Un entrenamiento...distinto

33 6 0
                                    

(Narrador omnisciente)

A la mañana siguiente, Haunani se despertó con el sonido de unos nudillos golpeando elegantemente su puerta. Se levantó perezosa de su cama, poniéndose solo una batola por pura decencia y abrió la puerta; frente a ella halló a 5 criadas y dos modistas.

-...¿Les puedo ayudar en algo? -pregunta Haunani, incomoda por la presencia de tantas personas a altas horas de la mañana,  pues solo hace poco había parecido el sol.

-Venimos a arreglarla majestad -dice una de las señoritas con toallas y otros utensilios. Haunani se sintió extraña al ser llamada majestad.

-Ehh, ¿Podrían solo llamarme Haunani? y...yo puedo arreglarme sola gracias -dice la albina en un intento de deshacerse de esas personas que tanto la incomodaban, pero un pie impidió que ella pudiera cerrar la puerta.

-Insistimos, majestad, como prometida del príncipe debe dejarnos servirle, así funciona la realeza -dice uno de los modistas con seriedad -demás, el mismo rey nos mandó a ayudarla, no creo que quiera disgustar al rey

Haunani suspira derrotada y los deja pasar, de inmediato las criadas la empujaron al baño mientras que los modistas sacaban medidores y ponían ropa en el gigantesco armario. las criadas calentaron el baño y la metieron allí, de inmediato empezaron a lavarle el pelo y echarle un montón de cremas y esencias que a Haunani le daba ya miedo perder el olfato por la cantidad tan exagerada de olores en un simple baño, después de bañarla, la sacaron en una toalla y le pusieron ropa interior, la sacaron ya a la cámara principal de su cuarto donde los modistas sacaron un corsé.

-No -dice rotundamente Haunani -yo no me pondré esa cosa

-Pero majestad, las mujeres deben ponerse el corsé para realzar su figura femenina, ¿No quiere que el príncipe Legolas la vea bonita?

-Legolas ya me considera bonita sin necesidad de un corsé'-dice ella molesta -no necesito resaltar nada.

-Mi señora -comenta el otro modista -esas son las reglas de vestimenta y más cuando se trata de la realeza

-pero... -el modista la interrumpe rápidamente

-Ahora usted es de la realeza -recalca el modista -y debe seguir la regla, no querrá decepcionar al rey

Haunani refunfuña y aprieta los puños, sintiéndose derrotada, no quiere decepcionar al rey, pero tampoco quiere ponerse esa prenda. Finalmente suspira y se deja poner el corsé, lo aprietan una talla más de la que se supone, ella es y luego buscan un vestido adecuado para ella, mientras tanto, las criadas le tocan el pelo.

-Vamos a alisárselo mi señora, así se verá como una verdadera princesa elfa -dicen, Haunani no quiere que eso pase pero sabe que debe complacer a la corte, así que con un nudo en la garganta, deja que alisen su cabello ondulado y se lo peinen al estilo élfico.

Al final, le colocan tacones y le comunican que ya está lista para presentarse frente al rey para desayunar.

Haunani se mira al espejo y suspira, así no es ella, pero piensa que así es como debería ser ella; así que sale de la habitación y baja las escaleras al comedor junto a una de las criadas que se convertirá en su sirvienta personal.

Bajar escalera con tacones y un corsé que te oprime los órganos es una tortura, la criada le tiene que ayudar a bajar algunos peldaños porque Haunani se está ahogando a causa de lo apretado que es el corsé. Al llegar al comedor, la criada la presenta.

-La princesa Haunani -dice ella y acto seguido aparece Haunani.

La albina suspira y se centra en fingir ser feliz y entra casi sin respirar al salón, ahí solo está el rey, ella lega y hace lo que puede para sacar una buena reverencia. Thranduil mira con detenimiento a la albina antes de suspirar.

Haunani (Legolas X Reader)Où les histoires vivent. Découvrez maintenant