Capítulo 5

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TAPUJO DE AMOR.

—¡Por Dios! Y como es que una cosa de tal magnitud me esté sucediendo? No, esto no, ¡Dios mío! Mi padre no, no es cierto.—
Me sentaba en la cama, me ponía de pie y llevaba las manos a la cabeza. ¿Mi padre vivo? No, esto tiene que ser una mentira. ¿La última persona a quién querría ver nuevamente es un maldito psicópata? En qué maldita cabeza cabe esto tan desagradable y aterrador.

Sí hablamos de esta cabaña las inseguridades abundan, el trabajo y el mantenimiento aunque se viera hermosamente olvidada, no se pueden esperar.

Alguna vez había escuchado de un libro llamado las cabañas del tío Tom de Harriet Beecher, el famoso empresario por miedo a un obrero inteligente y sagaz que construyó una máquina para el ahorro de trabajo. El empresario que apenas asumía el talento del obrero lo mandó a ejercer el trabajo de pala más fatigador y desesperante que hubiera en la cabaña. Ese era el trabajo que debía tener yo en aquel sótano, en la laguna, en la puerta que aún sigue abierta y no sé qué pasa. A mis dueños como Steve y mamá, la famosa Ali, el viejo y el niño. Los amos que nadie querría tomarlos de juego. ¿Será que todos están confabulados para atormentarme? ¿Soy yo quien está mal y al que todo le hes indiferente? ¿Serán los periodistas de misery que están cobrando vida y me están teniendo una trampa? ¿El maldito hotel embrujado a dónde quiero hospedarme? ¿Alguien me falta? Ah! Ella... Mi chica linda, mi adorada Shelsy. A la que por mucho le suspiré cada noche, es que su pelo, su cuerpo, su todo, y ahora una usuaria infiltrada, una agente, una mentirosa que quiere imponerme condiciones de calma y entendimiento. Sería esta la historia amorosa más intrigante y desahuciada del mundo. Y como ninguna otra en especial, que hubiera puesto mi vida en peligro; Pues en dado caso, mi vida es un peligro que corre tras otro. Hubiera sido mejor el niño de calle y banderillero, el que comanda una pandilla y porta armas de largo alcance, el que pasa en una camioneta de lujo y mira por debajo al que está más abajo de mi. Hubiera sido un cantante de música rap, tirando indirectas y diciéndole lo podrido a un gobierno socialista, canserbero sabe de un modo u otro lo que digo, pero tal vez yo sería un poeta arriero que lucharía por su superación o un maleducado estilista que solo debería atender a hombres apuestos. Y ser el hijo y el hombre que soy, por mucho se me nota que me están tomando del pelo.

—Efrén, escúchame y entiende. No quiero que malinterpretes mi trabajo. Trato en lo posible de ayudarte. Lo siento si no tuve otra manera de hacerte saber esto, pero créeme que ya no tenemos tiempo para ocultarlo y dejar que sigas sufriendo por todo.

—¿Sigues ahí? Luego, ¿No te han enseñado que cuando alguien te echa de su casa hay que irse?—

—Lo siento si esto te incomoda. Pero no me iré hasta que me escuches. Quiero lo mejor para ti. ¿Y sabes algo? También me gustas...—

Aquellas palabras me retumbaron como un Moscardón viajero. ¿Había oído bien? "También me gustas" ¿De verdad sabe que me gusta? Que ha sido para mí un amor no prohibido sino más bien, oculto. Un amor que a puras penas me estaba dando vueltas en la cabeza y por más que quisiera aceptarlo no tengo la suficiente fuerza de voluntad para decírselo. Aún así, cómo decirle, cómo hacer que esto parezca real y sincero sabiendo que nunca había cruzado una sola palabra con ella. Solo eran miradas, solo era verla amanecer dentro de su habitación mientras abría las cortinas, mientras se sentaba en su tocador a maquillarse, y sí, alguna vez, la vi en toalla. Su pelo nuevamente me erizaba la piel y el constante deseo de verla tan cerca hoy se me estaba haciendo realidad. No de la manera que más quisiera, pero ahí estaba, infiltrada pero estaba y eso para mí ya era mucho.

La pregunta ahora era si mamá sabe lo que está ocurriendo, si todo el suceso que pasó ayer se debe a que mi padre esté vivo. ¿Qué pasa con Steve? ¿Estaría de acuerdo convivir los cuatro? Amo a mi padre, amo a mamá, pero... ¿Tendría yo suficientes razones para decir que lo amo a él?. Sin embargo; es un buen hombre, tanto que ha ayudado a mamá a superar las adversidades después de la supuesta muerte de mi padre. Si yo quisiera olvidarme de esto, él sería su reemplazo, aunque me quede poca vida lo sería sin pensarlo dos veces.

Steve terminaba de arreglar el vidrio de la ventana, realmente, no compró uno nuevo sino que usó algunas tablas de una cama que nunca se usó estando vivo mi padre. Si es que en aquel accidente murió. ¡Ah! Sí, ¡Exacto! Lo había olvidado. Steve quiso contarme la verdad, si estaba siendo sincero conmigo. Abrí la puerta y ella justo frente a mi. —Por fin— dijo: Tomó aire y mientras exlaba abrió sus manos y las estiró hacia abajo. De manera que así asumía enfrentarme, respirar, luego tomar aire y por último exhalar.

—¿Y ahora qué? ¿Quieres que te haga una santa?— frunció el ceño. Mientras se quedó segundos eternos para darme una respuesta.

—Quiero empezar de nuevo. ¿Me lo permites?

—¿Empezar de nuevo? Acaso, ¿Me dirás ahora que mi padre sí está muerto? ¿Piensas que voy a caer en tus intenciones de querer enredarme con que te gusto para que solo lo olvide? ¿Es eso? ¿Quieres que lo olvide y ya?—

Tal vez quería hacerme el fuerte. Lo mío era orgullo, lo de ella... Mmm, seguramente no era sincero. Había que tener mucho más que solo unas miradas, había que tener conexión, química, una que otra conversación sobre nuestras vidas. Si apenas conocía su color de piel, su pelo, su habitación aunque solo cuando abría sus cortinas sabía que no había nada por dentro. Ni siquiera una foto o un cuadro colgado en la pared, solo un tocador y un espejo, acaso no tiene madre ni padre, algún hermano o hermana, algún ser querido que la llamara de vez en cuando. Una mujer solitaria, una mujer que solo me diría: —Soy Shelsy, y amo disparar.— de hecho irrumpió de repente diciéndome...

—Soy Lety.—De cuatro letras me dije. Un nombre simple en una mujer tan linda. Pensé y fruncí el ceño.
—Con doble t.— Corrigió y rió.
—Letty, Ele, e, te, te, y la "i" griega.—
Me deletreó su nombre por si algún día mi memoria ya no funcionaría igual. Al ver esa sonrisa me hizo pensar que la vida se trata de verla de dos maneras: 1) Ver la vida como ves a una mujer encantadora y 2) Realmente si es encantadora hay que conquistarla. Y Shelsy es encantadora o Letty, como sea que ahora se llame.

—¿Me dejas?— Preguntó sacando su mano derecha apuntando hacia la habitación. ¿Quería entonces hacerme el amor? ¡Cuánto diera por eso!. Lo último que habría de esperarme es que ella cruzara esa puerta y me tumbara en la cama, de manera que, ella estaría dispuesta a mostrarme por primera vez lo que tanto desearía verle físicamente. Pero al momento de pasar con su mano acarició mi cara y me cerró los ojos. Quitó su mano y luego: —No pienses en eso ahora. Déjalo para cuando acabemos con esto.— Entró.

Cerré la puerta y me quedé ahi con el que sería mi último aliento de orgullo.

Transtorno Fantástico: Pseudologia De Mi Memoria. Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt