó las piernas, intentando hacerse más pequeño.

El sol había asomado por un rato en medio de las espesas nubes. La claridad en el ambiente solo le daba a ese momento una sensación de surrealismo.

—Este lugar es interesante en los momentos más inesperados —mencionó Hongjoong luego de darle un largo sorbo al chocolate—. Puede que no tengamos conexión a internet, pero tenemos esto —no era necesario señalar a lo que se refería, sus palabras abarcaban la totalidad de lo que los rodeaba—. Sacrificaría todos los celulares del mundo para vivir en este paraíso natural.

No esperaba una respuesta a las palabras que escaparon de su boca sin pasar por una segunda revisión. Al mirar de reojo, captó los ojos de Seonghwa fijos en él. "Seguro cree que estoy loco". Joong consideraba que su forma de ver el mundo no encajaba con el estándar. No le molestaba, prefería ser lo más diferente posible del resto, pero llegaba a sentirse mal al pensar que la gente lo juzgaba en silencio cuando se enteraban de su punto de vista. Ser único implica un camino de solitaria brillantez.

—Disculpa, debes pensar que soy un tonto. Solo estaba-

—También me gusta este lugar —la voz pacífica y profunda de Seonghwa le interrumpió. El chico pelirrojo se giró por completo, encarando al otro con las cejas alzadas—. Es tranquilo. No hay ruido, no hay otras personas molestando. Solo calma. Es cómodo. Me agrada estar aquí justo por eso—antes de acabar la frase, la mirada de Seonghwa se desenfoco de su punto en el vacío para regresarlo a la realidad. El peso de lo que acababa de decir lo golpeo—. Espera, no me refiero a que me moleste que estés aquí. Yo no... No creas que... —la preocupación se abrió paso en sus oraciones.

Hongjoong bufó con desenfado.

—No te preocupes, te comprendo. Sé de lo que hablas —él se sentía a gusto en compañía de muchas personas, si bien llegaba a cansarse de tener que lidiar con ellos todo el tiempo. Si era así para él -un extrovertido con gustos exóticos- podía imaginarse como se sentía Seonghwa. No lo conocía para nada, en absoluto, pero no era necesario ser un genio para darse cuenta de cómo estaba esforzándose con una interacción tan simple como lo era aquella.

—¿Hace cuánto que vives aquí? —Joong preguntó.

—Un par de meses. No me voy a quedar mucho tiempo, de todas formas —Seonghwa  jugaba con un puñado de nieve que había recogido con la mano.

—¿La casa no es tuya?

—No, no... No de verdad. Es complicado.

—¿Huiste de casa o estas de vacaciones?—esos eran los motivos más comunes para que una persona decidiera pasar tiempo en un lugar inhóspito y apartado de la sociedad como aquel pueblecillo.  

—Un poco de ambas—Seonghwa estaba dibujando líneas en la superficie de la nieve, su dedo se movía  distraídamente mientras pronunciaba las palabras—. Tuve algunos problemas familiares y necesitaba despejarme. Así que vine aquí. Nada mejor que un sitio apartado en invierno para enfriarte.

Luego de la declaración, ambos se quedaron en silencio mirando el lago congelado frente a ellos. El sol se ocultaba de nuevo. Hongjoong le dio el sorbo final a la bebida con un sonido de satisfacción.

—Adoro el chocolate —le entregó el envase a Seonghwa, estirando las piernas y moviéndolas a los lados. Una notificación en su celular llamo su atención. Era un recordatorio de que debía preparar sus cosas para ir a la ciudad. Había acordado acompañar a hacer las compras para la reunión de navidad que estaban preparando sus amigos. Debía viajar el lunes, aún le quedaban tres días. También le dio una ojeada a la hora.

—Es tarde, ya debo irme —suspiró con pereza. Seonghwa frunció los labios, comprensivo.

—Espero que haya sido un día de provecho—comentó levantándose. Joong le siguió. Recogió su chaqueta y la sacudió para quitarle la nieve.

—Fue un buen día —respondió el pelirrojo, y agrego en un tono juguetón—. Sobre todo la parte del chocolate —Seonghwa le dirigió una mirada de 'no exageres' que Joong ignoró por completo.

Una vez que se hubo amarrado la chaqueta a la cintura y guardado su celular en el bolso, observo de nuevo la imagen majestuosa que proyectaba el lago. Había sido una idea excelente salir, después de todo. Oyó a Seonghwa hablar, sin embargo, ya fuese porque lo dijo en voz muy baja o se había metido muy profundo en sus pensamientos, no había entendido nada de lo que dijo.

—¿Disculpa? No te he escuchado.

El pelinegro se encogió de hombros.

—Nada importante.

Joong deseaba insistir, destetaba perderse en una conversación y que las personas pensaran que no le importaba o no les prestaba atención, más no lo hizo porque no se sentía con la suficiente confianza.

—Espero que nos veamos pronto. No hay muchas personas interesadas en hablar del paisaje en este pueblo —el pelirrojo hizo un movimiento gracioso con la cabeza, al cual Seonghwa no pudo evitar soltar una risa corta—. La próxima me toca a mí invitarte algo de beber.

Seonghwa desvió la mirada.

—No es necesario —Joong rodó los ojos—. Si lo haces, tendré que invitarte yo después, y  entonces estaremos atrapados en un círculo sin salida.

—No veo el problema —dijo Hongjoong con sencillez. Le resultaba normal, así era como funcionaban las relaciones humanas.

La expresión de Seonghwa, en contra del pronóstico del pelirrojo, cambio a una más seria. Tal vez, para él, las relaciones eran distintas.

—Como sea, te veo luego —Hongjoong se despidió finalmente. Si seguía hablando, lo más probable es que terminara empeorando la situación. El pelinegro hizo una pequeña inclinación a modo de respuesta.

De regreso a su casa, comenzó a nevar. Llegó antes de que se oscureciera por completo. Estuvo todo el rato pensando en que, por alguna inexplicable razón, había hecho molestar a  Seonghwa. La idea le causaba un incómodo sentimiento. Quería con más ganas cruzarse con el otro, en el pueblo de casualidad o como fuera, para arreglar eso.















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Quiero que las vacaciones sean eternas:((

winter falls || seongjoongWhere stories live. Discover now