Capítulo 10.

53 9 55
                                    

UNA PÍCARA ESTIMACIÓN.


—Habías pasado alguna vez esta situación? —Irrumpió el silencio chocando sus manos y entrelazando sus dedos.

—¿De qué situación me hablas? — Contesté como si anduviera en el aire. Era mi primera impresión al lado de una mujer. Me sentí tímido y perdido. Me fijé en su minifalda corta, sus enormes pechos, piernas gruesas y una cintura para apretar tan solo con una sola mano. ¡Qué bella! Y me refiero a su físico. ¡Qué bellas! A sus piernas y a sus curvas. ¡Qué bellos! A sus labios finos y delgados.

—¿De ésta? O ¿Hay alguna otra? —Y mientras montaba sus piernas sobre las mías, hizo una mueca extraña con su boca. Primero un puchero y luego me mostró su lengua.

—Si te refieres a... —Yo iba a acomodarme la corredera.

-Ey! No! Umn, umn... No quiero sexo aún. - Aún? ¿Escuché bien? Pasó su nerviosa pero jugosa lengua por sus labios superiores prominentes que a diferencia de su labio inferior, éste tenía una lucidez espectacular. Era la razón de su sonrisa divina.

-Qué? Crees que me sacaré mi pe...?

-Ya te lo dije antes. Eso es para cuando terminemos con esto. Después haremos lo que queramos... ¿Te parece?

-Si tu lo dices. Mmm, mm... Mmm. Uff, perdón. Es mi rinitis. -

-Rinitis o nervios? Sé que lo quieres, solo ten paciencia cariño. Lo sé, créeme. -

-Me encantaría esa primera vez. -Dije pensativo. Miré hacia el frente.

-No dejes de mirarme. ¡Me gusta! Son lindas cierto?- Alzó su pierna izquierda. Y con su mano la acarició un poco. Eso me puso extremadamente inquieto. Sé lo hermosa y atractiva que se veía. No me había fijado después de todo, todo el día con ella y era la primera vez que notaba lo deseosa que se sentía.

Nuevamente el guiño de una luz se veía al fondo. Pero pareciera que solo estuviera ahí, sin moverse. No se notaba que viniera hacía nosotros.

-Puede que se haya varado igual a nosotros.-Esbozó Letty. Mirándome. Ahora era ella la que no paraba de mirarme.

-De hecho, está parado a la orilla de la carretera. Encendió las estacionarias. Lo ves?- Señalándole el momento cuando otro carro venía de allá para acá.

-¿Una tractomula?-Preguntó dudosa.

-Si, tal vez no esté varada. Ya habría puesto los conos.-Respondí.-

Y recordé que este carro no cargaba los benditos conos. Ni siquiera podía poner estacionarias, estaba fundida completamente la electricidad. Nos tomará la noche a oscuras, de esas noches que son sin lunas ni estrellas, pues parecía que se venía un fuerte aguacero por el viento que hacía bailar a los árboles.

Me preguntaba qué podía pasar si la grúa no acudía hoy mismo a nuestro llamado. Pasaría una eternidad, será la noche más intensa que tuviera que pasar. ¿Vendría otro cazador al amanecer?

LA CASA DEL VIEJO HEBERT.

Al otro lado, Steve acababa de verse ensimismado con el viejo Hebert. Al que incluso, adoptaba una barba de papa Noel blanca y escurrida. Algo tiznada de negro pero en general una barba absurdamente horrorosa.

Transtorno Fantástico: Pseudologia De Mi Memoria. Where stories live. Discover now