Capítulo 3

79 13 57
                                    

EFRÉN Y STEVE

—La verdadera razón de estar aquí no es por ti Steve. Mantén las manos arriba, el cuarto disparo no irá hacia la pared. —Advirtió.

—Melissa piensa lo que estás haciendo. Efrén aún no está preparado para saber la verdad.— Carraspeo Steve nervioso e impaciente.

—No metas a mi hijo en esto Steve. Sabes bien lo que me costó criarlo sin su padre. Él no tiene por qué enterarse que su padre aún sigue vivo. ¡Este desastre es tuyo Steve, tuyo! Tú tuviste la maldita idea de quitarle los frenos al maldito carro. —Sentenciaba Melissa. Y como si apretara el arma, ponía su brazo más firme.

—Y sabes que fue por ti Melissa.—Razonó con voz menguada.
— Tu sabes que esto no iba a funcionar con Maicol vivo. Ambos tuvimos allí de testigos, pero te recuerdo que fue idea tuya no verificar si estaba muerto. Así que ambos somos culpables.— Recalcó Steve.

—¿Y de qué nos sirvió hacer todo eso sí igual Maicol sigue vivo ah? El maldito me llamó anoche y me dijo que esto no iba a quedarse así. Sabía que tú y yo ya salíamos desde aquella vez que fuimos al bar porque sabía que Efrén no era su hijo biológico. —Respira. Viéndose agitada y algo exhausta. Exhala mientras sigue mirando de frente a Steve.

—El hijo que le dí murió ese mismo día que nació.— Frunció el ceño.
Mientras Steve solamente se dedicaba a escuchar. No quería desajustar ese  incómodo momento en que alguien te apunta con un arma.

—Siempre estuvo obsesionado con un varón y no lo quería decepcionar. Habíamos hecho todo lo posible para que yo quedara embarazada y después de tanto intentarlo supe que el problema no era de él. El problema era mío porque no lo amaba, siempre me cuidé tanto  porque sentía que quería a alguien más...

Hasta allí las cosas se habían puesto más confusas y delirantes. Tanto para Steve como para Melissa, tenían la misma sensación de evitar sacar los trapitos al agua. Puesto que cada quién los abarcaba la complicidad.

—Esa noche supe que una mujer dió a luz a su niño, aproveché que la enfermera que me atendía era amiga de mi madre e hizo el cambio antes que mi bebé muriera. Aquella madre no lo quería y todo resultó a nuestro favor. Después de un mes supimos que aquel niño nació con defectos cardiovasculares y murió.—

Melissa seguía devastada. Enloquecida porque una verdad le estaba restando oxígeno. Lo que parecía una terrible confesión de buenos mozos en discordia.

—Maicol enloqueció y no supe de él durante una semana. Fue cuando llegaste tú y me llevaste a ese bar donde él estaba. Nos vió toda la noche y nos siguió hasta tu casa. Observó cada maldito beso que nos dimos y vió cuando me llevaste a la cama. Al amanecer cuando saliste de la casa, él apareció como si nada y me lo confesó.

Steve da un paso hacia delante y se detiene. La injusta realidad le parecía abstracta porque Melissa cada vez más lo miraba fijamente.

—Estuve con miedo durante mucho tiempo porque cada día era un infierno para mí al saber que lo veía y no podía mirarlo de la misma forma. Sentía que lo odiaba, que lo detestaba tanto que no sabía cómo quitarmelo de encima. No había manera de cómo hacértelo saber porque siempre estabas viajando.

Aún sabiendo que poco o nada, Steve queria asumir su responsabilidad. Pero, la ira desatada de Melissa le arrancaba la idea de salir huyendo. Solo seguía escuchándola, viéndola cómo medio se tambaleaba. Sus ojos rojos y hondos; veía a una Melissa totalmente destruida y sumisa.

Transtorno Fantástico: Pseudologia De Mi Memoria. Où les histoires vivent. Découvrez maintenant