A la mañana siguiente, la albina se despierta gracias al cantar de los pájaros, lo que en un principio le molesta pues quería seguir durmiendo, pero después de un tiempo lo piensa bien y se ríe.
-Que despertar de cuento de hadas, supongo que estar en un castillo de elfos es algo bastante parecido a eso -comenta risueña, se levanta de la cama y va al baño a asearse, después de ducharse muy bien y ponerse un vestido cómodo va al espejo y se mira en él.
-Bueno pelo blanco endemoniado -saca un peine -es hora de luchar.
Pasó dos horas intentando peinar su pelo inútilmente, usó peines de toto tipo y muchos se rompieron, los que no, se atascaron entre esa maraña blanca. Para su suerte Arwen llegó a su rescate, ella estaba preocupada porque no la había visto salir y de su cuarto salían gritos pequeños de frustración
-Como dije ayer -le respondió la albina ofuscada -mi pelo es imposible.
-Te voy a ayudar entonces -Arwen tomo un banco y se sentó atrás de la albina observando su cabello -las hebras de tu cabello no parecen pelo, más bien de ese hilo que usan en los arcos, tus cabellos son gruesos y largos; con razón tienes que luchar con él, aunque no esperaba ver esto -dice observando varios peines atascados en el cabello de la más joven -me voy a tardar más de lo esperado.
Lo primero que hizo Arwen fue tomar un peine atascado y sacarlo con mucho cuidado, se demoró unos minutos en lograrlo pero al final el peine era libre de esa blanca maraña que se hacia llamar pelo. Continuo con los demás peines atascados sacándolos uno por uno cuidando de no lastimar a la chica quien estaba asombrada con la delicadeza de la princesa elfa, jamás intento se cuidadosa con su cabello pues este era bastante complicado. Al cabo de 30 minutos Arwen ya había sacado todos los peines atorados y se dispuso a arreglar el pelo, primero lo mojó un poco y le puso una especie de bálsamos.
-Es una receta especial que yo misma creé, es muy efectivo para desenredar el pelo, luego te pasaré la receta -le dice masajeando el cabello blanco.
-Muchas gracias Arwen -la mencionada, tomó un trinche y empezó a desenredar el pelo mientras quitaba el bálsamos especial con agua, lo cepilló con calma y delicadeza, como solo la misma Arwen podía hacerlo, cuando termino de lavarlo lo secó muy suavemente con una toalla, lo cepilló de nuevo y después le hizo una especie de cebolla floja dejando algunos mechones sueltos, cuando terminó Haunani estaba muy impresionada
-Estás contratada para peinarme todos los días.
-Jajaja acepto el trabajo.
-¡Eres increíble! -exclama muy feliz la muchacha levantándose y abrazándola -cuéntame todos tus secretos para el pelo, o quédate conmigo para siempre y péiname todas la mañanas.
-Optaré por las dos, te prometo que cuando estemos juntas te peinaré y mientras vamos a desayunar te contaré algunos trucos, también te diré la receta del champú.
Así fue, mientras iban camino al comedor, cuando llegaron Elrond las recibió
-¿Por qué tardaron tanto? -preguntó.
-Tuvimos problemas con mi pelo -dijo entre risas la albina mientras la otra también se reía.
-La hubieras visto cuando entré a su cuarto padre, frustrada en frente del espejo, con peines incrustados en su pelo y unos cuantos más rotos a su alrededor -Elrond alzó las cejas divertido, imaginándose esa escena.
-Debió ser sumamente entretenido para ti Arwen, siempre te ha gustado todo lo que tiene que ver con el pelo
-Así es padre, fue muy entretenido arreglar ese desastre.
